04.08.2015
La destacada folclorista nacional Margot Loyola, Doctora Honoris Causa de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, falleció este lunes 3 de agosto a los 96 años.
La cantautora e investigadora del folclore, considerada una de las personalidades más influyentes del mundo artístico chileno y quien fuera contemporánea de Violeta Parra, formó parte de diversas agrupaciones como las Hermanas Loyola, Cuncumén y Palomar, con las cuales legó a la cultura nacional una gran colección de discos, libros y videos. De hecho, durante septiembre de 2014 lanzó en el Centro de Estudios Avanzados y Extensión de la PUCV en Santiago su último libro, “50 danzas tradicionales y populares de Chile”, en una ceremonia que fue encabezada por la Presidenta de la República, Michelle Bachelet.
Margot Loyola será velada desde el martes 4 de agosto en el Centro Cultural La Moneda. Sus funerales se realizarán el miércoles 5 de agosto en el Crematorio del Cementerio General, después de un responso que se oficiará a las 12:00 horas en la Iglesia de la Recoleta Franciscana (Av. Recoleta N°220, Recoleta).
Para los miembros de la comunidad que deseen asistir, la Universidad pondrá a disposición un bus que partirá a las 9:30 horas desde la puerta de Casa Central. Quienes deseen inscribirse, deben enviar un correo a gianfranco.arata@ucv.cl o rector@ucv.cl.
SU VÍNCULO CON LA PUCV
Ana Margot Loyola Palacios nació en Linares, entre galleros, cantoras y otras tradiciones campesinas. Desde muy niña quiso ser artista. A pesar de una infancia marcada por sus clases de piano, su participación en las escuelas de temporada universitaria, en Santiago, le permitieron conocer e interesarse por las manifestaciones musicales propias del territorio nacional.
Realizó una vasta labor como maestra, intérprete, investigadora y divulgadora de las danzas y canciones folclóricas y populares de Chile. En una entrevista concedida en 1995 señaló que “yo no creo que mi trabajo sea tan necesario para el estudio. Más bien pienso que soy yo la que necesito del pueblo y de las cosas maravillosas que tiene”.
Ha sido una verdadera embajadora y portadora de nuestras manifestaciones culturales en la mayoría de los países latinoamericanos y europeos, entre los cuales destacan Francia, España, URSS, Polonia, Bulgaria, Checoslovaquia y Rumania, llegando su reconocimiento internacional a destacarla como Miembro Correspondiente de las Asociaciones Folklóricas de Buenos Aires y Tucumán, sin mencionar las instituciones similares a que pertenece en nuestro país.
La actividad artística de Margot Loyola tuvo como uno de sus resultados más sobresalientes y de mayor repercusión social, el que nuestro país haya conocido mediante documentadas propuestas escénicas, las más diversas expresiones musicales y coreográficas del folklore de las culturas y naciones que conforman nuestro país. Este hecho resultó ser de insospechadas dimensiones, puesto que en Chile solo se conocía la música tradicional del campo de la zona central. Fue, precisamente, a partir de la propuesta interpretativa que Margot Loyola comienza a elaborar desde principio de la década de 1950, la presentación en los escenarios chilenos de cuadros y montajes basados en las culturas mapuche, pampina, aymara, huilliche, pascuense y chilota.
En 1972 ingresó como docente del Instituto de Música de la Universidad Católica de Valparaíso, en la cátedra de Folklore Musical y dos años más tarde creó el Conjunto Folclórico de la Casa de Estudios. Su amplia gama interpretativa va desde el complejo canto mapuche hasta la música del salón chileno en el siglo pasado.
La PUCV la distinguió como Profesora Emérita en 1998, mismo año en que se creó en la misma universidad el Fondo de Investigación y Documentación de la Música Tradicional Chilena Margot Loyola Palacios, el que según palabras de la propia folclorista, es “valiosísimo y único en Chile”.
Actualmente, el Fondo Margot Loyola se ha transformado en uno de los archivos más importantes de Chile por el carácter de sus bienes culturales, que abarcan desde documentos sonoros de todo tipo hasta manuscritos, rollos de autopiano, partituras y fotografías, todos relacionados con la música de tradición oral chilena.
En 1994 recibió el Premio Nacional de las Artes, que por primera vez reconocía a la música folclórica, y el 2006 fue investida con el grado de Doctora Honoris Causa por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
De su vasto legado bibliográfico-musical se destacan “Visión musical de Chile” (1980), “Bailes de Tierra en Chile” (1980), “Siempre Margot...” (1984), “El folklore de Chile” (1990), “Isla de Pascua: geografía musical de Chile” (1990), “El couple” (1990), “El cachimbo: danza tarapaqueña de pueblos y quebradas” (1994), “Voces del Maule” (1994), “21 temas del folclor” (1998), “La zamacueca” (1999), “Legado musical inédito de un Premio Nacional de Arte” (2001), “La Tonada: testimonios para el futuro” (2006), “Otras voces en mi voz” (2010) y “La cueca: danza de la vida y de la muerte” (2010).
Durante el 2014 presentó su último libro: “50 danzas tradicionales y populares de Chile”, el cual realizó junto a Osvaldo Cádiz, en una ceremonia que contó con la presencia de la Presidenta de la República, Michelle Bachelet. La publicación fue realizada bajo el sello de Ediciones Universitarias de Valparaíso de la PUCV.
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