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Semblanza del profesor Mauricio Schiavetti

Los funerales se realizaron en el Cementerio Parque del Mar de Concón.

Informamos a la comunidad académica y estudiantil el sensible fallecimiento del profesor Mauricio Schiavetti Rosas.

Semblanza del Prof. Dr. Mauricio Schiavetti Rosas

 

El profesor Mauricio Schiavetti Rosas, sobrino del gran músico, profesor y director de orquesta Fernando Rosas, se doctoró en filosofía y letras, sección filosofía, por la Universidad de Navarra en 1984. Fue profesor de Historia de la Filosofía Antigua y de Filosofía Moderna, varias veces director y secretario académico del Instituto de Filosofía, así como miembro de la entonces Comisión de Jerarquización de la Facultad de Filosofía y Educación. Su pasión, línea de investigación y de enseñanza principal, era la Filosofía Antigua. Tal era su conocimiento de esta área de la disciplina que profesores de otras universidades decían de él que era la personificación de la “Ética a Nicómaco”. En efecto, conoció y enseñó la ética de Aristóteles, en diálogo con la de Tomás de Aquino, a fondo, y siempre desde la lengua original, respondiendo a una larga tradición en el Instituto de Filosofía, como la de Héctor Carvallo o Jorge Eduardo Rivera. Puso especial atención a la interpretación anglosajona de la ética del estagirita y enseñó a muchas generaciones a acercarse a esa vertiente de pensamiento, actual y fructífera, “desde los textos” —como a él le gustaba decir. Trató personalmente a Elisabeth Anscombe, destacada filósofa de la ética, alumna de Wittgenstein. Mauricio cultivó también su gusto por autores modernos, como Leibniz, enseñó la ética de Kant, a los franceses Descartes y Pascal; le entusiasmaban los moralistas, como Montaigne o La Rochefoucauld. En esa línea recordaba a veces el famoso dicho honi soit qui mal y pense, convidando a evitar pensar mal de algo o alguien. Huelga hablar de su agudo conocimiento de la ética de Max Scheler o de las hermenéuticas de Martin Heidegger y de Hans-Georg Gadamer. La cuestión del resentimiento en la moral, la filosofía de los valores, la filosofía existencial o del lenguaje le atraían profundamente. Tampoco la teología le era ajena, así, p. ej., en la figura de Paul Tillich.

 

Pero más allá de todo eso, quedará siempre en nuestro recuerdo su sonrisa amable, su incondicionalidad al Everton (“soy guata amarilla”, afirmaba), su fino sentido del humor, que se expresaba en su trato directo y afable, su condición de formador de profesores y profesoras de colegios y de universidades en los programas de pre y posgrado del Instituto de Filosofía y en otras universidades en que también enseñó. El año 2017 recibió la medalla Fides et labor, que reconoce el servicio fiel y permanente a nuestra Universidad. Lo echaremos de menos, sin duda, pero no olvidaremos su bonhomía, sencillez y disposición a ayudar allí donde se necesitaba. No por nada sus temas favoritos de estudio —que hacía carne— eran la justicia, la prudencia, la amistad, la relación entre la ética y el derecho, todos los cuales abordaba de la mano de sólidos conocimientos antropológicos. Muchísimas generaciones de estudiantes seguirán dando testimonio de ello y Mauricio pervivirá en ellos.

 

Mauricio, querido maestro, colega y amigo, ya descansas en la paz del Señor.

Por Hardy Neumann Soto

Instituto de Filosofía