Los microplásticos son pequeñas piezas que contaminan el ecosistema que derivan del proceso de deterioro de desechos como botellas, restos de basura, emisiones de procesos industriales y también se encuentran presentes en algunos cosméticos. Su presencia en el ecosistema existe en altas concentraciones debido a que su biodegradación es muy lenta y solo se desintegran en partes más pequeñas, por eso es que yacen o terminan siendo absorbidos o ingeridos por muchos organismos como algas, peces, aves marinas y mamíferos.
Hasta ahora la línea de investigación científica sigue siendo muy reciente y está cimentando los estudios que buscan avalar el ciclo completo de los microplásticos en la tierra. El primer paso es identificar cuáles son los componentes de estas partículas y para ello es necesario contar con metodologías efectivas de análisis.
Precisamente, ese es el trabajo que desarrolla un equipo del Instituto de Química de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) integrado por Christofer Ferrada, alumno tesista de la carrera de Química Industrial; Marco Pérez, estudiante de cuarto año del Doctorado en Ciencias con Mención en Química; y Waldo Quiroz, académico guía e investigador. Juntos idearon un modelo de bajo costo que en 24 horas puede demostrar visiblemente la presencia de polietileno, polipropileno, poliestireno y plástico PET en muestras sedimentarias de ríos.
Los ejemplares son procesados en los laboratorios de la Universidad en cuatro pasos, estos son: digestión, tinción (teñido), examinación con luz ultravioleta y captura final con una cámara de teléfono de celular.
"Primero hay un proceso de digestión del plástico en un ácido a una presión y temperatura regulada muy baja, entre 60 a 80°C, para evitar que se fundan y que cambien de forma. De esta manera, se eliminan los elementos que puedan ser interferentes, como los restos de conchas marinas o de celulosa”, indicó el alumno de pregrado.
“Luego se hace una tinción con un fluoróforo (tinte químico) que se adhiere a la capa superficial del microplástico. Éste reacciona ante la luz ultravioleta luciendo un color específico por cada uno de los polímeros. Así, en base a la tonalidad, podemos hacer el conteo uno por uno para determinar de qué tipo son”, explicó Christofer Ferrada. A la luz del día las muestras lucen totalmente transparentes, pero bajo el lente se aprecian los colores fluorescentes, es por ello que todos los registros documentales se han hecho con la cámara del celular, posicionándola frente a la cámara UV para captar la imagen.
El método es económico, rápido y no conlleva pérdida de material durante el proceso, por tanto, no tiene impacto en el medio ambiente. “El porcentaje de recuperación es del 99,5%. Nosotros insertamos 200 partículas de plástico y como máximo podemos perder una en todo el proceso porque logramos hacer digestiones limpias y efectivas. Esto significa que cuando tomamos una muestra vemos el impacto real que hay en el medioambiente”, comentó el futuro químico industrial.
Trabajo conjunto
La creación del modelo se gestó en el marco de un proyecto Fondecyt que el profesor Waldo Quiroz se adjudicó para investigar los microplásticos, así generó un trabajo colaborativo entre el estudiante de doctorado, quien propuso crear un modelo nuevo de análisis de sedimentos, y el estudiante de pregrado que está realizando su tesis sobre la temática en muestras de pescado, específicamente en merluza.
“Hace muy poco tiempo la sociedad está estimando el efecto o el impacto que están teniendo las descargas de partículas pequeñas de plástico en el medioambiente. En ese sentido, los investigadores estamos aportando una línea base para entender cómo se están distribuyendo estas partículas y qué efectos están generando. Normalmente, cuando se inician los monitoreos comienzan a surgir líneas bases que después se transforman en normas o leyes y nosotros estamos generando esa información inicial”, afirmó el profesor Quiroz, quien valoró positivamente el trabajo de ambos estudiantes en miras a su formación profesional.
Actualmente Marco Pérez trabaja en el Laboratorio de Servicios Analíticos (LSA) de la PUCV, el cual presta servicios al sector productivo del país, incluyendo el control de materias primas, productos terminados e implementación de métodos. “Lo que generamos es un gran avance. Una cosa es poder cuantificar la cantidad de microplásticos, pero distinto es poder identificar el tipo de polímero al cual corresponden dichas partículas, ya que estas poseen diferentes propiedades, como por ejemplo acumular metales pesados y otros compuestos. Por esa razón es innovador descubrir de qué tipo de polímeros se trata para seguir investigando”, indicó el futuro doctor en Ciencias con Mención en Química.
Por Camila Rojas
Dirección de Comunicación Estratégica