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Dr. Cristian González

“La principal preocupación de los medios de comunicación es captar audiencias para venderlas a los anunciantes”.

Profesor de la PUCV, investigó en su último proyecto la relación entre medios de comunicación electrónicos y sus audiencias en el contexto de la ampliación del espacio público mediático al ámbito virtual. Al respecto afirmó: “los espacios que brindan los medios para que los lectores comenten las noticias publicadas en la web se constituyen como un nuevo espacio público que está cambiando la relación de los medios con sus audiencias y están transformando la forma como se construye la opinión pública”.

Domingo 20 de noviembre de 2016

“La principal preocupación de los medios de comunicación es captar audiencias para venderlas a los anunciantes”. - Foto 1

El Instituto de Literatura y Ciencias del Lenguaje de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, es una institución líder  en el ámbito de la investigación, con cuatro programas de postgrado y cuatro carreras de pregrado. En este contexto, Dr. Cristian González, ha desarrollado un destacado trabajo de investigación y docencia en el ámbito de la lingüística del discurso, que define como la rama de la Lingüística que estudia la construcción de sentido mediante el uso del lenguaje.

La trayectoria académica del Dr. González incluye, entre otros, estudios de psicopedagogía en la Universidad de los Lagos, Magíster en Educación en la PUC y Doctorado en Lingüística en co-tutela entre la  PUCV y la Universidad París XIII en Francia. En una entrevista realizada en el campus Sausalito el profesor nos reveló los aspectos más significativos de su trayectoria como investigador y algunos detalles de sus intereses investigativos.

¿Cómo recuerda su llegada y los primeros años en la PUCV?

En el 2001 estaba realizando una tesis de magíster en la que investigaba diferencias de habilidades narrativas y argumentativas en estudiantes de diversos estratos socioculturales. Viajé desde Santiago a Valparaíso para entrevistarme con la Sra. Marianne Peronard, que en ese momento era la directora del Doctorado en Lingüística. Vine a consultarle algunas dudas teóricas respecto de la relación entre el texto y la comprensión. La entrevista no fue muy larga, pero fue definitiva. Puedo decir que fue la Dra. Peronard la que me ayudó a descubrir que quería seguir estudios en lingüística y me animó a realizar estudios de doctorado.

Al año siguiente, ingresé al doctorado en Lingüística PUCV, lo que me permitió renovar mi mirada sobre el lenguaje. Si bien siempre tuve un interés por el lenguaje y el aprendizaje, el programa de doctorado, tanto en las asignaturas obligatorias como la rica experiencia de los profesores visitantes, me llevaron a replantearme la importancia del contexto y las variables sociales en la construcción del sentido en la comunicación. En esta perspectiva, se produjo mi acercamiento a la línea francesa del estudio del lenguaje, particularmente en lo relacionado con la teoría de la enunciación y el análisis del discurso.

En el segundo año del doctorado surgió la oportunidad de realizar estudios en Francia. A través de un proyecto ECOS-CONICYT obtuve una beca para realizar estudios por dos años en la Universidad Paris XIII. En esta etapa y tras un período de adaptación a la vida parisina, pude profundizar mis conocimientos en la relación entre las estructuras lingüísticas  y los contextos psicológicos y sociales de uso.

¿Qué le pareció el proceso de investigar en una cultura tan diferente a la nuestra?

El primer desafío es el idioma, si bien tenía un nivel suficiente para leer y comunicarme oralmente, la escritura académicos en una lengua extranjera siempre es una gran complicación. No obstante ello, fue una muy linda experiencia en la que aprendí mucho e hice muy buenas amistades.

En definitiva, descubrí una escuela francesa de análisis del discurso, la que me ofreció una mirada comprensiva muy potente respecto de cómo se usa el lenguaje y cómo  funciona como articulador de múltiples procesos sociales. Pasé de una perspectiva más psicolingüística aprendida en Chile, a otra más sociodiscursiva que me ayudó a entender, desde una perspectiva comunicativa, el lenguaje como un fenómeno de enunciación situada social e históricamente.

¿Qué temáticas incluyó en su tesis doctoral?

En mi tesis doctoral investigué la construcción del destinatario discursivo en los editoriales de prensa de diarios chilenos. Este género periodístico, que en Chile no va firmado, tiene la particularidad de representar la voz del medio ante la contingencia social y política nacional, por lo que indagar sobre las características del lector al que se dirige, resulta muy interesante.  Los periodistas, o los editorialistas en este caso, escriben con una imagen de sus lectores que se refleja en el texto de diferentes maneras, por ejemplo, la información, los juicios y valores que asumen compartidos o la construcción de un “nosotros” como grupo de referencia, entre otros.

Otro aspecto interesante respecto del género periodístico editorial,  es que a través de este artículo el diario realiza una fiscalización o evaluación de diversas instituciones o actores sociales. Para acometer esta tarea es imprescindible que el editorialista se presente él mismo como un ciudadano responsable y comprometido con el progreso y desarrollo del país. En esta investigación consideré los editoriales de La Tercera, El Mercurio y La Nación del año 2003. Naturalmente, hay semejanzas y diferencias entre los diarios. A partir de las semejanzas, reconocemos las propiedades del género discursivo y las restricciones que imponen la situación de comunicación y el dispositivo a la escritura periodística. Las diferencias, en cambio, nos permiten identificar rasgos de la identidad al medio y las pistas respecto de la relación que busca establecer con sus lectores.

¿Qué aspectos destacaría de la investigación realizada?

Por ejemplo, el editorialista del diario El Mercurio no habla desde una posición de periodista o dueño de un diario, sino desde una posición de ciudadano. Es este posicionamiento de ciudadano el que le permite acometer la tarea de fiscalizador y orientador de políticas públicas. Es esta postura la que legitima su discurso. Sin embargo, se posiciona como ciudadano de elite, toda vez que asume un rol paternalista respecto de la gente o los ciudadanos, lo que se refleja al situar a los ciudadanos como un tercero en la comunicación, al que hay que advertir, cuidar o informar. Asimismo esta postura se refleja en la manera de dirigirse a las autoridades de gobierno, sugiriendo o recomendando determinados comportamientos. En una postura diferente podemos reconocer al extinto diario La Nación, donde el enunciador discursivo se construye como ciudadano que habla directamente a otros ciudadanos con el que comparte el punto de vista.

¿Hay conciencia en las audiencias de la intencionalidad que hay tras estas prácticas discursivas de los medios?

Lo primero que podemos señalar es que los artículos editoriales, mediante los temas que seleccionan y los juicios que realizan sobre la contingencia social, siempre tienen un rol político. El artículo editorial siembre aborda un tema de interés colectivo, esto incluye también la discusión sobre temas en apariencia pueden ser de interés privado, pero que se tematizan y discuten como asuntos públicos. Por ejemplo, frente a un hecho policial como un robo de un auto por parte de un menor de edad, el editorialista podría referirse a las leyes que regulan la responsabilidad paterna frente a los delitos que puedan cometer los hijos, o frente a la fuga de un animal de un circo, se discutirá sobre los derechos de los animales.

Esto nos da una idea específica sobre las propiedades del género editorial de prensa y cómo puede analizarse como un fenómeno lingüístico que considera los destinatarios y, al mismo tiempo, los fines políticos y/o económicos que hay tras la práctica comunicativa. En este sentido, la prensa y los medios de comunicación en general funcionan en un mercado dual, donde por una parte venden información y entretención  a sus audiencias, pero por otra, captan y venden audiencias a sus anunciantes. Sin embargo, podríamos afirmar que en muchos casos, por el imperativo económico, la principal preocupación de los medios de comunicación es captar audiencias para venderlas a los anunciantes.

Tras esta investigación ¿Qué líneas de trabajo desarrolló?

El año 2010 comencé un proyecto Fondecyt de Iniciación que tenía como foco el estudio de los comentarios que hacen los lectores a las noticias publicadas por diarios nacionales con versión electrónica, particularmente, La Tercera, El Mercurio, La Nación y El Mostrador. 

En esta investigación, la idea central era describir la práctica de comentar las noticias. Como parte de la actividad discursiva que se produce en el espacio público mediático, queríamos conocer cómo esta práctica podía estar cambiando la relación de los medios con la audiencia. Por una parte, a partir de los comentarios, los medios reciben una retroalimentación directa de parte de los lectores. Si bien siempre existió la carta al director como una forma de retroalimentación, con los comentarios en línea por primera vez los medios se expusieron a una masiva y espontánea reacción de los lectores a los contenidos que se publican. De manera que estudiamos qué hacían los lectores en sus comentarios. Al respecto observamos que la mayoría participa porque está en desacuerdo con algo, es decir, lo que impulsa a comentar es fundamentalmente el estar “en contra” de una idea, además de corregir y aportar con información a los contenidos ofrecidos por los medios. Podemos señalar que en general no ha sido fácil para los medios asimilar los comentarios de los lectores como parte de las actividades propias de su actividad periodística.

Con la apertura de los medios a los comentarios de los lectores, pasan de una situación de absoluto privilegio respecto de la selección a la difusión de los temas a una situación de diálogo con los lectores.  Sin embargo, el quiebre de la unidireccionalidad del flujo de la información no es el único cambio. Con los comentarios de los lectores se abre la posibilidad de intercambio de opiniones y de información entre los mismos lectores, es decir, el espacio público mediático se abre al diálogo directo entre los lectores. Lo anterior, forma parte de lo que hoy se conoce como desmediatización, que en alguna forma, ofrece un espacio público casi sin filtro que disminuye la capacidad de control de las líneas editoriales de los medios. 

¿Qué resultados arrojó el estudio?

Este nuevo espacio público funciona fundamentalmente en un ambiente oposicional, donde la gente participa y reacciona, mayoritariamente, porque está en contra de algo, por lo que se configura como un diálogo muchas veces agresivo pero que puede integrar a personas con posiciones muy divergentes que, muy probablemente, no podrían tener una conversación en otro espacio. Además, descubrimos, entre otras cosas, que solo el 10% de los comentarios son generados por mujeres, lo que replica la brecha de género que se da en otras actividades como la representación política de las mujeres diversas organizaciones del Estado. Por último, nos dimos cuenta que la gente discute temas que no son planteados por los medios, ampliando, de esta forma, la agenda de temas propuestos por los medios.

¿Qué características cree usted que determinan este comportamiento agresivo?

Muchas veces se usa un lenguaje soez o violento, que aprovecha el anonimato del comentario. En este formato, es fácil transgredir los límites que se mantendrían en otros espacios públicos, ya que por la virtualidad no existe riesgo de sanción social ni física. Al respecto, los usuarios de estos espacios conocen y aceptan las reglas del juego y bajo estas condiciones se involucran y mantienen un diálogo. De alguna manera, estos espacios funcionan bajo el concepto de plaza pública, donde participan personas muy heterogéneas y que favorece la expresión de posiciones extremas. De esta forma no es infrecuente el intercambio de opiniones entre religiosos, ateos, liberales y conservadores, por nombrar algunos. Sin duda el comportamiento verbal de los comentadores cambia significativamente de acuerdo al tema que motiva la discusión y el medio que alberga el espacio de discusión. Como es fácil de imaginar, es diferente la conversación en plataformas en que se comenta fútbol, noticias económicas o columnas de opinión.

Desde su perspectiva ¿en la argumentación predomina la razón o la emoción?

A pesar de la agresividad verbal que se pueda manifestar en los comentarios, la mayoría de la gente que participa recurrentemente en estos espacios de discusión valora la capacidad de razonamiento y, de igual manera, cuestiona a la gente que no puede seguir una línea argumental, independiente de si está utilizando lenguaje culto, soez o ironía. Por ejemplo, es interesante ver cómo los usuarios hablan de su propia práctica con expresiones como: "En este foro no descalificamos a la personas, sino que cuestionamos sus ideas". No obstante, la espontaneidad favorece la impulsividad y limita la reflexión, eso hace que predomine la emocionalidad.

¿Estos resultados generaron nuevas investigaciones?

Efectivamente. Con los resultados planteamos otro proyecto dirigido a caracterizar la dimensión política de estos comentarios de los lectores. A través de un proyecto Fondecyt el 2014, nos focalizamos en columnas de opinión que abordaban temas políticos. Fundamentalmente el objetivo era explorar la formación de comunidades en torno a un diario o un columnista determinado y el desarrollo de ideas políticas. Asimismo, queríamos identificar la relación entre los temas propuestos por los medios y los temas de discusión que predominan en las conversaciones entre los lectores.

Para ello, lo primero es entender que el significado de comunidad es muy amplio. Por ejemplo, en el ámbito del discurso académico se instala la idea de que los investigadores de una determinada disciplina forman una comunidad, porque tienen formas de membresía, maneras de comunicarse entre ellos, determinadas maneras de integrar a las personas nuevas, unos temas recurrentes, entre otros aspectos. 

Con esta idea de comunidad, quisimos identificar si los comentaristas de las columnas de opinión  formaban comunidades de opinión. Por las características de la práctica que se desarrolla en un espacio virtual y mediado por el computador, lo que favorece el anonimato, las comunidades que se forman tienen una identidad débil. Sin embargo, observamos que hay muchos comentaristas estables, que se reconocen entre sí, que pueden evocar opiniones de otras conversaciones. Generalmente, en una cadena de comentarios que se forma como reacción a una columna, hay un grupo pequeño que realiza la mayor parte de la discusión y otro grupo que solo participa una o dos veces. En este contexto, más que demandas personales, los participantes plantean inquietudes colectivas que se suscriben a ideologías políticas diversas, pero que sistemáticamente se identifican con un colectivo de ciudadanos o grupos más pequeños que cuestionan a otros grupos o actores de la política.

Sobre lo planteado ¿qué se puede decir de los intereses de estas comunidades de opinión?

Cuando nos identificamos en la conformación de grupos de referencia y de adversarios,  los comentaristas se constituyen como ciudadanos, a veces son padres, son jóvenes, consumidores, trabajadores, cuyos principales grupos de adversarios son los políticos y los empresarios. Ciertamente, los temas y el enfrentamiento de opiniones siguen asociados a los temas planteados en las columnas de opinión, pero en estos espacios se va produciendo un diálogo más amplio, ya que los participantes logran instalar sus propios puntos de vista, generalmente muy críticos de las instituciones y de la élite gobernante. Si consideramos que los medios de comunicación siempre han sido fundamentales en la sociedad ya que han aportado a la organización de la sociedad y a la construcción de consenso, en estos espacios, y otros como Twitter y Facebook, se abre la discusión a nuevos temas y otros puntos de vista que van consolidando lo que identificamos como desmediatización de la opinión pública. Sin duda, los medios seguirán siendo fundamentales, pero los efectos de estos cambios en la formación de la opinión pública los veremos en el tiempo.

¿Cree usted que el anonimato garantiza la veracidad de las opiniones?

En principio estamos frente a un ejercicio de libertad de expresión con un filtro ancho, lo que más allá de las consideraciones de bueno o malo, nos lleva a un espacio de discusión original de la web, donde la gente conversa por escrito, que podría ser de interés en muchos aspectos. Desde luego a los medios, a pesar de lo incómodo que puede ser recibir críticas de sus lectores, es fundamental tener una retroalimetación de la recepción de los contenidos que publican. También puede resultar interesante desde un punto de vista político, como una forma de conocer el discurso de la gente común frente a los temas contingente. Probablemente, a psicólogos sociales, publicistas, psicoanalistas, etc. podrían ver en estos espacios un lugar de observación del comportamiento social muy fecundo.

Sobre la veracidad de los comentarios, la respuesta es compleja porque la cuestión misma de la verdad es compleja. Claramente el anonimato o el uso de seudónimos permite que las personas no se sientan amenazadas por las opiniones de otros o no evalúen seriamente las consecuencias de sus propias opiniones, pero las conversaciones se producen, se mantienen en el tiempo, se repiten, etc. Quiero decir que las conversaciones están ahí y que si se consideran adecuadamente las condiciones en las que se genera la discusión, su interpretación puede darnos información muy interesante.

Nuestro trabajo como investigadores de las prácticas discursivas de la sociedad está enfocado en estudiar los patrones del comportamiento verbal, las formas de comunicación, asociados a las condiciones en las que se producen y que se mantienen en el tiempo.

En el intercambio de comentarios ¿Hay alguna opinión que se borre o pueda ser denunciada?

Es muy difícil saber si hay un sesgo sistemático. Sin embargo, medios como La Tercera, utilizan la figura de un mediador, que se presenta como un defensor del lector. 

Sus próximas investigaciones ¿seguirán esta misma línea?

Queremos seguir estudiando el discurso en situaciones públicas de enunciación. La relación entre los medios, la política y la ciudadanía es fundamental para entender la sociedad actual. Ahora nos parece interesante estudiar el fenómeno de politización de la ciudadanía. Esta idea ha sido trabajada por el PNUD del año 2015 como: "La posibilidad que tienen las personas de poner un tema como debatible, es decir, susceptible de ser sancionado colectivamente". Desde un punto de vista discursivo es interesante ya que se trata de problematizar un tema desde la perspectiva ciudadana, de acuerdo al punto de vista ciudadano, que es distinto al punto de vista político o económico y todo esto ocurre en el espacio público.

Dicho de otra manera, nos gustaría indagar en las condiciones que permiten que el discurso de los ciudadanos pueda influir en la agenda pública y política. Todo esto considerando que la desmediatización puede jugar en contra de la construcción de un imaginario colectivo y de la construcción de consensos necesarios para la organización de la sociedad. Al respecto podemos observar una tensión entre la necesidad de que los medios filtren  y seleccionen los temas de la agenda para hacer más comprensible el acontecer nacional e internacional y, por otra, la necesidad de una  apertura democrática a nuevos y diversos temas que realmente interesan a los ciudadanos.

¿Qué impactos podría causar esta nueva mirada en el tradicional sistema de medios?

Es muy importante que exista consciencia de que la participación ciudadana brinda la posibilidad de construir consensos mínimos para organizarnos socialmente. Asimismo, no sabemos si esta politización va a transformarse en una opinión pública capaz de influir sobre la política, ya que se sustenta en una tecnología que, de cierta manera, limita la posibilidad de dialogar.

En lo concreto, no es posible que un millón de personas dialogue con un millón de personas y si siempre se reciben noticias desde las mismas plataformas como Facebook o Twitter, se corre el riesgo de terminar viviendo en una burbuja. Por todo lo expresado, queremos estudiar qué rol van a asumir los medios tradicionales frente a estos procesos de politización y desmediatización.

¿Cree que los medios tradicionales puedan sobrevivir a estos cambios?

Desde el punto de vista discursivo, en Chile es interesante ver cómo tras un mismo dueño, se elaboran propuestas periodísticas muy diversas orientadas a captar audiencias muy distintas. Me refiero a la prensa más tradicional representada en El Mercurio (Grupo Edwards) y La Tercera (COPESA), en oposición a medios más populares como LUN y La Cuarta que pertenecen a los mismos conglomerados, respectivamente. En esta perspectiva es interesante estudiar como un acontecimiento político es narrado o explicado a públicos tan diversos, sobre todo cuando estos acontecimientos corresponden a temas que le interesan a la gente más que a la élite.

Todo esto nos lleva a un tema muy interesante y que se vincula a cómo se construye el acontecimiento y la realidad social en Chile. Considero que todavía se puede decir mucho más sobre la mediatización  al tiempo que estudiamos la desmediatización de la opinión pública.

Para ir cerrando ¿Qué podría comentar a las nuevas generaciones sobre el trabajo del investigador?

Por un lado el trabajo de investigación se apoya en una curiosidad que quizás mucha gente tiene, pero que el científico la desarrolla y la alimenta. En mi caso, por ejemplo, el estudio del lenguaje como mediador de procesos sociales me ha interesado siempre desde diversas perspectivas, desde su relación con el aprendizaje hasta la posibilidad de construir comunidad y cohesión social.

Afortunadamente podemos decir que todo lo que nosotros investigamos de alguna manera es recibido y aprovechado por nuestros estudiantes. Por ejemplo, un profesor de castellano en formación que estudia el uso del lenguaje en los medios de comunicación se favorece si alcanza una visión compleja del funcionamiento de los medios de comunicación. El estudiante debe ser capaz de analizar las condiciones del desarrollo del discurso de la prensa y el rol que tienen estos en la construcción de los consensos y el sentido común. Asimismo, en estos momentos es fundamental reconocer como se están redefiniendo los límites entre lo público y lo privado. En este contexto se está desarrollando una nueva manera de ser ciudadano a partir de las diversas formas de participación en el espacio público virtual. 

En el nivel de postgrado, por ejemplo, nos interesa caracterizar los textos y las prácticas discursivas que se desarrollan en el ambiente virtual que nos permitan, a su vez,  explorar las nuevas formas de leer y comprender los textos.

Es importante destacar que toda la investigación que realizamos es apoyada por estudiantes de postgrado y pregrado que aportan con miradas nuevas y mucho entusiasmo. En el mismo sentido, este trabajo permite ir formando jóvenes interesados en desarrollar su curiosidad por los estudios del lenguaje, lo que representa una gran satisfacción.

En síntesis, ser un investigador en la PUCV significa una oportunidad de crecer como profesional y ser parte de una comunidad que colabora en la formación de otros profesionales al servicio de la sociedad.

Por Marcelo Vásquez

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