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Investigadores de la PUCV mapean los desiertos floridos de los últimos 40 años

Un equipo de académicos y alumnos del Instituto de Geografía lograron publicar el estudio en la prestigiosa revista “International Journal of Applied Earth Observation and Geoinformation”. El artículo ya está disponible en la plataforma web y en mayo próximo se difundirá en papel.

Jueves 17 de enero de 2019

Investigadores de la PUCV mapean los desiertos floridos de los últimos 40 años - Foto 1
Investigadores de la PUCV mapean los desiertos floridos de los últimos 40 años - Foto 2

17.01.2019

Pese a que las alusiones al fenómeno del desierto florido son abundantes en los medios de prensa, no existían estudios formales que cuantificaran la extensión, duración y frecuencia de estas llamativas floraciones que llenan de color una gran parte del Desierto de Atacama, famoso por ser el lugar más árido del planeta. Cada vez que ha ocurrido un evento importante se afirma que fue el más grande de la historia; sin embargo, hasta hoy, no existía evidencia científica para respaldar esta afirmación.

Con el objetivo de derribar estos mitos y a partir de la información que ofrecen los satélites, el equipo de investigadores del Laboratorio de Geo-Información y Percepción Remota del Instituto de Geografía realizó un estudio que determinó que han existido 13 desiertos floridos  en Chile durante los últimos 40 años.

“Nadie sabía cuántos desiertos floridos habían ocurrido en el Desierto de Atacama. Tres fueron los más impresionantes, los que los residentes, guardaparques y botánicos han destacado en diversas publicaciones. En la investigación medimos además tres atributos: extensión, intensidad de floración y duración de cada evento. Construimos un algoritmo de detección usando imágenes satelitales y una fórmula matemática para evaluar estos tres atributos. El de 2011 es el desierto florido más intenso, extenso y largo de los últimos 40 años. El segundo corresponde al de 1997 y el tercero ocurrió en 2002”, advirtió el director del Laboratorio, Dr. Roberto Chávez.

La investigación fue publicada en inglés a mediados de diciembre en la página web de la prestigiosa revista  “International Journal of Applied Earth Observation and Geoinformation”, una de las más destacadas en el mundo en el ámbito de la geoinformación y percepción remota. En mayo de 2019, se incluirá en la edición impresa. 

“Para estudiar el desierto florido hicimos mapas cada 15 días durante los últimos 40 años. Con esto medimos todos los desiertos floridos históricos de Chile usando imágenes satelitales AVHHR del NOAA. Es el programa más antiguo de la era satelital, comenzó en los años 80 y tiene bandas que son sensibles a la biomasa verde. Son varios los satélites meteorológicos del NOAA que cubren la Tierra y entregan información en tiempo real para todo el mundo”, advierte el especialista.

En el desierto es simple pesquisar la presencia de las floraciones, pues su abundancia en contraste con el paisaje desértico es captado por el satélite. “Captamos las anomalías en verdor con una base matemática, un algoritmo que desarrollamos acá en el laboratorio. Nuestra investigación se publicó en un journal muy importante pues además tiene un método no paramétrico de detección de anomalías y eso les llamó la atención a los expertos internacionales. La metodología es novedosa”, complementó Chávez.

La investigación tardó alrededor de un año. Se contaba con la información histórica, pero no existía un mapa de la extensión del desierto florido en Chile. “Tuvimos que desarrollar el algoritmo, calibrarlo y empezar a hacer algunos análisis preliminares. Nadie sabía dónde se ubicaba precisamente el desierto florido. Se hablaba de la zona entre la región de Atacama y Coquimbo, pero no se había mapeado antes. El estudio muestra la distribución de los últimos 13 desiertos floridos”, agregó el académico.

El trabajo es relevante pues está en discusión la creación de una reserva nacional para proteger el desierto florido, considerando que periódicamente esta zona enfrenta un gran flujo de personas y las especies son dañadas.

ESPECIES TÍPICAS

Entre las especies que se encontraron en el desierto florido del norte chileno destacan la presencia de patas de guanaco, garras de león, huillis y añañucas. Los investigadores además vincularon la presencia de la flora con la ocurrencia de precipitaciones, lo que en algunos años coincidió con el fenómeno de El Niño.

El desierto florido de 2011 duró un total de 180 días. Según los investigadores, en el momento de mayor verdor alcanzó los 8.700 kilómetros cuadrados, pero considerando todas las zonas en las que se fue expandiendo ese año llegó a una extensión total de 11.136 kilómetros cuadrados. El mes con más flores fue octubre de ese año.

Los expertos analizaron la relación que existe entre la precipitación durante los últimos 40 años y la aparición del desierto florido. Hay vínculos entre ambos factores, pero es difícil visualizar un periodo constante de ocurrencia. El desierto florido se gatilla por precipitaciones que caen entre dos a 10 meses antes de la aparición de las flores.

“El desierto florido no ocurre en todos lados. Hay partes de Atacama que nunca florecen. Se ha estudiado que hay un banco de semillas que duerme y que tienen la capacidad de estar en latencia por muchos años esperando a que aparezca el agua para florecer. Lo interesante es que a diferencia de la maleza, si se riegan las semillas no brotan de inmediato las flores. Si es poca el agua se evapora rápidamente. Las semillas del desierto florido tienen memoria y requieren que haya agua durante varios días para mantenerse y reproducirse durante un año. Una lluvia no activa un desierto florido, deben ser varias durante un periodo más largo”, precisó el Ingeniero Forestal.

En el estudio participaron los académicos del Instituto de Geografía; Roberto Chávez, Andrés Moreira-Muñoz, Ariel Muñoz y Hermann Manríquez junto a los estudiantes Javiera Aguayo y Andoni Latín. Además, colaboraron expertos de las universidades de Chile y Austral de Chile.

“El desierto florido genera mucho turismo para la región y causa interés. Los actores locales podrían prepararse mejor para recibir a los visitantes. La idea es avanzar para predecir la ocurrencia de este fenómeno.  Como proyecto futuro, tenemos planes de analizar otros desiertos floridos del mundo. En la literatura científica no están descritos como tales”, concluye Chávez.

El artículo puede revisarse en el siguiente link

Por Juan Paulo Roldán

Dirección General de Vinculación con el Medio

 

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