El 25 de marzo, el Ministro de Educación informó que se extenderá por 15 días más la suspensión de clases para todos los establecimientos educacionales. Junto con esto, las vacaciones de invierno se adelantaron para las dos últimas semanas de abril y el año escolar se extenderá hasta finales de diciembre. Sobre esto considero que, si bien medidas apuntan a evitar la concurrencia de profesores y estudiantes a los centros educativos, se entrega un mensaje equivocado, dado que las clases no están suspendidas y ha sido la misma autoridad la que ha solicitado asegurar el aprendizaje de los estudiantes en este periodo. Es por ello que los establecimientos han tenido que adoptar mecanismos online para continuar con el proceso educativo.

Por otra parte, tomando en cuenta que como país tenemos escasa experiencia en términos de enseñanza a distancia en el sistema escolar, y que no todos los estudiantes cuentan con los medios en los hogares (internet, computadores, impresoras, etc), me parece que los establecimientos están haciendo un gran esfuerzo para diseñar materiales, formalizar mecanismos de contacto y avanzar con el proceso educativo, lo cual implica también un proceso de adaptación de los estudiantes (y de sus padres, que son los que apoyan este proceso desde los hogares). Por lo tanto, considero que la medida de adelantar las vacaciones más bien viene a obstaculizar este proceso de adaptación que lenta y dificultosamente comienza a ser instalado. Finalmente queda claro que, en el escenario actual, estas vacaciones estarán lejos de ser el necesario espacio de distensión para profesores y estudiantes.