La académica, Gladys Jiménez, impartió un taller en el contexto del programa IMPULSA que tuvo como objetivo comprender y resignificar las características y posibilidades de la prosocialidad desde la reflexión grupal y las vivencias experimentadas, enfocándose en el desarrollo de proyectos y la importancia de la comunicación interna y externa.
Los participantes del programa IMPULSA, una iniciativa de los Concursos de Innovación de la Dirección de Innovación de la Vicerrectoría de Investigación, Creación e Innovación de la PUCV, tuvieron la oportunidad de sensibilizarse sobre el concepto de prosocialidad desde la responsabilidad social e interiorizarlo para la creación de proyectos más robustos y con impacto social.
La iniciativa apoya a estudiantes de pregrado y postgrado en la creación de emprendimientos sociales a través de un programa de incubación. El enfoque se basa en la creación de propuestas que resuelvan problemáticas reales de la sociedad y en emprendedores con capacidad de análisis de los desafíos actuales. Desde la autorreflexión, el programa busca acercar a los equipos incubados al concepto de prosocialidad, promoviendo liderazgos y comunicación dentro del equipo y fomentando la creación de emprendimientos sociales de impacto.
Gabriela Rojo, ejecutiva de Emprendimiento Social, comentó que “si bien la mayoría de los equipos incubados vienen desde proyectos de tesis o cursos de emprendimiento con un marco teórico, hipótesis y propuestas, como equipo IMPULSA les invitamos a ir más allá, haciéndoles repensar si son o no soluciones que realmente crean valor a la sociedad y luego ayudándoles a salir a comprobar in situ la realidad de la cual tanto han investigado”.
Said Inostroza, ingeniero mecánico de la PUCV e integrante del proyecto Sayonara Plastic, que aborda el problema del crecimiento anual de los residuos plásticos, señaló que “fue una experiencia súper enriquecedora que recomiendo totalmente. Aprendimos muchos conceptos nuevos y siento que este programa ha sido de lo más completo para nuestro proyecto, ayudándonos desde la base de sustentabilidad y sostenibilidad”.
Por su parte, la académica de la Escuela de Pedagogía e integrante del proyecto Biotracker, Grace Morales, que desarrolla un dispositivo para medir la respuesta galvánica de la piel y monitorizar el estrés y la ansiedad en entornos educativos, indicó que “este espacio fue maravilloso e importante, ya que compartimos reflexiones sobre la responsabilidad social y cómo nuestros proyectos pueden generar cambios significativos en la comunidad y en nosotros mismos. Las oportunidades y apoyos que nos brindan con estos talleres pueden generar una sociedad más justa, solidaria y sostenible”.
Por Antonia Pizarro
VINCI