El trabajo geomorfológico permite conocer la configuración y el ordenamiento de los elementos que definen el relieve. Las unidades geomorfológicas tienen dimensiones, posiciones e interacciones que pueden ser conocidas a través de la cartografía, siendo un aspecto fundamental que acompaña a la descripción de las formas.

El mapa geomorfológico es un documento que representa de manera sintética las formas del relieve de un lugar y es la mejor herramienta para entender el contexto físico de la superficie terrestre. Debe incluir información sobre las características de las rocas y su estructura, las propiedades espaciales de las formas (morfometría), su origen y evolución en relación a los agentes exógenos y endógenos (morfogénesis), la edad absoluta (morfocronología) y los procesos dinámicos que les permiten funcionar (morfodinámica)

La cartografía geomorfológica está presente no solo como método en la investigación académica, sino también como instrumento aplicado al ordenamiento territorial y la zonificación y la evaluación de riesgos.