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Dr. Sergio Marshall:

“Para una pandemia como la que vivimos, la vacunación es hasta ahora, la única alternativa”

El actual coronavirus es de menor mortalidad en comparación al SARS-CoV y MERS, pero es el que se transmite con mayor facilidad y eso lo convierte en la peor pandemia de los últimos 100 años

A poco más de un año de que se notificara el primer caso de COVID-19 en nuestro país, estamos viviendo el peor momento de la pandemia con niveles históricos de infección diaria y superando la barrera de un millón de contagiados a nivel nacional. Sin embargo, en medio de esta situación, el gobierno ha comenzado una fuerte campaña de vacunación con el fin de lograr un efecto rebaño para finales de junio de 2021.

La velocidad con la que se han realizado las investigaciones y pruebas han sido inusitadas, dado que normalmente la creación de vacunas nuevas es un proceso que lleva años e incluso décadas de trabajo continuo. Según ha podido señalar el Dr. en Microbiología y Genética Molecular, Sergio Marshall, después de solo 3 meses, entre los más de 90 equipos científicos que están trabajando en vacunas contra covid-19, ya hay seis candidatos que llegaron a una meta importante en esta carrera: los ensayos en humanos. Agregando al respecto que: “A pesar de este logro, hay inseguridad respecto a cuan estables serán estas vacunas y cuál será la duración que aportarán al público objetivo, pero, aunque sea una protección temporal limitada, se logrará en principio la inmunidad de rebaño que regulará la carga viral en las comunidades disminuyendo los contagios que para este virus son extremadamente altos”.

Pese al poco tiempo de trabajo que se puede observar, todos estos estudios han tomado en consideración los referentes los otros dos coronavirus que ya habían saltado de los animales a los humanos y que habían dejado constancia de su peligro al producir otras pandemias en 2003 (SARS-CoV) y 2012 (MERS).  Actualmente se están aplicando 2 tipos de vacunas en Chile. La vacuna del Laboratorio Pfizer y la del Laboratorio Sinovac Life Sciences. Según ha podido explicar el Dr. en Microbiología y Genética Molecular, Sergio Marshall, la vacuna de Pfizer-BioNTech, posee un ARN mensajero (ARNm), es que se puede producir rápidamente a escala, señalando al respecto que: “La vacuna está compuesta por un ARNm modificado con nucleósidos (modRNA) formulado con nano partículas lipídicas (ARNm) que codifican la glicoproteína “Spike” (S), que es esencial para que el virus se adhiera a las células humanas y las infecte”. Señalando además que: “Tras la vacunación, las células huésped captan el ARNm, generan la proteína y la presentan al sistema inmunológico. Por tanto, el huésped puede generar una respuesta inmune contra la glicoproteína S, que protegerá contra la infección por SARS-CoV-2”.

Por su parte, la de Sinovac (CoronaVac), es una vacuna de virus inactivado y según lo señalado por el experto en inmunología: “derivada de la cepa CZ02 de coronavirus. Este virus es cultivado en células renales de mono verde africano (Células Vero), posteriormente cosechado, inactivado para evitar su replicación, concentrado, purificado y adsorbido con hidróxido de aluminio que actúa como un agente adyuvante, el cual estimula la respuesta inmune e indicada para la prevención de la enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2 en personas desde los 18 años”. Según han mostrado los estudios clínicos desde la fase 2/3, Pfizer muestra una eficacia en régimen de dos dosis una protección de un 95% contra SARS-CoV-2 en personas de 16 años o más. Mientras que CoronaVac, presenta una protección del 90% en personas de 18 años o más.

Una vacuna segura:

Pese a que el proceso de vacunación comenzó hace meses en nuestro país, siempre hay grupos que tienen un poco de resistencia. Al respecto, el docente del Instituto de Biología de la PUCV hace un llamado a la población señalando que: “Ninguna de las vacunas contra el COVID-19 contiene el virus vivo, por lo que vacunarse contra el COVID-19 no puede hacer que se contraiga la enfermedad”. Asegurando además que es seguro vacunarse y señalando los siguientes puntos:

  • Está demostrado que todas las vacunas contra el COVID-19 disponibles en la actualidad son altamente efectivas para prevenir el COVID-19
  • Todas las vacunas contra el COVID-19 en proceso de desarrollo están siendo evaluadas exhaustivamente en ensayos clínicos y serán autorizadas o aprobadas solo si pueden reducir de manera sustancial su probabilidad de contagiarse con el virus.
  • Con base en lo que sabemos acerca de las vacunas para otras enfermedades y los primeros datos de los ensayos clínicos para el presente virus, los expertos creen que vacunarse contra el COVID-19 podría evitar que la persona se enferme gravemente incluso si se contagia con el virus post vacuna.
  • Vacunarse también protege a las personas en su entorno, en especial aquellas con mayor riesgo de enfermarse gravemente a causa del virus, recordando que muchos de los portadores de este virus son asintomáticos.
  • Los expertos siguen llevando adelante estudios para evaluar el efecto de la vacuna contra el COVID-19 en relación a la gravedad de la enfermedad, así como en su capacidad de evitar que las personas propaguen el virus.
  • La vacunación será una herramienta vital en conseguir la “inmunidad de rebaño” que consiste en que, cuando mucha gente es inmune a una enfermedad contagiosa obtenida a través de la vacunación contra esa enfermedad, es más difícil que esa infección se contagie en el seno de una comunidad. Esta inmunidad de rebaño, gracias a la eficiencia del proceso de vacunación en nuestro país, se ha estimado que se logrará durante el segundo semestre del año, cercano al que conseguirá Israel, pero la gran mayoría de los países restantes del mundo no la obtendrán antes del 202y otros, como en el continente africano, en décadas.

 

Además de lo anteriormente señalado Marshall confía en el trabajo realizado por los grupos de investigación, señalando que alrededor del mundo se encuentran los mejores especialistas del área trabajando para poder revertir la situación, utilizando tecnología de punta que ha permitido en poco más de un año controlar uno de los agentes más peligrosos a los que nos hemos enfrentado en los dos últimos siglos. Por esto es que el llamado es a confiar en el proceso de vacunación, señalando al respecto que: “Todavía estamos aprendiendo cosas sobre los efectos a largo plazo de esta enfermedad, pero debemos tener confianza que, más temprano que tarde superaremos esta crisis sanitaria mundial. Las vacunas contra el coronavirus son aún muy nuevas y aunque todavía no sabemos cuánto tiempo tomará llevar a cabo una vacunación generalizada, esta llegará”.

Aunque hay muchas vacunas muchas vacunas que se entregan en una dosis, hay otras en que por la naturaleza del agente causal requieren dosis adicionales. Esto sucede, según nos ha explicado el Dr. Marshall, porque los estudios clínicos demostraron que una sola dosis no potencia en forma definitiva el sistema inmune para gatillar la generación de protección, y se requiere una dosis de refuerzo para lograrlo en forma eficiente (21 días mínimo para la de Pfizer y 20 días para la segunda dosis de la de Sinovac).

Cuando el sistema inmunológico se encuentra por primera vez con una vacuna, activa dos tipos importantes de glóbulos blancos. Primero están las células B plasmáticas, que se enfocan principalmente en producir anticuerpos. Desafortunadamente, este tipo de células tiene una vida corta y aunque el cuerpo esté lleno de anticuerpos durante unas semanas, sin la segunda inyección a menudo se presenta un rápido declive. Luego están las células T, cada una de las cuales está diseñada específicamente para identificar un patógeno en particular y matarlo. Algunas de éstas, como las células T de memoria, pueden permanecer en el cuerpo durante décadas hasta que se topan con su objetivo, lo que significa que la inmunidad a las vacunas o infecciones, a veces puede durar toda una vida. Pero lo más importante es que, por lo general, no se logra obtener la cantidad de estas células hasta que se aplique la segunda dosis de estas vacunas. Por tanto, la dosis de refuerzo es una forma de volver a exponer el cuerpo a los antígenos, las moléculas de los patógenos que activan el sistema inmunológico, para iniciar la segunda parte de una respuesta protectora eficaz.

Cómo cada proceso de vacunación, siempre está presente la posibilidad de que ciertas personas tengan algunos efectos secundarios. El experto en Inmunología de la Facultad de Ciencias de la PUCV, señaló al respecto que: “estos son signos normales de que su organismo está generando protección contra un agente exógeno. Los efectos secundarios pueden afectar su capacidad de realizar sus actividades diarias, pero deberían desaparecer al cabo de pocos días”. Entre los efectos secundarios más comunes podemos encontrar:

- En el brazo donde recibió la vacuna inyectable: El paciente puede presentar dolor, Enrojecimiento, Hinchazón

- En el resto del cuerpo: El paciente puede presentar Cansancio, Dolor de cabeza, Dolor muscular, Escalofríos, Fiebre, Náuseas. 

Pese a todo, muchas personas no presentan efectos secundarios, dado que la respuesta inmune se desarrolla a través del tiempo.

Fuente Facultad de Ciencias