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La música: Un escape a la racionalidad de las matemáticas.

El profesor del Instituto de Matemática se dedica a ecuaciones diferenciales y busca salir de la digitalización.

En la adolescencia, entre los acordes y los sonidos de su guitarra, Ignacio Muga encontró el espacio perfecto para dar rienda suelta a su lado artístico y emocional. Esta conexión con la música le permite hoy en día, disfrutar de un viaje inmersivo donde las notas y los sonidos son parte de una conversación con sus compañeros de banda.

"Toco guitarra desde la adolescencia, cerca de octavo o enseñanza media", comparte Ignacio, remontándose a ese tiempo pasado donde se encontró por primera vez con la música. Desde entonces ha formado parte de diversas bandas y se ha dedicado principalmente a la composición. “partí desde chico componiendo porque no era muy bueno sacando canciones. Me sentía tan bueno en sacar canciones y había tipos muchos mejores que yo y así me dedique a componer desde temprano y me sentía valorado por eso y me daba cuenta que como las canciones eran mías nadie las podía tocar mejor que yo”, señaló el académico del Instituto de Matemáticas.

Su gusto por esta expresión artística, ha llegado más allá de un simple pasatiempo, la música en general, es algo que genera ímpetu en Ignacio, quien describe su relación con la música de la siguiente forma: “Mi trabajo es súper racional, tengo que hacer teoremas, deducir formulas, ecuaciones, es súper racional, incluso trabajo administrativo, entonces para mí la música es pasarme al otro lado de mi cerebro y no aplico nada de racionalidad cuando toco”, agregando: “estoy en un espacio que soy libre, en lo que tengo que tocar y lo tengo que hacer, entonces exploro esta otra parte de mi persona que no tiene que ver con lo racional, si no, con lo puramente emocional”.

En su gusto por la música y las ganas de adquirir nuevos conocimientos, ha escuchado diferentes estilos, ha pasado por el rock, rock progresivo, hard rock y actualmente escucha principalmente jazz, algo que le ayuda en su último proyecto, Aural, que define como una propuesta audiovisual inmersiva, que es improvisación musical sobre luces, comentando sobre este proyecto: “Hemos hecho shows 3D, donde las luces pasan entre el público”, agregando al respecto: “nosotros tiramos humo con máquinas para que los haces de luz se vean y envuelvan a la gente, mientras nosotros mantenemos como una conversación entre los instrumentos con la improvisación”.

Este grupo lo compone junto al baterista con quien ha tocado casi toda su vida y también junto al tecladista y encargado de las luces, “El Optiko”, a quien define como un capo en su área. “Él es un artista que se ha ganado proyectos y todo, tiene su trayectoria. De hecho, en nuestra primera presentación estuvimos tocando en la casa de un pintor, y había mucha gente del área como pintores, escultores, fotógrafos y fue muy choro porque ellos estaban entre nosotros cuando tocábamos, bailaban, hacían figuras con sus cuerpos, nos grababan, etc”.

En este trio, Ignacio se ha quedado en la parte análoga y por lo mismo ha modificado sus pedales para dejarlo a la altura de sus manos, dado que le acomoda de mejor manera para esta nueva propuesta artística y así se aleja un poco de lo digitalizado que está en su vida diaria trabajando constantemente frente a la pantalla de un computador por sus investigaciones y trabajo administrativo en la universidad.

Instagram:  https://www.instagram.com/aural_mss

Fuente Facultad de Ciencias