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Priscila Muena, autora de Los albores del ingreso de la mujer a la Universidad: “La labor de estas pioneras fue muy importante, porque abrió paso a las generaciones venideras”

Desde que comenzó a trabajar en su tesis de pregrado, Priscila se interesó en el estudio de la educación femenina. Primero, indagando en el fortalecimiento de la educación secundaria, y luego investigando la trayectoria de las primeras mujeres que ingresaron a la universidad.

14.09.2021

En  2020 la historiadora, docente y ex alumna del Magíster en Educación mención Evaluación Educativa de nuestra Universidad publicó el libro “Los albores del ingreso de la mujer a la universidad”, en las Ediciones Universitarias de Valparaíso.

Este texto reúne los principales hitos que explican y posibilitan el ingreso de la mujer chilena a la universidad, y se centra en la trayectoria de tres mujeres pioneras relevantes para la historia: Mercedes Marín del Solar, primera promotora de la educación femenina en Chile; Eloísa Díaz Insunza, primera profesional de Chile y Sudamérica; y Amanda Labarca Huberston, primera académica de Chile.

Su investigación es muy relevante, dado que el acceso a la educación permitió que la mujer participara en la esfera pública y con eso, pudo dar sus primeros pasos en las organizaciones sociales e instituciones,  lo que contribuyó directamente en su autodeterminación.

Además, en el marco del Doctorado en Historia que está cursando en la Universidad de los Andes, se ha dedicado a reconstruir la historia del Liceo N°1 de Niñas María Franck de Mac Dougall: el primero que contó con 100% de financiamiento estatal.

¿Cómo nace el interés de investigar el tema de la educación femenina?

Todo esto nace desde hace muchos años con mi Licenciatura en Historia. Buscando tema de tesis me topé con el Decreto Amunátegui, que es el marco legal que viene a impulsar, enriquecer y fortalecer la educación femenina en el siglo XIX. En ese tiempo, la mujer se educaba en el hogar y con algunas iniciativas particulares, pero muchas de las cuales vinieron de parte de la Iglesia. El Decreto viene a dar el primer impulso desde el Estado para hacer la educación femenina más masiva y abierta.

Esta investigación se fue enriqueciendo con nuevas fuentes que me llevaron a escribir el libro que publiqué el año pasado. Hoy mi tesis doctoral sigue la misma línea de investigación, pero enfocada en la educación pública, porque me motivó mucho que el primer liceo fiscal femenino se fundara  en Valparaíso, en 1891.

Uno de los temas en lo que más has indagado es la mujer decimonónica ¿por qué crees que es relevante?

La mujer decimonónica comienza a abrirse espacio en la esfera pública a propósito del contundente material intelectual, científico, social y artístico que produjeron. Ellas ganan espacios a través de su trabajo, motivo por el cual comenzaron a ser visibilizadas y valoradas. 

Con Ernestina Pérez, que es la segunda doctora chilena, nacida en Valparaíso, comienzan a salir 

las mujeres del país para perfeccionar su estudio en el extranjero becadas por el gobierno y de ahí le siguieron muchas. Además, se destacaron en sus respectivas áreas y eso, en lo personal, me resulta fascinante. 

Llama la atención que estas pioneras se hayan interesado en profesiones que incluso hoy continúan ligadas al ámbito masculino ¿cuál crees que sea la razón?

No todas. Muchas de las pioneras se vincularon a la educación, porque en esa época nacen las Escuelas Normales, entonces tempranamente hubo muchas educadoras en el siglo XIX. Por ejemplo, Mercedes Marín, una mujer que se conoció en la época como una gran poetisa. Ella dejó de manera inédita el primer programa para educar a la mujer.  Es decir, el Decreto Amunátegui todavía no existía y ella ya hablaba de la importancia de educar a las mujeres. 

¿Qué importancia tiene el Decreto Amunátegui para impulsar la educación de las mujeres en Chile?

En resumen, este decreto viene a señalar que las mujeres pueden dar exámenes válidos para ingresar a la universidad. Sin embargo, faltaba un paso anterior que era fortalecer la educación secundaria. En esa época los exámenes no eran obligatorios para las mujeres, entonces en el fondo decía que si la mujer quería entrar, era posible, pero, ¿qué opciones le doy para que pueda prepararse bien? 

En 1877, el Estado no tenía ninguna participación y apenas intervenía tímidamente a través de la subvención, hasta que en 1891 se fundó el Liceo N°1 de Niñas María Franck de Mac Dougall, el primer liceo fiscal femenino con presupuesto 100% estatal. 

La educación femenina pública surge tras el decreto del 10 de enero de 1889, que es super importante porque introduce la reforma alemana, conocida curricularmente como el sistema concéntrico. En esa época Chile contrató muchas profesionales alemanas para fomentar y fortalecer la educación femenina. 

En resumen, yo hablo de tres fases: de 1877 a 1890 donde tenemos este rol secundario del Estado con liceos subvencionados; después una segunda etapa desde 1891 hasta comienzos del siglo XX, donde el Estado pasa a tener un rol protagónico a propósito de la fundación del primer liceo fiscal; y luego un tercer momento, cuando comienzan a fundarse liceos de forma paulatina a lo largo de todo el país.

Sobre el rol actual de la Universidad ¿cómo ves que estos espacios apoyan la participación de la mujer? 

Hoy veo como se abren los espacios para el diálogo y la reflexión. Mi libro fue financiado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio y patrocinado por la editorial de la PUCV. Además, tuve la oportunidad de presentarlo en unas jornadas de historia que organicé en la Universidad de los Andes. Me parece que esas son señales concretas de apoyo para someter estos temas a discusión, así como también para visibilizar y conocer el desafiante camino de las mujeres por ganar sus válidos espacios en Chile.

Para adquirir el libro “Los albores del ingreso de la mujer a la Universidad” puedes escribir un mensaje a ventas.euv@pucv.cl