Investigadoras evalúan el uso de los sitios web de las unidades de género de las universidades de la región de Valparaíso
- En el marco del proyecto Anillo “Descentrando las desigualdades de género”, Rocío Ferrada y Elisabeth Simbürger de la Universidad de Valparaíso analizaron los sitios web de las unidades dedicadas a los temas de género de las universidades de la región de Valparaíso.
Rocío Ferrada es socióloga y doctora en Ciencias Políticas y Sociales. Desde esa mirada, el género y la educación son sus principales temas de investigación, los que desarrolla como profesional del Centro de Educación Inclusiva, así como también en el marco del proyecto Anillo “Descentrando las desigualdades de género” de la Universidad de Valparaíso, en la línea de educación superior que lidera la Dra. Elisabeth Simbürger.
El proyecto Anillo es dirigido por la Dra. Alejandra Ramm de la UV, y a través de él se busca llevar la mirada hacia otros sujetos y zonas geográficas, atendiendo a los procesos subyacentes a la violencia de género que los afectan, con miras a mejorar las políticas públicas orientadas a prevenir esta violencia.
Es en el contexto de este proyecto que las investigadoras trabajaron en el análisis de los sitios web de las Unidades de Género de la región, encontrando importantes hallazgos. Los resultados del estudio ‘La cara visible de las unidades de género en las universidades chilenas: un estudio sobre el uso de las páginas web de las unidades de género en la región de Valparaíso’ fueron publicados por la revista Calidad en la Educación, a cargo del Consejo Nacional de Educación.
Conversamos con Rocío Ferrada para conocer su diagnóstico sobre las acciones que están tomando las instituciones de educación superior en la línea de conocer, sancionar y prevenir las conductas de acoso, hostigamiento, violencia y discriminación arbitraria.
¿En qué consiste la investigación que se desarrollaron?
Es una investigación focalizada en la región de Valparaíso, que busca abarcar geográficamente a toda la región, es decir, que trabaja también con la zona insular. Su foco principal está puesto en la violencia de género manifestada en tres dimensiones: los actos de violencia contra las mujeres, la violencia que sufren las mujeres en el ámbito laboral y la situación de las mujeres y la violencia de género al interior de las universidades. Esto se traduce en 3 líneas de investigación: línea de violencia, línea de trabajo y la línea de educación superior.
¿Cómo surge el interés por investigar en esta línea?
En el marco del Proyecto Anillo “Descentrando las desigualdades de género”, en la línea de educación superior, tenemos una hipótesis que sostiene todo el trabajo relativa a que las universidades no ofrecen una escucha adecuada a las personas que sufren las situaciones de acoso, violencia y discriminación.
Esta problemática se manifiesta en que lo que disponen las instituciones al servicio de estas personas no permite escuchar la verdadera problemática o las situaciones reales que sufren las mujeres que son víctimas de acoso, de violencia o discriminación.
Para indagar en esta hipótesis, uno de los elementos fue investigar las páginas web de las unidades o comisiones de las universidades, para ver si proveen un acercamiento hacia la institucionalidad.
Este artículo científico da cuenta de las universidades de nuestra región, entonces me pregunto ¿Cómo evalúas el panorama general? ¿Se confirma la hipótesis?
Lo primero es que se constata una disparidad en el avance. Lo segundo es que hay una gran dificultad para definir categóricamente qué tipo de institución avanza más o menos. Esto en el sentido de que no podemos decir que las públicas van adelante y las privadas van abajo, o viceversa. Hay aspectos en que las públicas avanzan bien y en otros no tanto.
La mayor conclusión de lo que se pudo analizar es que, asumiendo que los sitios web son un lugar súper importante en la época digital, las universidades no hacen un buen uso de este medio, porque de acuerdo a la Ley N° 21.369, las universidades deben comunicar las medidas y las acciones que toman a favor de avanzar en los temas de género y la disminución de las situaciones de violencia en los espacios institucionales.
En algunas universidades constatamos que cuesta acceder a la página, la información está desactualizada o es demasiado críptico el modo de comunicar, por ejemplo, solo hay acceso a revisar la ley, pero una persona que está sufriendo una situación de violencia necesita directrices más claras que ese documento.
Y en ese contexto, ¿cómo evalúas lo que está haciendo la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso en esta materia?
Al momento en que nosotras hicimos la búsqueda, estaba súper bien en cuestiones como la rendición de cuentas. Hay informes anuales de qué ha pasado con las situaciones de denuncias de género y cómo éstas se han procesado, cuáles han sido las sanciones, los resultados. En un marco de política de transparencia y rendición de cuentas, está súper bien. Si no me equivoco, es inédito en la región.
Ninguna universidad entrega a ese nivel información y también los plazos, porque los indican de forma clara para facilitar la lectura al respecto. Además, hay facilidad para acceder al protocolo de denuncia, esas cosas son siempre valoradas y bien necesarias.
Y en materia de prevención, ¿cómo ves lo que hacen las universidades en sus espacios digitales?
Entiendo que el trabajo que realizan las unidades de género está vinculado a construir una cultura de la prevención y para esto educan a la comunidad en temas de género y relaciones de equidad de género.
Hay universidades que no proveen información o lo que tienen está desactualizado y eso no sirve porque si el usuario entra a la página y ve que no se ha publicado hace meses, probablemente se desanime, porque entiende que la universidad le da poca importancia a estos temas o no hay gente que se ocupe.
¿Cómo evalúas que se pueda avanzar a una cultura del respeto y de la prevención de estas conductas en las universidades?
Tengo la impresión bien general de que los estereotipos de género siguen operando, están súper vigentes y eso es difícil de cambiar. Por una parte constatamos que hay avances en el sentido en que se instala una institucionalidad, pero no necesariamente se traduce en que se cambian realmente las prácticas.
Para conocer todos los detalles sobre esta investigación, te invitamos a revisar el artículo completo aquí.