07.01.2021
La académica del Instituto de Geografía de la PUCV, Dra. María José Otero, se adjudicó recientemente un proyecto Fondecyt Postdoctoral titulado “Respuestas Resilientes y Resistentes a la situación de sequía en las cuencas de Petorca y La Ligua: lecciones históricas desde zonas de conflicto hídrico para la adaptación al Cambio Climático”.
La iniciativa tiene una duración de tres años y pretende distinguir cómo las comunidades afectadas por desastres, en este caso la megasequía que afecta a las cuencas del río Petorca y La Ligua, han generado comportamientos resilientes independientes de la ayuda del Estado, en pos de la sobrevivencia individual y colectiva.
En ese sentido, el proyecto apunta a reflexionar sobre dichos comportamientos, en tanto que, a la larga, generan un estilo de vida y sentidos de identidad que ligan a las comunidades afectadas a sus territorios. Es esta identidad la que les permite integrar comportamientos de sobrevivencia a su vida diaria, entendiendo lo anterior a procesos positivos como el arraigo con el espacio y negativos vinculados a la desesperanza de la vida en dicho espacio. Es, por tanto, el cruce de ambos sentires los que se evidenciaría en comunidades que viven en permanente amenaza, en este caso, hídrica.
Al respecto, la profesora María José Otero, quien además es Doctora en Geografía Humana y Resiliencia de la Universidad de Leeds, Inglaterra, agregó que la idea de hacer este proyecto surgió desde cuando se encontraba efectuando su tesis de Doctorado donde se dedicó al estudio del mega incendio de Valparaíso ocurrido en 2014.
“Me trasladé a la mega sequía en la región. En esa tesis, contribuí a crear un modelo analítico de desastres desde el punto de vista cualitativo y que se publicará este año. Queremos analizar las comunidades afectadas que viven constantemente al alero de un desastre, en este caso la sequía, cuáles son sus comportamientos, sus pensamientos y percepciones. A la larga cuando analizamos desde el punto de vista cualitativo una comunidad en crisis, van emergiendo distintos patrones y con ellos se identifican comportamientos que a la larga en situaciones de desastre se constituyen en comportamientos resilientes”, expresó.
En un contexto de cambio climático y sequía vale la pena explorar este concepto sobre cómo las personas se han adaptado a la fuerza a esta condición de sequía que viene transitando la región hace 30 años. “Hay otras megasequías pero lo importante es que en la región, está afectando a un área que tiene potencialidad agrícola y ganadera, donde se vive de los recursos que se puedan obtener en el territorio, también en la minería”, advierte la académica.
La profesora Otero recordó que junto con uno de sus alumnos tesistas analizaron el impacto de un gran proyecto minero y se percataron que en el país el uso del agua no está bien regulado, lo que impacta a todos. “Estamos en una crisis global y el contexto de que la gran minería se está involucrando con mayor fuerza, donde el uso del agua es poco regulado. Necesitamos conocer cómo viven las personas y cómo han logrado establecer esta sobrevivencia como una forma de vida. Esto es importante, pues durante los próximos dos a tres años es probable que tengamos cortes de agua en la zona costera”, advirtió.
IDENTIDAD Y APOYO A POLÍTICAS PÚBLICAS
La relevancia del proyecto se vincula a que contribuirá a entregar luces en torno a los mecanismos colectivos de adaptación vinculados al impacto del Cambio Climático; todo lo cual puede apoyar, desde lo cualitativo y cuantitativo a ofrecer futuros lineamientos de política pública en torno al fenómeno indicado a nivel nacional.
“Cuando uno analiza los estudios de desastre y los lleva a Chile, la gestión de riesgo se enfoca en lo cuantitativo, por ejemplo, cuando ocurren los tsunamis uno ve los informes y se ve la cantidad de casas destruidas, los metros cuadrados en la línea costera afectados. Cuando proponemos este tipo de estudios es para sopesar esa generalidad que se hace a nivel nacional. Los indicadores de la población, vulnerabilidad o acceso al agua, son indicadores que necesitamos, pero también necesitamos darle una mirada y entender que los desastres no son sólo naturales, afectan a la población y qué se hace frente a eso. No sólo hay que enfocarse en entregar forraje o subsidios”, concluyó.
La iniciativa contará con el apoyo del investigador del Instituto de Geografía, Ariel Muñoz y el equipo que analiza cambio climático, además del Laboratorio de Dendrocronología y Estudios Ambientales y el Laboratorio de Urbanismos y Geografías Resilientes (LabUR).
Por Juan Paulo Roldán
Dirección General de Vinculación con el Medio