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Carolina Ortúzar, Alumni Derecho PUCV

Desde Houston en defensa del derecho migratorio

29.05.2025

Carolina Ortúzar siempre supo que sería abogada. Desde sus días escolares en las Monjas Francesas de Viña del Mar tenía clara su vocación, y no dudó en estudiar Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, donde ingresó en 1989. Hoy, más de dos décadas después, ejerce como abogada certificada en derecho migratorio en Estados Unidos, dirige su propio bufete en Houston y se ha consolidado como una voz experta en una de las áreas más sensibles y dinámicas del derecho norteamericano.

Su historia profesional es también una historia personal. Recién egresada de Derecho, Carolina viajó a Estados Unidos a visitar a su madre. Lo que iba a ser una estadía temporal se transformó en un giro de vida: se enamoró, se casó y decidió empezar su camino profesional en ese país. Sin haber ejercido mucho en Chile, y con dos hijos pequeños, tomó la decisión de volver a estudiar Derecho, esta vez en Estados Unidos para profundizar sus conocimientos legales ahora en ese país, un proceso complejo y exigente que logró llevar adelante con el apoyo de su familia.

“Fue muy intenso. Estudiar en tiempo parcial, rendir el examen de grado, luego practicar, rendir otro examen para certificarme como abogada y finalmente especializarme en derecho migratorio”, recuerda. Pero el esfuerzo valió la pena. Desde entonces, no ha parado de crecer en su área. Comenzó como asistente legal en un reconocido bufete de Houston, donde trabajó durante 12 años y llegó a ser socia. También cursó un MBA en finanzas en la Universidad de Saint Thomas, fortaleciendo su perfil profesional.

La afinidad natural con el idioma y su cercanía con las realidades migratorias la llevaron a especializarse en esta rama del derecho. “Me gusta mucho lo que hago”, dice. “Es un área muy intensa y especializada. Trabajo con familias, con inversionistas, con empresas que buscan contratar profesionales extranjeros, y también con personas que enfrentan procesos de deportación”.

Su experiencia abarca todo el espectro de la legislación migratoria estadounidense: desde procesos para legalizar el estatus de personas que se casan con ciudadanos estadounidenses, hasta defensa humanitaria en casos de abuso o violencia, litigios complejos y representación en cortes. “Hay una sección de la ley que permite proteger a los casos más vulnerables, y esa parte también me interesa mucho”.

El año pasado, Carolina Ortúzar decidió dar un nuevo paso: abrir su propia oficina. “Es interesante, como cualquier negocio requiere mucho esfuerzo inicial, pero lo bonito es el trabajo con mis clientes. Me ha ido muy bien y me gusta mucho lo que hago”, comenta. “A este nivel, con bastante experiencia, es más fácil decidir tus opciones. Todavía tengo bastantes redes y trabajo con otros abogados de migración. Podría hablar de migración todo el día”.

Sobre el panorama actual, reconoce que uno de los grandes desafíos es la incertidumbre: “Las leyes migratorias no cambian tan fácilmente, lo que cambia son las políticas. Eso genera ansiedad, estrés y complejiza el trabajo del abogado, porque muchas veces no puedes controlar el análisis del caso. La autoridad ejecutiva está empujando temas migratorios que obligan incluso a la Corte Suprema a pronunciarse”.

Aunque su vida está hoy completamente afincada en Estados Unidos, no olvida sus raíces ni su formación en la PUCV. “Fueron los años más importantes de mi vida profesional. Fue una etapa de mucho crecimiento, que me sirvió para volver a estudiar Derecho en otro país. El contraste es grande, los procesos legales son muy distintos, pero si estudias Derecho en la PUCV, estás preparado para todo. Era muy estricto, pero eso lo hace inspirador. Había mucha disciplina y profesionalismo”, destaca, recordando con especial cariño a sus profesores de Derecho Penal, Constitucional y Romano.

Con dos hijos estudiando en universidades estadounidenses, una carrera consolidada y proyectos personales junto a su esposo, Carolina se siente aún llena de energía y con mucho por hacer. También se ha dedicado a formar nuevas generaciones: “Este verano trabajará conmigo un joven que quiere estudiar Derecho. Me encanta apoyar a quienes quieren seguir esta área”.

A las y los estudiantes de Derecho les deja un mensaje claro: “Sigan sus instintos y su pasión. Económicamente esta área puede ser muy exitosa, pero lo más importante es saber que tu carrera es tuya y nadie te la puede quitar. Abrir tu propio espacio o negocio es parte de eso. Como mujer, eso es muy importante, porque lidiamos con prejuicios que no deben limitarte. Al contrario, te dan fuerza. A veces las mujeres sentimos que debemos estar hiperpreparadas para seguir nuestro camino propio, pero hay que hacerlo con todo lo que una es”.

Desde Viña del Mar a Houston, Carolina Ortúzar ha demostrado que con vocación, esfuerzo y convicción se puede construir una carrera sólida y significativa, incluso al otro lado del mundo.

Facultad y Escuela de Derecho PUCV