La ecuación perfecta entre equilibrio y matemática
Elizabeth Montoya, académica del Instituto de Matemática (IMA) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), no solo destaca por su labor en las aulas y en el ámbito académico, sino también por su pasión por el running, un hobbie que ha cultivado desde su adolescencia y que hoy forma parte esencial de su vida.
Montoya comenzó a trotar cuando estaba en los últimos años de la enseñanza básica. “Trotaba como un hobbie, dedicándole un día a la semana. No lo hacía con un objetivo de salud, simplemente porque me gustaba”, comenta la académica del IMA. A lo largo de los años, esta actividad se mantuvo en su vida, aunque de forma intermitente, especialmente durante los inviernos fríos del puerto de Valparaíso, ciudad en la que nació y ha vivido la mayor parte de su vida. Sus rutas favoritas incluyen icónicos paisajes de la V región, recorriendo desde la Caleta Portales a lugares como el Reloj de Flores, el Casino de Viña del Mar y Las Salinas.
Sin embargo, hace un año, una decisión le dio un completo cambio a esto que siempre vivió como un pasatiempo. Decidió unirse al club de running "You Can Run", desde este momento, se transformó su manera de ver el trote, volviéndose un desafío más sistemático y disfrutándolo desde otra perspectiva más competitiva. Hoy en día, corre cuatro o cinco veces por semana, con entrenamientos que incluyen fuerza, resistencia, fartlek (carrera por intervalos) y trotes largos de hasta 19 kilómetros. Todo esto forma parte de su preparación para su primera media maratón, que correrá este 6 de octubre en Viña del Mar.
“Entrar al club cambió mi visión. Yo lo veía como un espacio muy individual y con este grupo me di cuenta que no era así. Correr no es solo individual, menos en un club, donde se generan estrategias y metas grupales, que es un gran motivante”, comentó la Dra. Montoya. Lo que comenzó como un deseo de tener un buen ritmo al correr ha evolucionado hacia objetivos más ambiciosos, en un principio completar los 10 kilómetros sin fatiga, mejorar sus tiempos y, ahora, participar en una media maratón.
A pesar de sus compromisos académicos, Montoya ha sabido equilibrar su vida profesional con su pasión por el running. Con la rigurosidad de una científica, ha aplicado su disciplina a esta actividad. "Ser sistemático es clave para obtener resultados", señaló. Esta dedicación se da en primera instancia en la calendarización de entrenamientos específicos y también se refleja en la adquisición de equipos especializados, desde zapatillas con amortiguación hasta relojes inteligentes que registran su rendimiento, lo que le permite a su entrenadora "Cata", hacer proyecciones precisas de su progreso.
Este espacio también ha sido una herramienta importante para su bienestar. Tras haber enfrentado episodios de depresión, Montoya reconoce que este deporte se ha convertido en una inversión en su salud emocional. "Por muy cliché que suene, para mí, correr es alegría, es un grado de felicidad", asegura. Los paisajes costeros de Valparaíso, donde entrena, le brindan una sensación de libertad y gratitud que pocas actividades pueden igualar. Agregando también: “los paisajes que tenemos en la costanera son realmente privilegiados y cuesta encontrarlos incluso en otras partes del mundo, este espacio que es para uno, para pensar y para conectarse con uno mismo es impagable y fue muy útil en periodos difíciles de mi vida”.
Pensando en desafíos a futuro, Elizabeth Montoya planea participar en más medias maratones, poniendo como metas poder hacerlo en algunas extranjeras, como la de Buenos Aires, Boston, Berlín o París, señalando que: “me gustaría como siguiente paso poder seguir compitiendo en medias maratones en países que frecuento por temas laborales y poder quizá ajustar alguna estadía con alguna de estas instancias para vivir estas nuevas experiencias” Agregando además: “incluso en un par de años más me gustaría poder correr una maratón completa y es algo que de momento me motiva para seguir entrenando y sé que con este club puedo lograr esos objetivos”.
Así, la académica del Instituto de Matemática, demuestra que no hay ecuación imposible cuando se corre con el corazón, complementando también el pertenecer al Club You Can Run le entregó nuevas herramientas para transformar su hobbie en un ser maratonista, llevando el deseo de correr a un nuevo espacio-tiempo en su vida.
Fuente Facultad de Ciencias