La ciencia del cuidado: Perritos Curauma
A Sandra y Martina no solo las une la ciencia, también el amor por los animales.
27/06/2025
En el campus Curauma de la PUCV, hay vida más allá de los laboratorios. Además de las personas y los pajaritos, desde su fundación a la fecha diversos perros han habitado el lugar: animales que saludan a estudiantes como si fueran viejos conocidos y que esperan pacientes su comida diaria. No son mascotas, pero tampoco están completamente solos. Hace más de diez años, un grupo de personas decidió “adoptar” a los peludos del campus.
“Perritos Curauma surge, yo creo, hace más de 10 años atrás”, recuerda Sandra Zelada, funcionaria del Instituto de Biología y directora actual de la agrupación. “Había una estudiante de bioquímica, de nombre Karen Espejo, que junto con otros alumnos se dedicaron a alimentar a los perros que residían acá en el campus. Cuando este campus abrió en el año 2010, la constructora dejó abandonados a los perros que cuidaban la obra”.
El gesto fue espontáneo y colectivo. “Nosotros como funcionarios también empezamos a hacer lo mismo. Hasta que un día un perro se enfermó y tanto los estudiantes como los funcionarios le dimos medicamentos… El pobre perro estaba doblemente medicado”, recuerda entre risas. Fue ese error lo que los unió oficialmente: la necesidad de coordinar los esfuerzos para no solo alimentar, sino también cuidar.
Desde entonces, Perritos Curauma creció. Hoy es una red de estudiantes, académicos, residentes del sector y voluntarios comprometidos. Y entre ellos, apareció una aliada clave: Martina.
Un corazón con nombre
Martina Valencia es docente de la Escuela de Kinesiología y tesista del Doctorado en Didáctica de las Ciencias. Su historia también parte con un encuentro. “Todo comenzó gracias a León, mi primer perrito, quien se convirtió no solo en mi compañero inseparable, sino también en el motor que cambió mi visión sobre los animales”.
A León le siguieron más de 200 animales rescatados. Gatos, perros, cachorros heridos, hembras embarazadas, camadas completas escondidas en rincones improbables. En cada uno, Martina puso atención veterinaria, contención emocional, vacunas, esterilización y, sobre todo, la esperanza de un nuevo hogar.
“Esta labor no siempre es fácil. A veces, el espíritu rescatista desborda el corazón”, confiesa. Porque sí, ha quedado en panne, ha quedado atrapada en zanjas, ha seguido perros bajo la lluvia con una linterna que apenas iluminaba. Y aunque algunas anécdotas puedan sonar graciosas, detrás de ellas hay una urgencia permanente. “Son cosas que pueden parecer insólitas, pero que son parte del día a día de quienes hacemos esto con el alma”.
Lo que se enseña fuera del aula
Para Martina, educar y rescatar no son mundos opuestos. Son formas distintas del mismo gesto: cuidar. “Educar también es cuidar, y cuidar también es educar”, explica. “Entender que la crisis que atraviesa nuestro país y región con respecto al abandono y maltrato animal es parte de la alfabetización científica”.
En el aula enseña con rigor. En las calles, con empatía. “Para mí, ser docente y rescatista no son mundos separados: ambos nacen de un profundo amor por la vida y la justicia”.
Junto a Sandra, hoy forma parte activa de Perritos Curauma. Mientras Sandra gestiona, organiza y vela por el bienestar del campus, Martina cubre rutas de alimentación en Placilla y alrededores gracias a una red de colaboradores voluntarios.
En un campus donde los perritos corren libres entre los pastos, hay mucho más que un grupo de animalistas. Hay una comunidad entera que decidió no olvidar, una que entre pruebas, clases y defensa de tesis, también encontró espacio para una ciencia menos exacta, pero igual de importante: la del cariño.
Agradecimientos
Perritos Curauma agradece a: Andrea, Rosita, Maria Luz, Loreto, Javiera DLC., Javiera S., Lorena, Eloísa, Fernanda, Sebastián, Natalia, Lisseth, Nicole, LIsbeth, Natalia G. y Fernando. Mención especial a Camilo Tapia, auxiliar de la Escuela de Kinesiología que recibe un saco de alimento mensualmente y se encarga de alimentar a perritos en situación de calle en Rodelillo.
Por parte de Martina, mencionar a Susana Alvarez y familia y Anto-animalista, quienes construyen casas para perritos comunitarios apadrinados y que nos hicieron las casas para “los santitos” y para Peque y Huachis, los perros comunitarios del campus Curauma PUCV.
Otros apoyos son la Escuela de Medicina Veterinaria de la UNAB, quienes regalan cupos gratuitos para castraciones y esterilizaciones. La Veterinaria La Protectora a cargo del MV Patricio Morales, ubicada en el paradero 6 de Nueva Aurora, Viña del Mar, quienes han colaborado con esterilizaciones, castraciones y quimioterapia a bajo costo. Pet Curauma hotel y Spa, quienes ofrecen baños sanitarios y hogar temporal gratuito. A la veterinaria Dulce Vet, quienes ofrece ayuda integral y que incluso adoptó a “Dulce” una de las perritas rescatadas. A las médicas veterinarias Mónica Muñoz y Diana Escobar por su ayuda constante. Finalmente, a todos y todas los que conforman esta comunidad, a las y los estudiantes, funcionarios, auxiliares, administrativos y docentes PUCV y a todos/as los/as vecinos/as de Placilla/ Curauma.
Facultad de Ciencias PUCV