Glaucoma: una enfermedad silenciosa
Este 12 de Marzo se celebra el día internacional del Glaucoma
Según los datos entregados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el glaucoma es la segunda causa más común de ceguera en el planeta, afectando a 4.5 millones de personas. En nuestro país se estima que alrededor de 350 mil personas pueden tener esta enfermedad que si bien no tiene cura si se puede tratar para evitar la ceguera total.
La Directora de la Escuela de Tecnología Médica de la PUCV, Ariane Lüttecke Anders, señaló que: “esta es una enfermedad neurodegenerativa que afecta la cabeza del nervio óptico, es una enfermedad compleja y además crónica, por lo que una vez que el paciente la desarrolla no se puede curar, aunque se puede mitigar su avance.”
El glaucoma es conocido como la enfermedad silenciosa ya que no presenta síntomas y comienza a afectar la visión desde la periferia hacia el centro, por lo que quien la sufre, solo se percata cuando la enfermedad ya está bastante avanzada. Sin embargo, pese a que es asintomática, existen diversos factores de riesgo pueden entregar señales de que la enfermedad está presente. Según ha indicado Arianne, estos elementos son:
- Presión intraocular elevada
- Antecedentes familiares, especialmente de línea materna
- Especial atención en pacientes con miopía o hipermetropía elevada
- Pacientes de raza negra, quienes tienen mayor prevalencia de glaucoma y en quienes es más agresivo
- Mayores de 40 años
Según ha señalado la Directora de la Escuela de Tecnología Médica, existen muchos tipos de glaucoma, aunque hay dos que destacan por sobre el resto, señalando al respecto que: “uno de ellos es el glaucoma primario de ángulo abierto, que se destaca por ser el más común de la enfermedad. Por otra parte, encontramos el glaucoma agudo, que se trata de una verdadera emergencia y se debe resolver en 48 horas y es muy doloroso”.
El tratamiento para esta enfermedad consiste en el uso de fármacos antiglaucomatosos o hipertensores oculares que son las conocidas gotas para los ojos, si bien con este tratamiento debiese ser suficiente para su control, existen pacientes que nos responden de la mejor manera y es necesario realizar cirugías oculares. Sin embargo y tal como ha señalado Ariane, no siempre la cirugía tiene buen resultado y tampoco implica que el paciente deba dejar de usar las gotas.
La recomendación es estar bajo un control periódico en población sobre los 40 años y sobre todo, tomar conciencia de una enfermedad que silenciosamente nos puede privar de nuestra visión.
Fuente: Facultad de Ciencias