El pasado miércoles 20 de julio se realizó la última sesión del taller de escritura creativa orientado a adultos mayores en el marco del proyecto "Travesía" del Instituto de Literatura y Ciencias del Lenguaje (ILCL), donde estudiantes y exalumnos de nuestra Universidad recibieron una capacitación práctica de escritura y revisión de cuentos y microcuentos, realizado por el escritor y tallerista Cristóbal Gaete en cuatro sesiones presenciales a lo largo del mes.
Los asistentes al taller serán los encargados de realizar las tutorías para diferentes grupos de personas mayores en los talleres de Travesía durante los meses de septiembre y octubre. Son cerca de 150 adultos mayores quienes participan activamente aprendiendo sobre literatura y escritura, teniendo además contacto con un público más joven y comunicación entre sus pares.
Para el escritor Cristóbal Gaete, ser parte del jurado del concurso literario Travesía, le ayudó a poder detectar algunos errores comunes en los trabajos recibidos y poder incluir mejoras en las herramientas que las y los estudiantes manejan a la hora de trabajar con las personas mayores. “Todo esto me ayudó a avanzar en una mejor dirección de contenido para que las personas que puedan ser tutores en el futuro, puedan entregar efectivamente ese conocimiento acerca del cuento corto y la microficción por separado”, añadió Gaete.
Dentro de las personas asistentes al taller se encuentra Gabriel Ocaranza, ex alumno de Pedagogía en Castellano y reciente becario del Fondo del Libro y la Lectura 2022 para creación literaria de poesía del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, quien comentó que “el llamado a ser parte del proyecto es la escritura en sí misma, junto con la cercanía con el relato de las vidas de las personas pues es allí donde la literatura existe para mí”.
Respecto a los talleres con los adultos mayores, Ocaranza reflexionó sobre la importancia de que “fuera de la escritura, hay que poner harto oído, ya que en la conversación es donde se fragua el vínculo con los y las participantes del taller, allí es cuando uno se compromete con lo que yo he llegado a llamar ‘las coordenadas de escritura’, desde esta ‘geolocalización’ es posible aterrizar en aquello que puede ser vital para la escritura de cada participante, pues no es lo mismo trabajar la escritura desde una crítica en sentido negativo que desde la crítica afectiva. Implica empatía y conocimiento del mundo interior y mundo real de quienes participen”.
De igual manera, Víctor Jorquera, estudiante de 4° año de Pedagogía en Castellano y quien recientemente ha colaborado en un proyecto del ILCL con PRODEPAM dirigido a adultos mayores de la región, indicó que “la literatura juega un rol fundamental en el crecimiento de distintas áreas de la vida: es una herramienta de autoconocimiento, genera empatía al contactar con el mundo de un/a otro/a, desarrolla la creatividad, potencia la imaginación y un sinfín de otros aspectos. En el caso de los adultos mayores, creo que la escritura, como herramienta en talleres, funciona de muy buena manera para generar grupos de reflexión en torno a la vida en todas sus aristas, creando un espacio para compartir con otras sensibilidades”.
Respecto al impacto del trabajo entre las y los tutores jóvenes y la audiencia de los talleres pertenecientes al mundo mayor, Jorquera mencionó que “no es un misterio que la adultez mayor es una de las etapas de vida que ha quedado más marginada en nuestra forma actual de habitar el planeta, considerando la menor capacidad productiva que representa. Por lo tanto, este tipo de instancias de encuentro intergeneracional son, desde todos los puntos de vista, un aporte enorme a mejorar como sociedad e individuos. Sobre la literatura, claramente agrega otro elemento, pues un libro es capaz de suprimir las distancias etarias y llevar a personas de distintas edades a encontrar un lugar común en el cual compartir”, concluyó.
Por Gabriel Cerda
Instituto de Literatura y Ciencias del Lenguaje