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Instituto de Historia inauguró su Año Académico 2017

“Matronas, enfermeras y asistentes sociales: el liderazgo femenino del Estado Benefactor chileno, 1950-1973″ se tituló la ponencia de la Dra. María Soledad Zárate, historiadora y académica del Departamento de Historia de la Universidad Alberto Hurtado.

Martes 28 de marzo de 2017

Instituto de Historia inauguró su Año Académico 2017 - Foto 1
Instituto de Historia inauguró su Año Académico 2017 - Foto 2

28.03.2017

“Hay una sólida y estratégica relación entre el crecimiento y la consolidación de un grupo particular de profesiones femeninas, las que denomino profesiones sanitarias femeninas, y el fortalecimiento de una red asistencial que brindó subsidios, prestaciones médicas y sociales a un número significativo de la población en Chile, entre el año 1950 y el golpe de Estado. Este periodo es importante, de gran desarrollo en la salud, porque el país era muy diferente al que conocemos hoy. Era una nación bastante pobre, con altísimos índices de mortalidad y morbilidad, con carencias severas en el ámbito de la nutrición”, señaló la doctora María Soledad Zárate, historiadora y académica del Departamento de Historia de la Universidad Alberto Hurtado.

La profesora mencionó que el papel de las mujeres en la historia de Chile se visibiliza más en las décadas de 1980 a 1990. “Tanto historiadores chilenos y extranjeros nos han invitado a conocer más sobre la historia de las mujeres. Temas que abordan el sufragismo, la economía popular, el trabajo urbano femenino, el papel de las mujeres en la caridad y en la familia popular. No obstante, sabemos muy poco de lo qué ha pasado con las mujeres y su educación. Además de mencionar su contribución a la historia del país, ya no desde el mundo más pobre u organizado en términos políticos, sino también desde las profesiones femeninas”, aclaró la doctora.

La académica explicó que este pequeño grupo de profesionales sanitarias aumentó a partir de 1930-1940, constituyéndose en una pequeña clase media urbana, creciendo al alero del Estado. “Junto con ser un agente productivo el Estado hasta el golpe militar era el principal empleador de las profesiones sanitarias”, indicó.

La comunidad médica en su espíritu modernizador consideró que el país requería un servicio médico asistencial institucional acorde con los altos estándares internacionales. “Los doctores en 1920 (en su totalidad hombres), manifestaban que era importante formar a otro grupo profesional que adquiriera competencias para dirigir y administrar lo que los médicos decían completar su misión”, destacó la profesora.

La académica señaló que los médicos eran los responsables del diseño de las políticas sanitarias, pero las profesionales de la salud estaban a cargo de implementarlas. Ellas constituían el 33,5% de los profesionales que se empleaban en el Servicio Nacional de Salud en la década del 50. Su trabajo no era sólo clínico, sino también educativo y de acompañamiento. “Estas mujeres eran importantes porque trabajaban en la preservación de la vida en un país con altísimas carencias. Ellas visitaban las poblaciones y no los médicos, porque no había tantos para llegar a estos lugares. Asimismo, las profesionales sanitarias eran el enlace humano entre la población y el Estado, estando en los hospitales, consultorios, vigilando las normas alimenticias, incorporando o diseñando protocolos administrativos de consultorios y hospitales”, puntualizó.

Inauguración Año Académico

“Nuestra unidad académica fue fundada en 1952. Celebra el 2017 sesenta y cinco años de existencia. A lo largo de todo este tiempo se han incorporado un número significativo de académicos, que destacan a nivel nacional e internacional”, señaló en su discurso Mauricio Molina, director del Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

El académico destacó que en el Instituto se han concretado más de 60 proyectos de investigación, más de 90 libros de autor, colecciones de textos con más de 20 títulos y cientos de artículos en revistas especializadas. Además, mencionó la gestión de colecciones de libros y la edición de las revistas Historia 396, Andamio y Raíces de Expresión, esta última gestionada por los estudiantes.

“Son cientos de historiadores, investigadores y académicos que han aportado con sus publicaciones para estas revistas y colecciones de libros, permitiendo dar gran visibilidad a la tarea y labor que realiza nuestro Instituto de Historia a la comunidad científica nacional e internacional”, concluyó Molina.

Por Natalia Cabrera Vásquez

Instituto de Historia