Juan Pablo Faúndez: “La Doctrina Social no es una moda, nació en el siglo I”
20 de julio de 2024
El jefe de programas académicos de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Valparaíso ahonda en la naturaleza y método del pensamiento social cristiano.
“Algunos piensan que la Doctrina Social es una interpretación reciente o una moda, pero en sus puntos fundamentales viene del Evangelio y del siglo I, en cuestiones tan esenciales como el principio de la participación de los bienes y función social de la propiedad privada”. Esta es una de las reflexiones que compartió esta tarde desde Nueva York el investigador chileno Juan Pablo Faúndez, jefe de programas académicos de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Faúndez fue el encargado de abordar el concepto, naturaleza y método de la Doctrina Social en la la jornada de apertura del IX Diplomado Internacional organizado por la Academia Internacional de Líderes Católicos, con la colaboración de ‘Vida Nueva’, que acoge la Saint John’s University, de Nueva York, hasta el próximo 27 de julio.
Perspectiva holística
El también presidente académico de la Academia profundizó en el devenir histórico del pensamiento social cristiano, deteniéndose especialmente en la aportación de Pablo VI a través de la encíclica ‘Populorum progressio’. “El término desarrollo integral humano es una categoría novedosa que plantea Montini, en tanto que muchos vinculaban solo el desarrollo a una mirada económica y la propuesta papal pasa por ofrecer una perspectiva holística”.
Con esta premisa por delante, Faúndez subrayó que la Doctrina Social considera que “el bien común no es un sumatorio de bienes individuales o particulares de manera aritmética, sino que encuentra el conjunto de condiciones que permita el mayor desarrollo material y espiritual que forma parte de la contribución al bien común”.
Aterrizando en la actualidad, con los desafíos que marca la Agenda 2030 de fondo, comentó que “no se trata de estar a favor y en contra, sino a acercarnos con la madurez del discernimiento en el Espíritu para ver qué podemos aportar y no condenar lo malo, sino mostrar dialógicamente la búsqueda del consenso”. “En el centro de esta propuesta -comentó-, se encuentran los pobres, no solo considerados así económicamente, sino también desde el punto de vista educativo, espiritual”. A partir de ahí, Faúndez repasó algunas de las preocupaciones de la Santa Sede respecto a puntos específicos de la hoja de ruta de la ONU como la teoría de género, la salud reproductiva o el concepto de empoderamiento de la mujer.