23.11.2020
Este año el Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso realizó la premiación al Mejor Libro de Historia, publicado en Chile el año 2019, reconocimiento que recayó en la obra “Pensar la Revolución. Historia intelectual de la Independencia chilena”, del Dr. Gabriel Cid, académico de la Universidad San Sebastián.
“La noticia la recibo con mucha alegría y orgullo. El libro ha tenido la fortuna de ser reseñado positivamente en importantes revistas y este reconocimiento viene a refrendar la valoración que ha tenido el trabajo en los medios. Tanto el prestigio del Instituto de Historia de la PUCV como la seriedad del proceso con que se realizó la elección son aspectos que duplican la satisfacción de la noticia. Recibo el premio en un doble sentido: como un reconocimiento a mi labor como historiador y como un estímulo a continuar defendiendo los libros como medio de comunicación privilegiado de nuestro trabajo”, señaló Cid.
El investigador agregó que “un libro es un ejercicio intelectual mayor y me atrevería a decir que los historiadores somos en buena medida los libros que escribimos. En tiempos donde la tiranía del paper —por usar el título del ensayo de José Santos Herceg— está instalada como la normalidad de los académicos, y que contribuyen a alejar nuestra producción de los públicos más amplios, reivindicar el libro como soporte de ideas me parece un acto tremendamente valioso y una potente señal al medio universitario”.
Sobre la Obra
En el texto el autor analizó la Independencia de Chile más allá de sus hitos, hechos y personajes, que marcaron este periodo. Su enfoque se centró en aquellas circunstancias que desencadenaron grandes cambios en la historia del país y que tienen relación con “el mundo de las ideas”. Conceptos o ideas que los actores de esa época desplegaron durante aquel dramático cambio político, así como sus intentos por resolver los dilemas que la opción por la República abría en su horizonte.
En la publicación, de 436 páginas, el académico revisó la discusión dada en torno a conceptos como pueblo, democracia, libertad, soberanía, constitución e igualdad, todos ellos, parte de un engranaje que configuró la etapa moderna de la historia local.
Asimismo, Cid se interesó particularmente por comprender el vínculo entre el cambio político y el cambio a nivel ideológico. “Las revoluciones son, además de profundas transformaciones políticas y sociales, laboratorios formidables de transformación intelectual. El rol de los intelectuales intentando explicar cambios abruptos e inesperados, instalando un nuevo marco conceptual para hacer inteligible esa transición —de colonia a república— me parecía un problema histórico fascinante y poco explorado. Mi libro fue un intento de comprender cómo la independencia chilena fue una ruptura con una forma de entender el poder y el despliegue polémico de una nueva legitimidad sintetizada por un nuevo vocabulario político del cual, hasta el día de hoy, somos herederos: república, soberanía, constitución, nación, ciudadanía, democracia, representación, igualdad, libertad, etc., fueron algunos de estos conceptos analizados con mayor detención en sus páginas”, explicó el profesor.
Respecto a las conclusiones de su libro el académico destacó dos aspectos sobre la dimensión intelectual del proceso de independencia. La primera de ellas es que los vocabularios políticos siempre son más heterogéneos y diversos de lo que podemos sospechar: hay diversas tradiciones intelectuales que confluyen en la época, y que proporcionan argumentos para explicar la revolución (el iusnaturalismo, el republicanismo, la tradición neoescolástica, el liberalismo e incluso la teología). No hay un monopolio ideológico en la época, ni un guión intelectual prefijado de antemano.
La segunda conclusión de Cid es que los conceptos políticos son esencialmente controversiales, en sus usos y en sus aplicaciones. “Una cosa es hablar de democracia, libertad, igualdad, constitución, ciudadanía, y otra cosa muy distinta es ponerse de acuerdo en sus sentidos y en su implementación política. Las ideas son por naturaleza polémicas y el esfuerzo del libro fue reconstituir ese mundo de los intensos debates de una época fundacional. Polémicas que, consideradas desde hoy, entrañan una fascinante contemporaneidad”, puntualizó el autor.
Cabe señalar, que Gabriel Cid es académico del Instituto de Historia de la Universidad San Sebastián y su libro es una adaptación de su tesis doctoral realizada en la Universidad del País Vasco.
Sobre el Premio
El objetivo de este reconocimiento del Instituto de Historia PUCV es destacar una publicación de autor/a individual o en co-autoría, sobre historia o historiografía, ya sea de temáticas chilenas, americanas o universales.
Para esta primera versión, el cuerpo académico del Instituto de Historia envió sus propuestas y una comisión, integrada por la doctora Virginia Iommi y los doctores David Aceituno y Paulo Donoso, enviaron las propuestas a referato externo y en base a la evaluación de pares expertos se dirimió el resultado.
“Este premio lo otorga el Instituto de Historia de la PUCV que tiene una importante posición en la academia nacional y una reconocida tradición historiográfica. Creemos que es vital que nuestro Instituto, que forma profesores e historiadores, esté a la vanguardia en la discusión intelectual, en la reflexión sobre los grandes relatos y en el posicionamiento de la historia como disciplina que hoy más que nunca tiene un rol sustancial en la sociedad”, informó el Dr. Paulo Donoso, jefe de investigación del Instituto de Historia PUCV.
El profesor mencionó que recibieron propuestas muy valiosas por parte de los académicos/as del Instituto y la comisión se preocupó de enviarlas a pares externos expertos con el fin de dirimir el libro ganador con el mayor rigor que este reconocimiento merece.
“Nuestros académicos y académicas valoran mucho los libros como espacio de difusión cultural, científico y disciplinario. Escribir un libro o un capítulo requiere de mucho tiempo y dedicación y a través de este premio buscamos seguir potenciando este preciado objeto intelectual para las futuras generaciones”, expresó el doctor.
Por Natalia Cabrera Vásquez
Instituto de Historia