Miguel Ángel González Carrasco, su madre y su hermana se concentran frente a la pantalla del computador. Entre los tres van rellenando cada campo que el proceso de matrícula a la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso requiere. Más que nerviosos, el grupo familiar está emocionado porque el menor del clan estudiará Ingeniería de Minas en nuestra Casa de Estudios.
La madre de Miguel Ángel, Paola es la primera en alzar a voz: “Todo es mérito de él, se merece estar acá; yo sólo lo apoyé todo lo que pude”, señaló la progenitora del futuro universitario, quien agrega que “sólo pude estudiar hasta quinto básico y cuando crecí me prometí que no quería lo mismo para mis hijos, anhelaba que ellos tuvieran la oportunidad que no tuve de estudiar”.
Miguel Ángel se define como un joven de pocas palabras, pero no escatima en agradecimientos a la labor de su madre durante estos años. “No es sólo mi logro, sino que es de los dos; mi mamá estuvo siempre presente y me ayudó en todo por lo que estoy muy contento de que esté acá acompañándome”, detalló Miguel Ángel, mientras su madre le recuerda al oído que ella nunca dejó que se sacara ningún rojo en el colegio.
“Es verdad. La única vez que se sacó un rojo lo fui retando todo el camino de vuelta a la casa, pero era por su bien, porque no podía perder esta oportunidad”, señaló Paola Carrasco, al recordar los años en que Miguel Ángel era un alumno destacado en la Enseñanza Media.
En cuanto a la elección de estudiar Ingeniería de Minas admite que siempre le gustó la cerrera. “La venía sondeando hace tiempo y me di cuenta que tenía un gran campo laboral”, dijo el futuro ingeniero, quien agregó que “que tenga un campo laboral es bueno no sólo para mí, sino que también para poder ayudar a mi familia. Siempre es bueno contar con el apoyo de la mamá o de algún familiar”, concluyó.
Por Sebastián Paredes
Dirección de Comunicación Estratégica
