31.05.2018
“La presencia española en Chile, luego de la independencia, ha marcado una impronta importante en nuestra sociedad que se expresa en diversos ámbitos de nuestro medio. Efectivamente, desde la llegada de grupos que se transformaron en comerciantes o pequeños y medianos industriales a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, hasta intelectuales que arribaron luego del triunfo de Franco, podemos percibir un amplio espectro del colectivo español que se insertó en nuestra sociedad a lo largo y ancho de nuestro país”, señaló el doctor Baldomero Estrada, académico del Instituto de Historia de la PUCV, en su libro “La azarosa y difícil aventura de migrar: Españoles en Chile (1880-1950)”.
En 1880, problemas económicos afectaron a España, por lo que se aprecia la llegada de estos inmigrantes a Chile en gran parte por este motivo. La segunda oleada importante de ellos se debe a conflictos políticos por la Guerra Civil Española (1936-1939), habiendo un grupo considerable de exiliados que arribaron a nuestro país.
La migración europea hasta 1880 era más bien espontánea. El Estado había intervenido muy poco y, fundamentalmente, lo hizo con el fin de colonizar espacios vacíos en el sur del país. Sin embargo, la mayor tendencia de los europeos se ubicó en los centros urbanos. “En 1882 se creó la Agencia General de Colonización, la cual, en colaboración con la SOFOFA (Sociedad de Fomento Fabril), desarrolló una importante labor en la atracción de migrantes por más de 30 años, aunque con algunas interrupciones. Entre 1882 y 1914, no menos de 60 mil europeos ingresaron al país, siendo los españoles el grupo predominante. El 31% de los europeos que llegaron al país durante el periodo 1882-1894 son oriundos de España. De este modo, a fines del siglo XIX, la colectividad española se constituye en el grupo europeo más numeroso”, destacó Estrada.
No obstante, aunque se intentó atraer a colonos españoles, hubo diversas dificultades que impidieron que pudieran fructificar tales intenciones. Primero fracasaron los intentos estatales y luego los proyectos emprendidos por particulares, como fue el caso de una colonia establecida por un centenar de familias procedentes de las islas Canarias que se radicaron en los márgenes del Lago Budi, en las costas de la Araucanía.
“Una vez que se conformó un núcleo de migrantes españoles importante, especialmente en las principales ciudades del país, comenzó a activarse la migración en cadena que irá configurándose a partir de los propios requerimientos laborales que surgen de las empresas de la colectividad en el país. De acuerdo al censo de 1920, los españoles eran 25.925 personas y correspondía al 35,9% de los extranjeros en Chile”, puntualizó el profesor.
Ocupaciones de los inmigrantes
Para el profesor cuando se habla de inmigración europea en Chile es importante establecer algunas diferencias, ya que no todos los inmigrantes se insertaron en la economía nacional de la misma forma. “Aunque se sabe que las posibilidades para los europeos estuvieron claramente en las actividades independientes, relacionadas con el comercio, las distintas colectividades ocuparon los espacios correspondientes de acuerdo a variables de la economía mundial. Las colectividades inglesas y alemanas por ejemplo controlaron el comercio internacional y las comunidades italianas y españolas se concentraron en el mercado interno”, precisó el académico.
Los españoles se adentraron en el ámbito comercial urbano ofreciendo artículos propios del mundo textil, productos tales relacionados con vestuario en general, telas y zapatos. También exploraron en los servicios de panaderías y ferreterías. Un pequeño grupo se dedicó a las casas de crédito y empeño desde los bazares. “Sin importar cuántas personas conformaron esta minoría, es posible sostener que alcanzaron el control de este tipo de mercado en las ciudades más importantes, razón por la que la colectividad española es identificada con estas actividades comerciales”, concluyó el doctor.
Aspectos Generales de la Obra
Este libro procura mostrar aspectos no siempre revelados en las investigaciones relativas a migraciones. Se trata de cinco capítulos que avanzan desde la salida de los inmigrantes hasta su establecimiento en el país como comerciantes o industriales. Durante el recorrido se hace mención a situaciones conflictivas, frustraciones, peligros, fracasos y adversidades por las que pasaron teniendo la esperanza de alcanzar diversos objetivos que no siempre pudieron hacer propios.
La obra analiza la inmigración española, aportando diversos antecedentes inéditos o bien escasamente conocidos, entre ellos: los frustrados intentos de colonización española en el sur de Chile, la relación que existe entre urbanización y la inmigración española a inicios del siglo XX y las casas de préstamos como una forma de inserción laboral de los españoles, entre otros aspectos.
El libro es fruto de una década de investigación del profesor Baldomero Estrada, realizada tanto en Chile como en España. Su base temática nace de un proyecto Fondecyt, realizado entre los años 2000 y 2001, titulado “La otra cara del éxito: La historia infausta de la Inmigración Española en Chile. 1880-1930”. Además, este trabajo fue posible gracias a dos becas de parte del Ministerio de Asuntos Exteriores de España y de la Fundación Carolina, que facilitaron la revisión de valiosos archivos existentes en España en donde se encuentra documentación de la Embajada de España en Chile. Asimismo, contó con el apoyo de la Vicerrectoría de Investigación y Estudios Avanzados de la PUCV.
Por Natalia Cabrera Vásquez
Instituto de Historia