El gran cantautor argentino Alberto Cortez tiene una preciosa canción: “Cuando un amigo se va”. Los que ya comenzamos a ver el final del bosque, vemos que los amigos comienzan a irse más rápidamente.

Tuve la suerte y la gracia de conocer a Gastón Soublette en la ya lejana década de los 80 del siglo pasado, por una investigación en la que era un profesor asistente. Lo conocí en el Campus Oriente de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en Santiago, quedando encandilado por su lucidez, claridad y humildad en sus respuestas.

Después, en la década de los 90 y siendo ya coinvestigador de otro proyecto, nos volvimos a encontrar, específicamente sobre el Yang y el Yin, y mi interés por Jung, que por ese tiempo me atraía considerablemente. Posteriormente, lo encontré en simposios y congresos y, luego, lo que fue un gran honor: compartir ponencias en congresos. Siempre impresionaba y entregaba ideas y conclusiones propias de sabio y profeta.

Me recuerdo de un seminario en el que participamos sobre el fin del mundo, y su ponencia fue: “No es que el mundo se vaya a acabar, sino que ya se acabó”.

Hace unos años, Gastón dictó una asignatura de Formación Fundamental en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Todos los martes de un primer semestre, de 11:30 a 11:45, lo encontraba en la cafetería de la Facultad y aprovechaba de preguntarle muchas cosas sobre lo fenomenológico de la religión, y recordar a personas y acontecimientos de tiempos lejanos. Siempre estaba dispuesto a escuchar y responder. A veces era un poco difícil la comunicación por la sordera que tenía, pero era consciente de su limitación.

Cuando la Facultad de Teología cumplió 10 años, Gastón grabó un video de saludo, donde llamaba a la Facultad a llenar las confusiones y vacíos de la fe que encontramos en la actualidad.

Luis Gastón Soublette Asmussen nació el 29 de enero de 1927 en Antofagasta y falleció el 24 de mayo de 2025 en Limache. Filósofo, musicólogo y esteta. Profesor en la Pontificia Universidad Católica de Chile y en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Estudió en el Colegio de los Sagrados Corazones de Viña del Mar, en la Universidad de Chile y en el Conservatorio de París.

Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales. Gran especialista en el Canto General de Pablo Neruda, donde lo ayudó otro recordado maestro y amigo, Beltrán Villegas SS.CC. También interactuó con Violeta Parra, quien lo retó a conocer el mundo popular.

Nunca le incomodaron sus apodos: “El Sabio de la Tribu” y “El Viejo del Poncho”.

Que el Señor de la Vida, en quien tanto creíste, te resucite el Último Día.

Prof. Dr. Juan Daniel Escobar Soriano.

Facultad Eclesiástica de Teología.