01.04.2016
En el Aula Mayor de la Facultad de Ingeniería, se realizó la inauguración del Año Académico del Instituto de Geografía de la PUCV, donde el geógrafo Dr. Marcelo Lagos de la Pontificia Universidad Católica de Chile efectuó la conferencia titulada “Sociedades y territorios en riesgo”.
El experto es director del Laboratorio de Investigación de Tsunami de la PUC y además es director académico del Diplomado en Geomática de esta casa de estudios capitalina.
En la oportunidad, el director del Instituto de Geografía, Luis Álvarez, recordó que este 2016 se cumplen 40 años de la primera vez que se impartió esta carrera en la Universidad y agregó que coincide con una trascendental modificación a la malla curricular.
“Como unidad académica estamos enfrentando un importante cambio generacional y una serie de cambios que enfrenta la disciplina de la Geografía (…) En 1986, se rescató el proyecto del geógrafo planificador y con un sesgo a nuevas dimensiones como sostenibilidad, medioambiente y que se plasmaba en aquellos académicos que se perfeccionaron en el extranjero. A partir de este año, se aplicará un nuevo proyecto formativo que identifica de mejor manera el campo disciplinar y el ejercicio profesional, entendiendo nuestro compromiso con el territorio. A 2017 esperamos contar con un programa de doctorado en el ámbito del desarrollo que acoja las necesidades profesionales”, precisó.
El Dr. Marcelo Lagos comenzó su ponencia recordando la importancia que tiene vivir en equilibrio, de manera sustentable, respetando el medioambiente y previniendo la ocurrencia de grandes desastres, como los que ocurren en Chile.
“Hay que sensibilizarse respecto a un enfoque tecnocrático que se olvida de las personas. En Chile estamos habituados a concentrar los esfuerzos en apagar los incendios. En 2010 contábamos con un sistema de alerta sofisticado, con mapas y cartografías detalladas, pero no se supo gestionar de buena forma la emergencia. La investigación para identificar los responsables de lo que sucedió lleva más de seis años”, afirmó.
El experto recordó que hay antecedentes históricos que demuestran que ha habido sismos de gran magnitud en la zona central. Al respecto, advirtió que la construcción del Mall Barón en Valparaíso se realizará en un área de riesgo.
“¿Cuánto sabemos de la ocurrencia de estos fenómenos. Lo único que podemos decir es que son inevitables. Lo curioso es que en Chile al poco de ocurrir, olvidamos las causas de fondo y nos enfocamos en la reconstrucción, olvidando la mala planificación urbana, la pobreza y la enorme desigualdad que existe en Chile. La ordenanza general de urbanismo y construcción sigue siendo ambigua en estos temas”, precisó.
En 1922 las olas en la costa de La Serena superaron los siete metros y en el último terremoto de Illapel de 2015, el promedio de las olas llegó a los 4,5 metros de altura. Por ejemplo, en las dependencias de la Teletón, Lagos registró el ingreso del mar que superó los siete metros de altura, lo que podría haber generado más víctimas.
“Chile es un laboratorio natural que cualquier universidad de prestigio internacional querría tener. Contamos con volcanes, aluviones, marejadas, terremotos e incendios. En 2010, registramos en Tirúa que las olas superaron los 28 metros de altura. Hay que estar preparados”, planteó.
LA CULTURA JAPONESA
Lagos recordó que luego del terremoto de 1906 que afectó a Valparaíso, comenzó a mejorar la preparación frente a los sismos en Chile y a mediados del siglo XX, sobre todo después del gran terremoto de 1960, que afectó a las costas de Hawai y Japón, comenzaron a coordinarse los países para enfrentar este tipo de catástrofes.
En 1962, el gobierno japonés fortaleció el borde costero de sus ciudades con puertas manuales e hidráulicas, además de educar a la población en medidas de evacuación vertical.
Luego del terremoto de 2011 en Japón donde murieron más de 15 mil personas, los nipones levantaron muros de más de 7 metros en las costas, levantaron bosques de mitigación en algunas áreas afectadas y se alejaron de la costa algunas vías de evacuación para proteger el movimiento de las personas. Algunos edificios de emergencia japoneses que quedaron severamente dañados luego del tsunami, se dejaron tal cual para recordar el impacto que dejó el tsunami.
“En Chile se privilegia el fin económico por sobre la seguridad. Por ejemplo, no se ha podido establecer la evacuación vertical. Lamentablemente, en nuestro país se siguen levantando nuevos edificios en zonas de riesgo de tsunamis, lo que es muy irresponsable”, advirtió.
Por Juan Paulo Roldán
Dirección General de Vinculación con el Medio