Marzo 2019
Osornino e hijo de comerciantes, los negocios siempre llamaron la atención de Hernán Leal Barrientos (52 años), quien siempre se propuso soñar en grande. Uno de sus primeros anhelos era entrar a la Universidad y estudiar Ingeniería Comercial. “Mi papá siempre me dijo, yo hubiese sido un Luksic si hubiese tenido una buena formación, por eso me decía que tenía que estudiar y luego trabajar en empresas exitosas para luego tener mi propia empresa, eso fue lo que hice”, comenta.
Estudió en la PUCV, luego realizó un MBA en la Universidad Adolfo Ibáñez hasta llegar a la Escuela de Negocios de Harvard University. Así, fue desarrollando una importante carrera profesional, vinculada a grandes empresas nacionales e internacionales para finalmente cumplir con el sueño de su padre y llegar a tener su propia empresa. En 2001 nace FASTCO, empresa de cobranzas que hoy tiene sede en Chile, Perú, Colombia y México con cerca de 2 mil trabajadores.
“La clave es estar siempre atento, de una anécdota puede salir un negocio, además no tienes que descubrir la rueda, yo no hice nada muy distinto a lo que hacen mis competidores, la diferencia fue que lo hice con pasión y profesionalismo”, recalca Hernán al hablar de su éxito empresarial.
Las montañas que llevamos dentro
Su nombre hoy no es conocido sólo por sus negocios, sino por su carrera como montañista, que desarrolló en paralelo a la profesional, y que lo ha llevado a ser el primer latinoamericano en escalar tres montañas de ocho mil metros en un mismo año: el Everest, Lhotse y Cho Oyu.
“Tuve muchos sueños en la vida, por ejemplo, de chico era súper malo para los deportes y me convertí en deportista; soñé con ser empresario y me convertí en un gran empresario; siempre quise llegar a Harvard y lo veía como un imposible, y lo hice, y salí como el mejor de mi promoción. He cumplido muchos sueños que han sido mis montañas. Las montañas que llevo dentro son los sueños que tenemos y que a veces pueden ser dos cosas, un desafío o un obstáculo para toda la vida”, aclara Leal al referirse al título de su primer libro, el cual lanzó en 2018.
Soñar en grande, trazar un buen plan, prepararse y ser perseverante son sus claves para llegar a la cima, el empresario no deja nada a la suerte y se prepara muy bien para conseguir sus metas y esa seguridad es la que transmite en sus charlas y en su libro.
Sabe de triunfos y caídas. Su camino para llegar a la cima no ha sido del todo fácil, lleno de esfuerzo y desafíos que ha logrado sortear con éxito y, sobre todo, con perseverancia y un poco de locura. “Tuve una parálisis de cuerda vocal y me tuve que colocar un implante, lo que redujo mi tráquea y mi vía aérea es menor a la normal, por eso respiro con menor capacidad. Además, tengo una rotura en el trapecio, a veces tengo que colgarme de las rocas y del hielo, con un brazo que tiene la mitad de la fuerza, no me hablen de imposibles. Mis médicos me dicen tú estás medio loco para hacer lo que haces y sí, hay que estar medio rallado para hacer esto, creerse el cuento y soñar en grande”, comenta con orgullo.
A la conquista de nuevas cumbres
Hoy, su nueva expedición ya tiene fecha, el 17 de abril parte con rumbo a Nepal, lo espera la tercera montaña más alta del mundo, el Kanchenjunga con 8.586 mt. Hasta el momento, ningún chileno ha subido hasta la cima. “Me fijé un nuevo desafío que es the real 7 summies, las 7 montañas más altas del mundo”.
Pero no solo lo mueven sus excursiones y sus negocios, también quiere llegar con sus charlas a colegios y a ciudades apartadas de nuestro país, transmitiendo su energía y optimismo a las nuevas generaciones. “Quiero enseñarles a soñar en grande, sobre todo a las personas que a veces se limitan porque dicen que vienen de una familia pobre o de un pueblo lejano, deben atreverse”, así, hoy recorre el país como speaker y realizando talleres en la Expedición Ruta de los Sueños.
Sus años de Universidad
¿Cómo fue llegar a Valparaíso?
Para mí fue una experiencia muy buena estudiar acá. Me encanta mi ciudad, pero es pequeña, Valparaíso tiene el mar y eso es como tener el mundo a tu disposición, nunca había tenido una relación tan cercana con el mar. Yo sabía que iba a terminar trabajando en Santiago y la posibilidad de haber estudiado acá fue maravillosa, ver los barcos, la feria, el Congreso y estudiar en una Universidad relevante, fueron años súper lindos.
¿Qué recuerdos tienes de tu pasó por la PUCV?
"Yo entré en el ‘85 y ese año mi papá venía saliendo de una gran crisis financiera, por eso no teníamos nada, yo en la PUCV tenía beca de alimentación, de movilización, de residencia y 90% de crédito, por eso le agradezco mucho a esta universidad, si no hubiese sido por eso yo no estudiaba, incluso tenía la atención dental por bienestar universitario. A la PUCV le debo mis dientes y mi vocación".
¿Algún profesor o anécdota que recuerdes de tus años de estudio?
"Claro, dos profesores recuerdo con mucho cariño, Yolanda Reyes y Fernando Alvarado. La profe Yoli me hacía evaluación de proyectos y nos dijo, cuando la VAN es cero, en cualquier universidad te van a decir, no hagas el proyecto, pero yo les voy a enseñar por qué deben hacerlo. Eso me sirvió mucho, yo he hecho proyectos o negocios que no son tan rentables y sigo su consejo y los hago, porque detrás hay empleo y tu le das la posibilidad a personas a desarrollarse, si tu empresa tiene varios negocios y no te da negativo, pero te da cero, hazlo igual porque vas a hacer algo social, y eso a mí me marcó. Por su parte, el profe Alvarado que nos enseñaba recursos humanos, él era una persona muy cálida, muy social, él nos enseñó a cuidar el recurso humano, nos decía, trátenlo bien, no es un recurso, son personas. Uno cuando estudia negocios se pone frío, porque debe tomar decisiones en relación al dinero y esos consejos influyeron mucho en mi vida profesional, me aportaron una visión más social de los negocios".
Red Alumni PUCV