Históricamente, el cuidado y enseñanza de los niños se ha vinculado al rol de la mujer, mientras que al hombre se le ha encomendado el rol de proveedor y sostenedor de la familia. Esto último, naturalizó la visión de que la Educación Parvularia es una carrera solo para mujeres.
En esta línea, gran parte de los hombres que han optado por estudiar Educación Parvularia se han tenido que enfrentar constantemente a la desaprobación y recelo de la sociedad que, además, comienza muchas veces en su entorno más próximo.
Bernardo Cortez, Manuel Sánchez, Leonardo Comas y Luis Vergara son los únicos hombres que se han titulado de la carrera de Educación Parvularia de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, en los 45 años que ésta se ha impartido.
Bernardo Cortez, 30 años trabajando en el aula
Bernardo fue el primer hombre que se tituló como Educador de Párvulos de la PUCV, es oriundo de Los Andes, y siempre supo que su vocación estaba ligada a la enseñanza. Si bien, en primera instancia su objetivo era estudiar Educación Diferencial, cuando trabajó por primera vez en un jardín infantil, entendió que lo suyo era el trabajo con los niños.
Recuerda que su preparación para la Universidad fue difícil, ya que provenía de un Liceo Técnico donde no se les preparaba para los estudios superiores. No obstante, estudió de forma autodidacta, mientras que la principal preocupación de su familia era el financiamiento de sus estudios y no la carrera que escogió.
De esta forma, recuerda que en su paso por la PUCV no tuvo mayores inconvenientes y siempre contó con mucho apoyo de sus compañeras y profesoras. Tanto así, que no demoró en encontrar su primer trabajo, recomendado por la coordinadora de carrera de ese entonces, y se trasladó a Quilimarí, Región de Coquimbo, donde se ha desempeñado por casi 30 años en el aula.
Manuel Sánchez, académico de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación
Manuel fue el segundo hombre en obtener su título de educador de párvulos en la PUCV, es oriundo de Santiago y su meta siempre fue convertirse en profesional. Luego de rendir la prueba para ingresar a la Universidad postuló a carreras vinculadas con la educación “debía ser una carrera con un alto sentido de servicio social”, señala el profesional.
En cuanto a su entorno, recuerda que su familia y amigos siempre lo apoyaron, pues para ellos no fue una sorpresa, ya que sabían de su afinidad con los niños. En su paso por la PUCV, contó con el apoyo y el respeto de sus compañeras, tanto así que fue presidente del Centro de Alumnos de su carrera entre 1990 y 1991.
Sin embargo, la búsqueda de su primer empleo fue un tanto complicada. “Fue difícil conseguir trabajo en un primer momento. La sociedad chilena es muy machista y el trabajo de educador de párvulos está reservado para las mujeres. Es así como en varios jardines infantiles me cerraron las puertas por ser hombre”, señala el académico. Debido a esto último, hizo varios reemplazos y trabajó por períodos cortos en algunos jardines de la JUNJI.
En 1998, comenzó a realizar labores de docencia en diferentes universidades de la Región Metropolitana, en la carrera de Educación de Párvulos, entre ellas: UCINF, Univ. Mayor, Univ. Católica Silva Henríquez, Univ. Autónoma y también en algunos programas del Ministerio de Educación, del MIDEPLAN y del Chile Crece Contigo.
En la actualidad, se desempeña como profesor de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación y colabora con el Jardín Infantil Antilco Montessori, propiedad de su señora y su cuñada, ambas también educadoras de párvulos.
Leonardo Comas, formador de nuevas generaciones
Leonardo se desempeña actualmente como académico en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, es tutor de práctica inicial-intermedia en la carrera Educación Parvularia, ha trabajado por alrededor de 14 años en el SENAME y además es director de la Asociación Nacional de Funcionarios Regionales de la misma Institución.
Durante sus estudios de pregrado, “existía una mayor discriminación y era uno el que debía abrir el camino en una cultura violenta, pero principalmente segregadora y poco inclusiva”, señala el profesional En este recorrido, el apoyo de su profesora y mentora, Berta Espinosa, fue fundamental, ya que lo hizo perseverar y seguir firme en su camino. Otro punto importante en su paso por la PUCV fue su participación en la Federación de Estudiantes como secretario general y posteriormente presidente.
Desde su egreso, sus estudios de postgrado se han dedicado principalmente al diseño de Políticas Educativas y a la construcción teórica de distintos procesos que vive la Educación Parvularia. “Ser educador de párvulos es un camino difícil, pero altamente recomendado para muchos varones que quieran incorporarse”, agrega el educador.
Luis Vergara, director del Colegio Las Acacias de Valparaíso
Luis estudió dos carreras antes de decidirse por la Educación Parvularia. “Al igual que varios de mis ex compañeros de la enseñanza media, quería ser ingeniero y por eso opté por la Prevención de Riesgos, pero después de un año comprendí que mi vocación era, y sigue siendo, la pedagogía”, agrega Vergara.
Hoy cuenta con alegría que sus padres más que preocuparse por la carrera que finalmente escogió, le manifestaron su preocupación por que esta fuera la definitiva. De esta forma, lo que más recuerda de su paso por la Universidad es que no solo se dedicó a las tareas formativas de su carrera, pues también participó de actividades paralelas, entre ellas, la dirigencia estudiantil del Centro de Alumnos de su Escuela como también de la Federación de Estudiantes, experiencias que, según él, le sirvieron de sobremanera para enfrentar el mundo laboral.
Desde su egreso, Vergara se ha desempeñado en distintas organizaciones, entre ellas, el Sename, la Fundación Integra, el SENCE, la Superintendencia de Educación y a partir de 2017, como director del Colegio Las Acacias en Valparaíso.
El aporte del rol masculino en la educación inicial
A pesar de que existen muy pocos estudios sobre la importancia del rol masculino en la educación temprana, entre 0 a 6 años, estos apuntan principalmente a que la participación activa de los hombres en esta etapa, contribuye a la construcción de identidad de los niños, puesto que hombres y mujeres tienen diferentes formas de interactuar, comunicarse y establecer relaciones.
Otro aspecto importante, es que la presencia de educadores de sexo masculino dentro del aula, les permite a los niños ver a hombres y mujeres trabajando juntos en un ambiente de equipo, evidenciando que ambos géneros son capaces de su cuidado y enseñanza, dejando de lado la separación de roles.
Por lo mismo, valorar el rol del hombre en la educación formal, es una forma de dar igualdad y equidad en las relaciones que los niños construyen con ambos sexos desde temprana edad.
Cabe destacar, que la poca participación de los hombres en la educación inicial es un fenómeno mundial y no solo se da en Chile, sin embargo, en algunos países de Europa ya se está trabajando en políticas que permitan revertir esta situación, aumentando los fondos para el pago de sueldos, creando campañas de reclutamiento y también mediante campañas anuales que tienen como objetivo aumentar el interés de los hombres por la educación inicial.