Antiguo texto funerario egipcio fue analizado por académico de Arte
Alfonso Iommi, profesor del Instituto de Arte PUCV, dictó una conferencia sobre la obra “El Libro Egipcio de los Muertos”, que fue publicado por el inglés Ernest Wallis Budge el año 1898. En el Fondo Budge de nuestra Universidad se conserva un ejemplar de su primera edición, texto que contiene una copia del famoso Papiro de Ani, que data aproximadamente de 1.300 a. C.
En el año 1888, el británico Ernest Wallis Budge, entonces agente de compras del Museo Británico, prestó atención a rumores sobre un hallazgo arqueológico espectacular en el Alto Egipto. En esa época Francia estaba a cargo del Departamento de Antigüedades de ese país, situación que prohibía a Wallis Budge comprar piezas escultóricas y artísticas de la cultura egipcia. El agente del museo inglés estuvo constantemente vigilado por autoridades francesas, pero no desistió en su objetivo y se contactó con contrabandistas, quienes lo llevaron a una tumba de la XVIII dinastía, cerca de Luxor (antigua ciudad de Tebas), que contenía un rollo de papiro de grandes proporciones y en perfecto estado de conservación.
“La pieza encontrada por Wallis Budge es el Papiro de Ani que constituye la versión más famosa del Libro Egipcio de los Muertos, escrito en torno al año 1300 a. de C. por Ani, Escriba Real de Tebas. Teniendo en cuenta que estas copias del Libro costaban una fortuna y que la mayoría de las personas sólo podían enterrar con ellas algún capítulo, este papiro de gran tamaño y muy decorado da una idea de la posición social y las riquezas de Ani”, señaló Alfonso Iommi, profesor del Instituto de Arte, en la conferencia realizada en el marco del Proyecto de Sello Valórico “El patrimonio bibliográfico de la PUCV según sus académicos”, donde participa la doctora Virginia Iommi, profesora del Instituto de Historia, como investigadora responsable.
El Papiro de Ani forma parte de los fondos del Museo Británico desde 1888. “Cuando Ernest Wallis Budge regresó a Inglaterra, cometió un error trágico con el papiro. En primer lugar, lo cortó en treinta y siete hojas de uniforme longitud para facilitar su manejo. Este método causó un daño irreparable a la continuidad de la pieza”, puntualizó.
Ernest Wallis Budge, que más adelante llegaría a convertirse en uno de los egiptólogos más renombrados, en el año 1898 publicó el texto titulado “El Libro Egipcio de los Muertos”, donde presentó el Papiro de Ani, en una traducción completa de la versión tebana. Los jeroglíficos egipcios están copiados con claridad y se incluye una transliteración de sus sonidos (reconstruidos), una traducción palabra por palabra y, separadamente, una traducción adaptada completa.
El libro fue publicado por un editor de Londres llamado Kegan Paul. Después se hizo otra edición con mejores ilustraciones que la financió un conjunto de filántropos (Sociedad Medici), ambos ejemplares están en la Biblioteca Budge de la PUCV.
EL PAPIRO DE ANI
El “Libro Egipcio de los Muertos” es una colección de sortilegios que se incluían en las tumbas del Reino Nuevo, y pretendían ayudar al difunto en su difícil camino en el juicio de Osiris. Su título original podría traducirse como “Libro de la salida al día”.
El Papiro de Ani medía alrededor de 23 metros de largo por 38 centímetros de ancho y es la versión del Libro Egipcio de los Muertos que tiene el mayor número de capítulos, todos decorados con dibujos que explican cada paso del juicio de Osiris. Precisamente, este juicio era el acontecimiento más importante y trascendental para un difunto, dentro del conjunto de creencias de la mitología egipcia.
En la Duat (inframundo), el espíritu del fallecido era guiado por el dios Anubis ante el tribunal de Osiris. Anubis extraía mágicamente el Ib (el corazón, que representa la conciencia y moralidad) y lo depositaba sobre uno de los dos platillos de una balanza. El Ib era contrapesado con la pluma de Maat (símbolo de la Verdad y la Justicia Universal), situada en el otro platillo.
Mientras, un jurado compuesto por dioses le formulaba preguntas al difunto acerca de su conducta pasada y dependiendo de sus respuestas el corazón disminuía o aumentaba de peso. Thot, actuando como escriba, anotaba los resultados y los entregaba a Osiris.
Por Natalia Cabrera Vásquez
Instituto de Historia