Gabriela Ali Arriaza
Mi nombre es: Gabriela Ali Arriaza
Soy de: Temuco, región de La Araucanía
Estudié en la Escuela de Derecho PUCV entre los años: 2011 a 2015
Soy alumni desde el año: 2016
Trabajo en: ESVAL S.A. como abogada de Asuntos Contenciosos y Administrativos de la Gerencia Legal.
Estudios de posgrado: Actualmente me encuentro cursando el Diplomado en Derecho Procesal Avanzado y Litigación en la PUC.
1.- El mejor recuerdo que tengo de la Escuela.
Más que un recuerdo en particular, yo diría que son los buenos amigos que conocí en la Escuela y que se mantienen hasta hoy. Con ellos compartí buenos y malos momentos, triunfos y fracasos que también son parte de la formación. Como me vine a estudiar desde otra región (y una no muy cercana) me quedaba harto en la Casa Central durante la jornada de la tarde, porque me sentía acompañada por otros compañeros que estaban en la misma situación que yo (que no llegaban a casa a estar con la familia). Entonces, en esa dinámica cotidiana conocí mucha gente, se forjaron buenas amistades de las cuales me siento muy orgullosa y con quienes guardo muy buenos recuerdos. Se me viene a la mente como ejemplo: un break (largo) de estudio bajando a la cafetería para comer un pan Gonzalo y tomarse un café/té sumado a una buena conversación.
2.- Algún bochorno académico o anécdota universitaria.
Tengo varios, pero les cuento el siguiente: Como pasaba harto tiempo en la Escuela y, generalmente, me quedaba a estudiar en la biblioteca nueva (que ya no es tan nueva) una tarde estaba media aburrida y acompañé a un amigo al que habían invitado a un “vino de honor” por el lanzamiento de un libro de Derecho Marítimo del que no había escuchado hasta ese día. Después del brindis se ofrecía un pequeño cóctel a los invitados, quienes se pusieron a comentar el libro con su autor, momento en que se da vuelta un profesor de la Escuela y me pregunta si me gustó el libro y qué opinaba (el autor miraba). Le dije que me parecía muy bueno y completo, pero que todavía no lo terminaba. La verdad es que nunca compré el libro ni tampoco lo leí, pero fue una situación bochornosa de la que intenté zafar lo mejor que pude.
Otra anécdota/bochorno que no puedo dejar de contar fue una que me ocurrió durante el primer año. Estaba en clases de Derecho Romano con el profesor Alejandro Guzmán Brito (Q.E.P.D.) y estaba tomando apuntes con mi notebook sentada en la fila del pasillo de la sala. Como el profesor se paseaba explicando la materia, en un momento pasó a llevar mi pc y se cayó al suelo. Hubo un silencio incómodo en la sala y ambos nos pusimos nerviosos pensando que se había roto. Luego él con un tono lúdico me dijo que lo recogiera y que si había ocasionado algún daño él podía hacerse cargo, pero que el valor del computador se había depreciado por el uso, por lo que había que descontarlo (justo estábamos viendo como materia las facultades del dominio). Afortunadamente no le pasó nada, pero después de esa clase me comencé a sentar un puesto más adentro, quedando como una anécdota de la que hasta el día de hoy me río.
4.- ¿Qué otras actividades o pasatiempos pudiste desarrollar en tu época universitaria?
Tuve la oportunidad de participar durante varios años del Voluntariado Jurídico, formando parte de su grupo ejecutor. Actividad que recuerdo con mucho cariño ya que formé y afiancé lazos con grandes personas y amigos con quiénes todos los sábados en la mañana íbamos a diferentes juntas de vecinos de la región para entregar asesoría jurídica gratuita a quién no tuviese otra oportunidad de acceso. En lo personal, me ayudó a comprender de manera más real el derecho y que con un concepto o idea que -en clases o en el contexto universitario- podía parecer tan básica, se podía ofrecer la solución al problema de una persona que, de otro modo, no tendría la chance de conocer.
También fui ayudante del departamento de Derecho Procesal Civil, así como del Semillero de Derecho Procesal, oportunidades de las que aprendí muchísimo y pude compartir con grandes profesores y compañeros. Fue una experiencia enriquecedora que nunca olvidaré, sobre todo cuando fuimos a competir con el semillero -representando a la universidad- en un concurso internacional de derecho procesal en Cartagena de Indias en el que la pasé muy bien.
5.- ¿Cómo se ha hecho presente el sello PUCV en tu vida personal y/o profesional?
Se ha hecho presente al enfrentar situaciones complejas. Definitivamente mi paso por la Escuela me ayudó a conocer, pero también pulir mis talentos y fortalezas, así como a reconocer debilidades y saber cómo manejarlas. La Escuela me entregó muchas herramientas útiles para afrontar la vida profesional: sólidos conocimiento y también una base para formar un criterio jurídico en constante desarrollo. Me considero una persona disciplinada y siempre lo he sido, pero sumado a la rigurosidad en el método que caracteriza a la escuela creo haber alcanzado un estado de crecimiento personal del que me siento orgullosa.
6.- ¿Qué le aconsejarías a nuestros alumnos y futuros alumnos de Derecho PUCV?
Voy a replicar un consejo que me entregó mi madre en alguna oportunidad: que confíen en sus capacidades, se tengan paciencia y que no se comparen con otros de forma negativa. Pienso que, en general, no es necesario ser ninguna clase de genio para sacar la carrera de derecho en esta Escuela. En mi opinión, rodearse de buenos amigos, ejercitar siempre el método, la disciplina y perseverancia son las claves para cualquier meta personal y esta carrera no es la excepción.