Incorporar la preservación de la biodiversidad y los ecosistemas con el bienestar humano a través del desarrollo sostenible, es el principal objetivo del proyecto multinacional “Reservas de la biósfera como medidas efectivas de conservación”, que integra la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso junto a destacadas casas de estudio de todo el mundo.
Se trata de una iniciativa financiada por Horizonte Europa, programa marco de la Unión Europea (UE) del período 2021-2027 que impulsa la investigación, innovación, competitividad industrial y crecimiento, abordando desafíos como el cambio climático y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Las reservas de la biósfera son territorios designados por UNESCO para lograr armonizar la relación entre el ser humano y la naturaleza. Es decir, son territorios específicos donde se promueven acciones de sustentabilidad. Actualmente, hay 785 reservas de la biósfera en 142 países.
Naturaleza y ser humano
Según explicó Andrés Moreira, académico del Instituto de Geografía e integrante de este proyecto, son tres los pilares que sostienen el trabajo realizado en el marco de esta iniciativa: conservación, desarrollo económico sustentable, e investigación y monitoreo permanente.
El resultado del proyecto es un documento que describe cómo las reservas de la biosfera contribuyen a la implementación del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal. Con un enfoque político, ofrece recomendaciones específicas para que los responsables maximicen el potencial de estos lugares para alcanzar los objetivos mundiales de biodiversidad para 2030 y años posteriores. Con numerosos estudios de caso locales, el reporte también constituye una recopilación de acciones en apoyo de un futuro más sostenible.
“Armonizar la relación entre la naturaleza y el ser humano sí es posible. Los 142 países que poseen reservas de la biósfera son una evidencia de esto; hay casos concretos que son replicables en otros territorios. Por ejemplo, en Marruecos se logró hacer agroforestería resiliente, integrando árboles, ganado y pastos en una misma unidad productiva ecológicamente sustentable; y en Tailandia se logró el pago por servicios ecosistémicos. Estas experiencias, recogidas en el reporte que elaboramos en conjunto con las otras universidades, sirven de ejemplo para que otras localidades implementen soluciones similares”, explicó Moreira.
Impacto global en la Región
A escala local, la Universidad se encuentra colaborando en la creación e implementación del comité de la reserva de la biósfera La Campana – Peñuelas, territorio de 240 mil hectáreas que abarca desde los acantilados de Playa Ancha hasta el cerro El Roble, en la Región Metropolitana.
El académico afirmó que, en su camino al centenario, la PUCV conserva la vocación de servicio que comenzó con sus fundadores y que “a través de este tipo de proyectos internacionales, la Universidad no renuncia a su rol social, sino todo lo contrario, lo está fortaleciendo pues se está nutriendo de experiencias globales que pueden contribuir al desarrollo local”.
Asimismo, el profesor recalcó que la Institución está sirviendo de puente entre distintas esferas del conocimiento para contribuir al desarrollo de la región. “Debemos tener la capacidad de innovar, de observar lo que está pasando en otras partes del planeta y de atender al conocimiento que se genera en los territorios –conocimiento ancestral en muchos casos–, para sintetizar todo y colaborar para transformar la vida de las personas”, finalizó.
El proyecto “Reservas de la biósfera como medidas efectivas de conservación” está liderado por la Universidad de Bergen, Noruega, y lo integran distintas casas de estudio a nivel global: Universidad de Saskatchewan, Canadá; el Centro de Resiliencia de Estocolmo, Suecia; la Universidad de Coimbra, Portugal; la Universidad de Pretoria; Sudáfrica; y la PUCV.
Para conocer el proyecto, ingresar a https://become.w.uib.no/
Por Erika Schubert
Dirección de Comunicación Estratégica