Carmen Gloria Núñez: “La Dirección de Género va a ser muy relevante para promover un cambio institucional más amplio”
07.03.2023
Carmen Gloria Núñez es psicóloga, académica, doctora en Educación y desde 2018 preside la Comisión para la Prevención, Acompañamiento y Sanción en conductas de Acoso, Hostigamiento, Violencia y Discriminación Arbitraria en la PUCV.
Incluso antes que este órgano se materializara, la docente de la Escuela de Psicología ya participaba del proyecto: el 2017 fue convocada por la Prosecretaría General para formar parte de la Comisión que elaboró el primer reglamento, cuyo objetivo fue hacer de la Universidad un espacio seguro para todas y todos.
Hoy, a más de 5 años de esa primera tarea y a poco tiempo de dejar su cargo, conversamos con ella para conocer su opinión sobre los avances en temáticas de género a nivel nacional e internacional, así como también para saber cómo ver los avances de la PUCV en esta materia.
Pareciera que a nivel institucional existen pautas muy contundentes para favorecer la equidad de género, así como también para prevenir la violencia contra la mujer (pensando en UN Woman o la Convención de Belém do Pará), sin embargo, hay componente cultural que predomina…
Claro… hay un tema cultural, temas que se reproducen de forma inconsciente, por ejemplo, las pautas de crianza, culturales o de comportamiento (lo que está o no permitido a distintos géneros). Vamos avanzando en visibilizar, pero no significa que las cifras de violencia disminuyan.
Incluso pienso que los movimientos feministas también traen esta contraparte de reactivación de grupos de hombres muy misóginos que se vuelven más reaccionarios frente a esta especie de “empoderamiento femenino”. Me parece que los hombres no se van a quedar tan tranquilos con que estemos cuestionando el patriarcado y las formas de violencia, es decir, hay un coletazo, pero esperemos que cuando decante efectivamente se produzca el cambio.
Por mi parte apostaría a las generaciones más chicas: los que están entrando a la escuela y que han vivido un trabajo intencionado en torno al tema con profesores que se formaron con perspectiva de género. En la educación, en especial en nuestro país y Latinoamérica, nos falta abordarlo de forma sistemática y más clara. Sumado a esto, es muy importante el trabajo con la familia.
El Informe de Brechas en Educación Superior 2022 concluye que la brecha de género disminuye, pero persisten los patrones de segregación según los tipos de carrera ¿Crees que faltan esfuerzos desde la institucionalidad para que las mujeres elijan carreras que no son típicamente femeninas?
Hace unos diez años los informes decían que aunque las mujeres lograban buenos puntajes en la PSU, registraban menos matrículas en educación superior que los hombres. Hoy se matriculan, ingresan a primer año, y eso es un avance. Efectivamente, que se reproduzcan los roles de género en las carreras es algo que hay que atender, además, tiene un correlato en el mercado laboral, porque coincide que las carreras feminizadas son las que menos ingresos reciben.
En mi parecer, eso sí se cambia con iniciativas institucionales. El sistema educativo está muy segmentado: la universidad es un mundo aparte de lo que son los colegios y quizá trabajando en conjunto se podría intencionar el ingreso de las mujeres a carreras que están más masculinizadas.
Por un lado vemos con optimismo los avances de la mujer, pero por otro, y en especial desde el trabajo de la Comisión, nos enfrentamos a las mismas situaciones todos los años, a pesar de trabajar en prevención. ¿Cuál es tu diagnóstico?
El 2021 levantamos una campaña de prevención y concientización y funcionó muy bien porque nos aseguramos de poner el tema sobre la mesa. Ahora bien, no podemos confiar en que esto va a causar un cambio de conducta, pero te permite sensibilizar, hablar del tema y ponerlo en el registro común. Como psicóloga siempre apuesto a los cambios más micros: los talleres e incluso las charlas pueden ser efectivas si las realizamos de manera sistemática.
Aunque nos esforzamos en levantar instancias preventivas y tenemos un reglamento, seguimos recibiendo denuncias de acoso. Es importante destacar que han disminuido, pero aun así existen. El propósito de la comisión debería ser tener cero denuncias, pero también sabemos que falta una formación previa en ámbitos de la sexualidad humana, del cuidado y el respeto a los demás y a sí mismos.
Estamos en una sociedad súper competitiva y a la vez muy autoritaria y adultocéntrica, donde son los adultos quienes resuelven los conflictos entre los niños, entregando pocas herramientas para que desarrollen su autonomía. La Comisión brinda apoyo y resguardos, pero los estudiantes deben aprender a resolver sus problemas cotidianos y siento que ahí el sistema escolar no ayuda mucho.
¿Cómo evalúas estos cinco años presidiendo la Comisión?
Partimos bien adelantados, cuando muy pocas universidades estaban trabajando en este tipo de protocolos. Fue complejo porque tuvimos que armar todo un mecanismo institucional sin que hubiera una legislación que nos ampare.
Lo que queda ahora es seguir avanzando y desarrollando. Me voy tranquila porque todo está armado y bastante consolidado: nuestro reglamento ha sido revisado y ajustado a los tiempos, con buenas definiciones de cada una de las conductas que constituyen transgresión y está claro el procedimiento.
También aprendimos que está muy bien tener un reglamento, pero una comisión de este tipo debe tener cierto nivel de flexibilidad que permita ajustarse a las necesidades del momento, por eso es importante estar atentas al cambio.
Este 2023 nuestra Universidad abre su dirección de género. ¿Cómo crees que esto va a potenciar el trabajo que se ha hecho hasta ahora?
La Comisión abrió un tema y a poco andar nos dimos cuenta que estos no iban a sufrir grandes transformaciones en la medida que no exista otro organismo dentro de la universidad que hiciera un eco más grande y transversal. La labor de la Dirección de Género va a ser súper relevante porque viene a impulsar y consolidar un cambio institucional más amplio donde la comisión debería tener un rol fundamental.