“La importancia de nuestras áreas disciplinarias en la sociedad actual” se tituló la mesa de conversación donde expuso el doctor José Marín, decano de la Facultad de Filosofía y Educación de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

En su presentación, el decano analizó los planes de estudio de las épocas Antigua y Medieval. “En esos tiempos remotos, los hombres organizaron sus estudios en torno a las llamadas Artes Liberales, que se componían del Trivium (gramática, retórica y dialéctica o lógica) y del Quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música). Estas siete artes se llamaban así porque liberaban al hombre de su barbarie e ignorancia, refinándolo y civilizándolo; también porque se trata de cosas que le son propias a la dignidad del hombre, que se funda en buena parte en su libertad”, precisó el académico.

Agregó que estas siete artes constituían una preparación indispensable para llegar a expresar lo que es propio del ser humano, y de allí su carácter profundamente humanista; después se podían seguir los cursos de especialización.

“Dos cosas llaman la atención: primero, la extraordinaria vigencia de este plan de estudio que, por más de mil quinientos años fue el pilar de la cultura de la Antigüedad y de la Edad Media, época esta última, en que el currículum fue cristianizado. Segundo, que siendo un plan de estudios esencialmente humanista, integra ciencias matemáticas (aritmética, geometría, astronomía)”, indicó.

El doctor planteó en este encuentro las siguientes interrogantes: ¿Por qué duró tanto tiempo este sistema de estudios? ¿Sólo por inercia, un excesivo conservadurismo o porque realmente comparece en él un ideal de hombre? ¿Es comparable con la situación de la educación actual en nuestro país? ¿debe la educación forjarse a partir de valores absolutos y universales, proponer modelos, modos y no modas?

El académico señaló que si se quiere formar un verdadero humanista se debe entender que las humanidades se definen, justamente, por su objeto de estudio: el ser humano y su obra, lo que equivale a decir prácticamente el todo.

“¿Acaso nuestros planes de estudio que dividen a los alumnos entre humanistas y científicos, introducen un fuerte sesgo reduccionista en lo que debe ser la mirada humanista del mundo? Es evidente, que quien tiene talento para las letras, no se podrá ni deberá dedicar a la física; empero, ¿debe desconocer completamente de qué trata la física? ¿No ayuda esta ciencia a situarse de mejor manera en el mundo? Asimismo, quien tiene talento para las matemáticas, no se dedicará seguramente a la filosofía; sin embargo, ¿acaso la matemática, en sus más altos niveles de abstracción no llega a plantear problemas de índole filosófica, como que grandes matemáticos han sido también filósofos?”, analizó el decano.

Asimismo, el profesor mencionó que en el mundo actual “se sobrevalora la utilidad de las cosas; una exacerbación del pragmatismo. Para el utilitarista, las humanidades son inútiles, no producen".

Sobre Humaniaora

El programa de fortalecimiento de la red de programas de Doctorado y de Magíster en Humanidades, Artes, Ciencias Sociales y de la Comunicación, tiene sus antecedentes en la creación y puesta en marcha del proyecto MECESUP UCH0602, Red de Doctorados en Humanidades y Ciencias Sociales, el que se desarrolló entre los años 2007 y 2010 y vinculó en su red a un total de 19 doctorados acreditados, en 7 Universidades pertenecientes al CRUCH.

Humaniora, constituye la continuación y profundización de dicho proyecto MECESUP, cuya propuesta fue la de compartir recursos y beneficios académicos con el propósito de optimizar los índices de graduación y mejorar la calidad de los programas asociados, tanto en la docencia como en la investigación y en los estándares de calidad.

La Red Humaniora permite una articulación de los posgrados en humanidades de las universidades que conforman el consorcio, promoviendo la movilidad estudiantil entre los distintos programas y, desde este punto de vista, influye también positivamente en las acreditaciones de Magister y Doctorado. Adicionalmente, permite tener una voz común en defensa de las Humanidades y las Artes frente a las políticas públicas como, por ejemplo, la creación del Ministerio de Ciencia.