03.01.2018
El Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa del Ministerio de Educación de Perú (SINEACE) invitó a la doctora Gloria Contreras, vicedecana de la Facultad de Filosofía y Educación y académica de la Escuela de Pedagogía de la PUCV, al III Congreso Nacional de Acreditación que abordó la temática “Evaluación: Herramienta de Cambio”.
La profesora expuso la conferencia titulada “Cultura de la evaluación para la mejora ¿Puede un sistema de acreditación ponerse al servicio del sentido formativo de la evaluación?”.
Esta presentación se inició con una discusión conceptual sobre qué es la evaluación y cómo la evaluación formativa se distingue de la evaluación sumativa. “La evaluación formativa está orientada a mejorar la calidad de un programa, mientras que la evaluación sumativa conduce a determinar la eficacia global de éste”, explicó Contreras.
La académica comentó que el proceso de acreditación de un programa o carrera en Chile se enmarca en la evaluación sumativa, no obstante, sus resultados pueden usarse formativamente. Asimismo, la profesora citó otros ejemplos de sistemas de evaluación empleados en el campo educativo en nuestro país.
“Los sistemas de evaluación suelen tener como uno de sus propósitos, expresado de distintas maneras, el mejoramiento. En la mayoría de los países se encuentran los propósitos sumativo y formativo combinados”, indicó.
La profesional señaló que un sistema de evaluación no solo debe identificar los aspectos buenos y deficitarios, sino que también especificar la naturaleza de dichos aspectos deficitarios, de manera tal de ayudar a comprender los pasos a seguir (ya sea por las instituciones educativas, docentes, directores o sistema en general). “La información se interpreta y usa entonces para tomar mejores decisiones que las que se tomarían en ausencia de dicha información”, destacó la profesora.
EVALUACIÓN FORMATIVA
La doctora mencionó que para que una evaluación sea formativa deben considerarse la comunicación y comprensión de los criterios y estándares de evaluación. “Por ejemplo, si se trata de una acreditación las instituciones y carreras deben saber cuáles van a ser los criterios y estándares por los cuales serán evaluados. También se debe conocer de antemano la información que la agencia de acreditación va a solicitar. La institución además debe manejar previamente qué sentido tiene la evaluación que se está haciendo (si es sumativa, formativa o la combinación de ambas) y se debe estar al tanto de los usos y consecuencias de la citada evaluación”, informó.
“En términos específicos lo que propongo es que las instituciones una vez que la agencia acreditadora les entregue la acreditación ellas comiencen la cultura de la autoevaluación. Por lo que la autoevaluación debe ser un proceso constante y no de tipo reactivo, lo que les servirá a las instituciones para mejorar en el tiempo”, concluyó la académica.
Por Natalia Cabrera Vásquez
Facultad de Filosofía y Educación