17.10.2017
El 31 de octubre de 1517, el monje agustino Martín Lutero publicó 95 tesis contra el poder y la eficacia de las indulgencias (concepto de la teología católica estrechamente ligado a los conceptos de pecado, penitencia, remisión y purgatorio). La publicación de este texto ha sido señalada como el inicio de la Reforma Protestante, un proceso cuyas consecuencias excedieron, con mucho, lo estrictamente eclesial y teológico. Aun cuando es perfectamente discutible la pertinencia de esta fecha específica como el inicio de la Reforma Protestante, existe un amplio consenso (académico y extra-académico) de que ella estimuló un movimiento que afectó a la sociedad alemana de la época y que se extendió en el tiempo hacia otras latitudes, generando nuevas formas de vivir y concebir la religiosidad, la sociedad y la relación entre política y religión.
Con motivo de la conmemoración de los 500 años del inicio de la Reforma Protestante, la Facultad Eclesiástica de Teología de la PUCV invitó al doctor Martín Hoffmann, quien expuso sobre su libro titulado “La Locura de la Cruz” (2014), texto que analiza la teología de Martín Lutero.
El libro tiene como objetivo guiar en la profundización del conocimiento de la teología de Lutero desde diez temas principales que son analizados a partir de la perspectiva de la cruz. “Lutero desarrolló su teología desde una perspectiva central que es la cruz de Cristo y expresó con eso una nueva lógica del pensar y cuestionar, que él caracterizó con las palabras del apóstol Pablo como locura”, explicó el doctor.
En su ponencia agregó que hubo un gran abuso del símbolo de la cruz en la cristiandad. “El emperador Constantino vio en la cruz la señal de una victoria militar. Los pueblos en América Latina experimentaron la cruz como signo de los conquistadores. Les significó opresión, sufrimientos, esclavitud y muerte. Por otro lado, experimentaron la cruz como símbolo del mensaje de los misioneros. Pero todo eso no es el sentido correcto de la cruz según el apóstol Pablo y Martín Lutero. Para ambos la cruz es la perspectiva vital de la Fe, eso suena como una locura si se analiza a la cruz como un instrumento de tortura, sin embargo, ambos están convencidos de lo siguiente: el conocimiento de Dios comienza cuando se da a conocer a sí mismo en su humanidad, en el rostro que se vuelve hacia nosotros en Jesucristo, pero este conocimiento no es claramente visible, sino que está oculto bajo la debilidad, la necedad, el sufrimiento y la cruz, todos fenómenos que generalmente se nos presentan como opuestos a la divinidad”, precisó el teólogo.
El profesional mencionó que no existe un conocimiento directo de Dios, ya que se podría decir que se da a conocer de manera oculta. “Al conocimiento de Dios no se puede llegar tampoco por la vista sino por medio de una comprensión y entendimiento, que aprende la presencia de Dios a pesar de su ocultamiento en la cruz y la pasión. El ser humano vive por naturaleza en un engaño sobre sí mismo y por lo tanto también sobre Dios. Esa negación de Dios verdadero solo puede ser revelada mediante la negación de la negación y eso es precisamente lo que ocurre en la cruz. Dios se revela en el ocultamiento, en su opuesto, y es justamente así que el ser humano puede verse así mismo y en su situación con otros ojos”, indicó Hoffmann.
Lutero se refiere en primer lugar a la pasión y a la cruz de Cristo, pero al mismo tiempo piensa en la cruz de los cristianos. Para él la cruz de Cristo y la cruz de los cristianos están estrechamente relacionadas. La cruz de Cristo no es solamente un hecho histórico aislado con el que la vida de los cristianos se relaciona por medio de la causalidad, sino que es en la cruz de Cristo que se hace visible la relación entre Dios y las personas. “La cruz significa en este contexto una transformación de valores que parecen naturales, padecimiento y humillación, cosas que normalmente entendemos que nos separan de Dios y lo contradicen, se convierten en señales de la presencia de Dios en el mundo. Decisivo es que Lutero no solo conoce en la cruz un fracaso de Cristo sino una victoria. Eso es lo paradójico y por lo tanto Lutero denomina a su teología de la cruz también como teología paradójica”, destacó.
Para el investigador la teología de la cruz rompe con la lógica cotidiana cuando ve en la humanidad de Jesús lo divino, en la debilidad la fortaleza, en la impotencia la omnipotencia y en la necedad de estos actos la sabiduría última. “La realidad en su conjunto adquiere entonces un nuevo significado a la luz de la cruz. En la cruz de Cristo se revela entonces la realidad en su conjunto y lo hace en una dialéctica propia”, concluyó.
Para el autor la “locura” del acontecimiento de un Dios que muestra su poder en la impotencia del crucificado, se revela como la llave para descubrir la fuerza transformadora del mensaje bíblico y una crítica anticipada de la modernidad.
Esta actividad contó con la presencia del rector de la Comunidad Teológica Evangélica, Daniel Godoy; el decano de la Facultad Eclesiástica de Teología de la PUCV, Kamel Harire, profesores y alumnos de la Universidad.
Por Natalia Cabrera Vásquez
Facultad Eclesiástica de Teología