Académicos y estudiantes de Teología PUCV participan del Te Deum Ecuménico en la catedral de Valparaíso
Mons. Jorge Patricio Vega Velasco svd, Obispo de la Diócesis de Valparaíso y Gran Canciller de la PUCV, presidió el décimo octavo Te Deum Ecuménico, en el que reflexionó sobre la pandemia, el miedo y las incertidumbres vividas en tiempos de Covid 19.
16.09.21
Este miércoles 15 de septiembre se desarrolló el tradicional Te Deum Ecuménico en la catedral de Valparaíso, presidido por primera vez por el nuevo Obispo y Gran Canciller de la PUCV Mons. Jorge Patricio Vega Velasco svd. El profesor de la Facultad Eclesiástica de Teología PUCV Dr. Juan Daniel Escobar, integrante de la Comisión Nacional de Ecumenismo, guió la celebración litúrgica y el estudiante de la Licenciatura en Ciencias Religiosas y Estudios Pastorales Matías Torres presentó una petición por el mundo universitario. A su vez, en los distintos oficios también participaron estudiantes seminaristas de nuestra Facultad.
Por su parte, Dr. Cristian Eichin OFM, Vice Gran Canciller PUCV y profesor de nuestra Facultad, destacó la importancia de este encuentro para la comunidad: "Fue un Tedeum Ecuménico muy significativo por el contexto en que nos encontramos, por el aforo establecido y todo lo que ha implicado la pandemia para nuestra sociedad. Al ser un encuentro de estas características, se invita a las iglesias que participan de la fraternidad ecuménica de Valparaíso, por lo que también estaban presentes pastores, sacerdotes y miembros de otras comunidades religiosas cristianas. También se invitó a líderes de otras religiones, con representantes del mundo musulmán y judío", detalló.
En el Te Deum se hizo oración por la Patria, sus habitantes, autoridades; por aquellos que han perdido la vida a causa de la pandemia, por el personal de la salud, y por todos aquellos que han cumplido un rol fundamental en este tiempo de pandemia; por los Pueblos Originarios, los Emigrantes, refugiados y sin hogar, por la concordia y la paz en nuestra patria, por los niños/as y jóvenes, por los Adultos Mayores, por los universitarios, el mundo de la investigación, la tecnología, por el mundo laboral y cesantes; y, por Afganistán.
En su homilía, el obispo Vega reflexionó sobre la paz y señaló que ante los tiempos difíciles que hemos vivido aflora en nuestro corazón aquel saludo de Jesús: “La paz esté con ustedes”. “Con este saludo Jesús se presenta resucitado y triunfante ante sus discípulos que se encontraban encerrados en un cuarto llenos de miedo. El verlo resucitado, la venida del Espíritu Santo, y la confianza que les entregó el saludo de Jesús, le permitió a este grupo de discípulos, perder el miedo y abrir las puertas del cuarto donde se encontraban para salir a anunciar a todos que el Mesías que todos esperaban, había venido y no era otro que el mismo Jesús que las autoridades habían tomado preso, torturado y crucificado”, expresó el Gran Canciller de la PUCV.
También mencionó la cercanía que los creyentes han tenido hacia el sufrimiento de las personas en esta pandemia. “Todas las confesiones religiosas aquí presentes, hemos buscado formas de responder a las necesidades de una ciudadanía desconcertada por no sentir la cercanía pronta del Estado. Muchas iglesias y confesiones religiosas nos hemos esforzado para cumplir con nuestra vocación de servicio al Evangelio y al Pueblo de Dios. Especialmente, en la realización de actividades solidarias; en el acompañamiento de enfermos y adultos mayores; y en cientos de ritos fúnebres donde se sigue acompañando a familias afectadas por la pérdida de algún ser querido”.
Junto con mirar nuestro pasado, Mons. Jorge Patricio Vega Velasco svd. tuvo palabras para hablar sobre el futuro y los sueños que tenemos como país: soñamos con el fin de la pandemia, con tener una Carta Magna que nos permita caminar en paz y justicia por muchos años más. “Otro gran sueño, es que podamos entregar a nuestras futuras generaciones una tierra tan bella como la que recibimos, en la cual las montañas sigan cubiertas de nieve, los ríos cristalinos continúen bañando los valle donde cultivamos nuestros alimentos y pasta nuestro ganado. Soñamos entregar a nuestros herederos un mar libre de toda contaminación”.
Finalizó su homilía con un último sueño: “En fin, soñamos que no se esconda a Dios, que por experiencia sabemos cómo acompaña cada acontecimiento nacional. Soñamos que Dios pueda continuar ocupando un lugar relevante en nuestra historia, entregándonos esa Paz que proviene de él, y así cada habitante de esta bendita tierra tenga la oportunidad de acogerlo en su corazón”.
Con información del Obispado de Valparaíso.