Mirtha Arancibia Cruz egresó el año 2007 de Ingeniero Civil Químico de la Escuela de Ingeniería Química PUCV (EIQ). En sus primeros años como profesional, tuvo la oportunidad de desarrollarse en el área de la Biotecnología, aportando lo aprendido en la Universidad en términos de optimización de procesos productivos del rubro. Posteriormente, se desempeñó en empresas contratistas del ámbito minero y del área de ejecución de proyectos de construcción de plantas de procesos industriales. Pero es en el año 2011 cuando se le presenta la oportunidad de ingresar al Ministerio de Obras Públicas, específicamente a la Dirección General de Aguas, como Jefa Regional de la Unidad de Fiscalización y Medio Ambiente, lo que le permitió fortalecer conocimientos en temas de hidrología, hidrogeología, manejo integrado de cuencas, normativa ambiental, evaluación de proyectos ambientales (DIA y EIA) y administración pública.
¿Por qué estudiaste Ingeniería Civil Química en la PUCV?
Provengo de una familia minera, donde desde pequeña me llamó la atención este rubro, y gracias a la orientación que me brindó mi padre, quien también es ingeniero, y a mi colegio en los dos últimos años de enseñanza media, donde tuve la oportunidad de conocer de manera muy cercana distintos procesos productivos, tomé la decisión de seguir esta carrera en la PUCV, casa de estudios de alto prestigio, lo que significa un gran respaldo cuando hay que enfrentar el mundo laboral.
¿Cómo evalúas la formación de los alumnos de la EIQ?
La formación de los alumnos EIQ es destacable, no sólo lo digo porque soy ex alumna, sino porque la Escuela forma profesionales integrales, capaces de aplicar y poner a disposición los conocimientos adquiridos ante cualquier desafío que tengan que enfrentar. Esta Escuela se preocupa de entregar los conocimientos técnicos necesarios para enfrentar el mundo laboral; pero entrega además algo que es fundamental, como son las "habilidades blandas", tarea asumida por los docentes y académicos emblemáticos de esta Escuela, legado que se debe mantener.
¿Cómo han aportado a tu vida profesional y personal las competencias adquiridas en la EIQ?
Las competencias adquiridas en la EIQ me han abierto las puertas en distintas áreas de desarrollo profesional, logrando cumplir con un proyecto de vida integral, con un equilibrio entre lo profesional y lo personal, ejemplo que hoy puedo transmitir también a mis hijos.
¿La carrera cumplió tus expectativas?
Cuando uno ingresa a la Universidad a construir un proyecto de vida y cumplir sueños, no dimensiona todo lo que eso comprende; en el camino hay obstáculos que se deben superar con trabajo, esfuerzo y constancia. La EIQ con sus docentes entregan las herramientas necesarias para avanzar, el resto depende de cada uno. Mis expectativas en relación a la carrera se cumplieron ampliamente.
¿Algo que recuerdes con especial cariño de tu paso por la EIQ?
Como olvidar las maratónicas jornadas de estudio en La Cafeta, los sabios consejos del profesor Horacio Aros y todo el apoyo de mi querido profe Luis Vega.
Como mujer, ¿ha sido difícil desempeñarte profesionalmente en un puesto de liderazgo como el actual?
No, por el contrario, he sido tratada con respeto y con la misma valoración como si el puesto lo ocupara un hombre. En el territorio en el que me desempeño hay muchos liderazgos femeninos en función.
¿Crees que ha cambiado la valoración de la mujer en distintos ámbitos de la vida, principalmente en el familiar y profesional?
Efectivamente, el rol de la mujer en la sociedad ha evolucionado, hemos tomado posición y protagonismo en el campo laboral, en rubros que hace años atrás eran considerados exclusivos para hombres. Hoy estamos incluso asumiendo cargos importantes de liderazgo en todo ámbito, y ese es el avance que hemos logrado hasta hoy en términos de equidad de género y en lo que se debe seguir avanzando. La sociedad está tomando en serio el punto de compartir roles, lo que se refleja en la intimidad de la familia y el hogar, y que aporta directamente en el desarrollo profesional y/o laboral del género femenino.
Hoy se respeta mucho más a las mujeres, pero hay que seguir trabajando en puntos importantes que se deben abordar para tener una equidad de género total. Efectivamente, falta un cambio transversal donde se necesita mucho de la misma solidaridad y empatía femenina, ese punto se debe fortalecer.
¿Cómo compatibilizas la vida laboral con la vida familiar?
Con un acuerdo de amor, que implica compromiso y compartir roles con cada uno de los integrantes de mi familia como protagonistas de este gran proyecto de vida. Cuando existe ese apoyo y conexión, siempre hay ganas fuerza y ánimo de seguir adelante.
¿De dónde nace tu vocación de servicio público? ¿Cómo influyó la formación universitaria en el desarrollo de esa inquietud?
Desde niña que tengo presente la vocación de Servicio Público, poner mis capacidades al servicio de las personas para ayudar a mejorar distintos ámbitos de sus vidas, para lo cual debes estar cerca de ellos, saber escuchar y levantar desde allí las necesidades para trabajar en satisfacerlas. Las distintas habilidades adquiridas en la PUCV llegan a complementar este deseo por aportar a la sociedad, sobre todo al formarnos como profesionales integrales.
¿Cuál ha sido el principal desafío que has debido afrontar en el actual cargo?
Mi actual cargo me ha llevado a poner a prueba distintas habilidades y, sobre todo, la inteligencia emocional, que aporta estabilidad a la persona para enfrentar los distintos desafíos. El mayor de ellos, ha sido poner mis habilidades técnicas y políticas para tomar decisiones, organizar y articular distintas gestiones necesarias para enfrentar un período de emergencia, donde el objetivo principal es salvar vidas.
¿Algún legado que te gustaría dejar a la región o algo por lo cual te gustaría ser recordada?
Desde muy joven, siempre imaginé pasar a ser parte de la historia dejando una huella, lo que hoy está latente, pero debe ser una huella que aporte al desarrollo de la sociedad en un territorio. Me gustaría que las personas me recordaran por mi capacidad de Servicio Público, de trabajo por las personas, de acompañamiento, y así mejorar algún aspecto de sus vidas.
¿Qué les dirías a los futuros egresados de la EIQ, especialmente a las alumnas que deseen desempeñar en el futuro profesional puestos de gran liderazgo?
Mi mensaje para ellos es que no hay imposibles, que el camino se construye con esfuerzo, que los sueños se alcanzan con perseverancia, que los límites se los pone una misma.
Las oportunidades que nos brinda la vida hay que aprovecharlas, que lograr un espacio como mujeres en esta sociedad y en el mundo laboral depende de nosotras, de cómo utilizamos nuestras habilidades, que para ser mujeres líderes no es necesario masculinizar el rol, sino más bien ser personas integrales.
La EIQ es una familia especial, una familia con valores, si logran entender eso y los académicos logran prolongar este legado, seremos un gran aporte para nuestra sociedad.