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Dra. Carolina Garín: “Estamos investigando para realizar el primer mapa de biocorrosión en Chile”

En la actualidad, la investigadora de la Facultad de Ciencias de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), lidera una línea de investigación que busca retardar los efectos de la corrosión influenciada microbiológicamente (MIC) o biocorrosión en la Bahía de Quintero.

04.12.2019

La investigadora y Doctora en Ciencias mención Química, Carolina Garín, ha desarrollado durante su trayectoria profesional, diversas líneas de investigación que tienen como base la aplicación de nanotecnología enfocada al desarrollo de nuevos nanomateriales vinculados, entre otros, al estudio de biocorrosión bucal. Además, junto a las Escuela de Mecánica y Construcción de la PUCV, investiga en el ámbito de la Biocorrosión de hormigones, la elaboración de hormigones con nanomateriales y fibras naturales con vista a desarrollar nuevos materiales resilientes. Asimismo, desarrolla investigación en Biocorrosión marina, junto a la Dra. Carolina Yañez del Instituto de Biología de la PUCV, una empresa pinturera, la Capitanía de Puerto de Quintero y ASMAR Valparaíso.

Desde esta perspectiva, la Dra. Garín considera que fue fundamental para su desarrollo como investigadora, los estudios de postdoctorado realizados en el Instituto Nacional de Metrología, Calidad y Tecnología de Brasil, (Inmetro). Allí pudo trabajar directamente con destacados científicos en la síntesis, uso y desarrollo de nanomateriales como: nanotubos, grafeno, nanopartículas metálicas y semiconductoras, electrónica molecular, así como también el empleo de micro-espectroscopia RAMAN como técnica de estudio y caracterización de materiales.

Actualmente, se encuentra realizando estudios químicos y microbiológicos para determinar la biocorrosión que se genera en la Bahía de Quintero, donde se aprecia un proceso acelerado causado por la polución marina y atmosférica, que afecta a estructuras metálicas, hormigones y, en general, a otros materiales que están en contacto con el agua, lo que podría tener un impacto negativo en la flora y fauna de la costa de este emplazamiento.

“Cuando hablamos de biocorrosión o MIC (corrosión influenciada microbiológicamente), hacemos referencia a la corrosión acelerada o generada por microorganismos en el medio marino y, desde esta mirada, es relevante contar con evidencia científica de cuales materiales son lo óptimos, por ejemplo, para levantar estructuras costeras. De esta manera, el objetivo de este inédito estudio, se sustenta en la idea de generar un revestimiento que nos permita retardar el proceso de corrosión que se ve acelerado, por la condición de “zona de sacrificio”, comentó la especialista de la PUCV.

En este sentido, es relevante mencionar que todo el conocimiento de base científica generado en esta investigación, permitirá desarrollar un revestimiento efectivo a partir de nanomateriales no tóxicos, que serán agregados a diversas pinturas, lo que permitirá, tras su aplicación, frenar los negativos efectos que está causando la corrosión acelerada en sectores costeros, causada, entre otros, por el calentamiento global que ha incrementado el número de microorganismos en los océanos, situación que se puede apreciar en el rápido deterioro de barcos, muelles y en el ecosistema marino.

Esta investigación ha sido posible gracias al apoyo de la Dirección de Investigación de la PUCV, a través de la entrega de un fondo de iniciación interno y, además, cuenta con el apoyo de la Capitanía Puerto de Quintero, ASMAR-Valparaíso y la empresa de pinturas Epothan, quienes han facilitado materiales y movilización marina para realizar el trabajo en terreno.

“Gracias al apoyo de estas organizaciones, hemos podido monitorear, entre otros, el rápido efecto del deterioro de metales de uso estructural, que están expuestos al agua y que, por supuesto, tienen un impacto negativo para el medioambiente. En esta línea, el revestimiento que estamos empleando es de origen polimérico, es decir, trabajamos con una pintura de uso marino y le incorporamos nanomateriales en base a sustancias químicas biodegradables amigables con el entorno, las cuales nos permiten retrasar los efectos de la biocorrosión”, explicó la investigadora PUCV.

“De esta manera, esperamos que esta investigación sea el cimiento que nos conduzca a elaborar el primer mapa de biocorrosión marino en Chile, ya que la corrosión varía dependiendo de la zona geográfica donde afecta y, al día de hoy, no existe levantamiento científico sobre este fenómeno ni en Chile ni en el mundo. Por ello, recientemente con el apoyo de ASMAR Talcahuano, hemos instalado una jaula de monitoreo, para así tener otro foco de estudio en condiciones diferentes de clima”, agregó.

Consultada por la relevancia de un mapa de estas características, destacó: “Las variaciones geográficas, de clima y temperatura de las costas de Chile y el mundo, requieren esquemas ideales de pinturas para cada zona, es decir, el revestimiento para barcos o muelles no puede ser estándar”.

“Hasta el momento, hemos tenido muy buenos resultados a nivel básico e intermedio en laboratorios y acuarios, por lo que estamos muy optimistas para enfrentar estudios mayores de campo donde las condiciones son muy distintas, ya que se incluyen factores climáticos, corrientes, temperaturas y, en general, todas las circunstancias propias de la naturaleza que intervienen en el proceso. Por ello, estamos cada día generando nueva información en las jaulas instaladas en Quintero y Talcahuano, lo que esperamos se convierta en el largo plazo en parte fundamental del primer mapa de biocorrosión de Chile”, concluyó la investigadora PUCV, Carolina Garín.

 

Por Marcelo Vásquez, Periodista VRIEA PUCV