Posterior al Golpe de Estado, se intervinieron las universidades nombrando a rectores delegados quienes eran miembros activos o pasivos de las Fuerzas Armadas, quienes asumieron todas las atribuciones de los organismos superiores. Asumió en primera instancia el contralmirante en retiro Alberto de la Maza y como vicerrector Académico el profesor del Instituto de Historia, Héctor Herrera y como secretario general el profesor Enrique Aimone.
La intervención en la Universidad no fue tan drástica como en otras instituciones, pero se efectuaron reestructuraciones como ocurrió con la Escuela de Trabajo Social, Escuela de Educación y el Instituto de Ciencias Sociales y Desarrollo.
A fines de 1974, se retomó el quehacer y se consiguió un ambiente de tranquilidad que permitiera a los profesores centrarse de modo más apropiado a las actividades académicas.
Durante la administración del rector de la Maza se compró el castillo Fornoni donde por años funcionó la Escuela de Pesquería y Alimentos. Se impuso el programa de Estudios Generales para que los estudiantes tuvieran una formación más amplia que la estrictamente profesional y pudieran acceder a disciplinas humanistas y con una mayor aproximación a los valores del cristianismo y la cultura en general.
Bajo la visión del vicerrector Herrera se reconstituyeron las facultades que se habían eliminado con la Reforma Universitaria.
