Con un Salón de Honor colmado de estudiantes y profesionales de las ciencias sociales, se realizó el Seminario "Psicoterapia de Reducción de Daños, Exclusión, Trauma y Drogas" donde se expuso un novedoso modelo de tratamiento que no exige la abstinencia para quienes presentan un consumo problemático de estas sustancias.
El encuentro fue organizado en conjunto por la Fundación Paréntesis junto con la Escuela de Trabajo Social y la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
La actividad fue inaugurada por el director ejecutivo de la Fundación Paréntesis, Paulo Egenau, quien planteó que la exclusión social es más que tener carencias económicas, también es quedar al margen del ejercicio de la ciudadanía y vivir en un contexto de carencia de oportunidades.
"De acuerdo a la teoría de las causas fundamentales, las condiciones sociales son causas de las desigualdades en salud. Las personas de estatus socioeconómico alto, disfrutan de una amplia gama de recursos, dinero, conocimiento, prestigio, poder y condiciones sociales beneficiosas que los llevan a contar con una mejor salud. Los recursos afectan en la vida, moldean la conducta en salud e influyen en el autocuidado. Los ingresos influyen en el acceso a vecindarios, ocupaciones y redes sociales que varían dramáticamente en su asociación", precisó.
Al respecto, el expositor planteó que los niños que se encuentran sujetos a diversos factores de riesgo como la pobreza o la violencia intrafamiliar presentan 12 veces mayor peligro de caer a futuro en el consumo problemático de alcohol y otras drogas, además de sufrir depresiones o incluso llegar al suicidio. Por lo tanto, se requiere abordar esta situación de manera especial.
Según el expositor hay que buscar diversos métodos de tratamiento que permitan a las personas determinar sus propios objetivos de tratamiento, en vez de imponer metas como la abstinencia.
Según el expositor Paulo Egenau hay que buscar diversos métodos de tratamiento que permitan a las personas determinar sus propios objetivos de tratamiento, en vez de imponer metas como la abstinencia.
¿Cómo el país está abordando el ámbito de la prevención en drogas y alcohol? ¿Qué le parece la propuesta del gobierno de despenalizar la marihuana?
"Hemos planteado desde 2001 nuestra oposición a cómo fue estructurada la ley 20 mil y hemos tratado de incidir en la política en sentido de modificar la ley para despenalizar el consumo. Creemos que la despenalización –que es distinto a la legalización- es un requisito fundamental para que los países avancen hacia una mirada social y salubrista respecto de las drogas y se alejen de esta visión punitiva y penal que tanto daño ha causado en relación a los consumidores. Esto no tiene que ver con el tráfico. La idea es que se pueda debatir respecto a todas las drogas. No sacamos nada con regular en términos de despenalización a la marihuana y dejar en el ámbito de la penalización al resto de las drogas. Hay que retomar una discusión allí".
¿Qué pasa con el ámbito de la prevención en drogas en Chile?
"Hay que diversificar estrategias. En general, la prevención discursiva y de grandes campañas no cambian las conductas, no tienen un efecto importante en modificaciones epidemiológicas de las poblaciones que consumen drogas. Fijan un planteamiento o postura. La prevención se hace en terreno, de manera participativa -sobre todo con el mundo juvenil- escuchando y conversando. La prevención en una comunidad pobre en el norte de Chile no debe ser la misma respecto a un sector acomodado de nivel socioeconómico alto en Santiago, como tampoco lo es en el sur. Los elementos socioeconómicos, territoriales, geográficos, comunitarios y climáticos inciden en determinadas prácticas en estas conductas de riesgo que deben ser consideradas a la hora de construir la prevención".
Egenau planteó que los niños que se encuentran sujetos a diversos factores de riesgo como la pobreza o la violencia intrafamiliar presentan 12 veces mayor peligro de caer a futuro en el consumo problemático de alcohol y otras drogas.
Egenau planteó que los niños que se encuentran sujetos a diversos factores de riesgo como la pobreza o la violencia intrafamiliar presentan 12 veces mayor peligro de caer a futuro en el consumo problemático de alcohol y otras drogas.
El contexto de exclusión social y violencia generan situaciones traumáticas que afectan en el consumo de alcohol y drogas...
"El malestar psicosocial de la pobreza causa una serie de síntomas de deterioro de la salud como concepto amplio, en lo físico y en la salud mental. Implica una serie de trastornos y lleva a las personas a un estado de malestar que encuentran en la droga y el alcohol una manera de autocuidado".
"En la actualidad, tenemos un cambio de mirada. Antes se veía a las personas con problemas de droga como desviadas emocionalmente, cuestionadas en lo moral, viciosas y culpables. Ahora entendemos que la experiencia de exclusión y marginación llevó a las personas a un nivel de malestar tal que encontraron en las drogas un alivio, lo que genera enormes problemas. Se entiende la relación que establece la persona con la droga como una forma desesperada de autocuidado".
En nuestro país falta perfeccionar la atención pública en salud mental...
"La atención en salud mental es extremadamente pobre e inequitativa en Chile. Las drogas pasan a ser un intento de autoprotección. La actitud que debemos tener los profesionales es romper estos prejuicios. Cuando vemos que la persona se refugió en el alcohol, hay que pensar que no es un alcohólico manipulador, flojo y deshonesto. Es una persona que viene de unas experiencias extraordinariamente conmovedoras por su situación de pobreza, donde encontró al alcohol como una situación transitoria de alivio, pero que a la vez es un problema".
"Cuando hablamos de exclusión e inequidad, esto no sólo se relaciona sólo con la forma en que se reparten los recursos socioeconómicos, sino que también las prestaciones y hay una desigual distribución en el acceso a la educación y su calidad, desigual distribución de los castigos dependiendo del nivel socioeconómico del infractor, hay desigual distribución de la salud. Frente a una misma sintomatología hay distintas respuestas, lo que hace que las personas empiecen a buscar formas alternativas para resolver un estado de malestar, pues no tienen el acceso de pedir una consulta, ir al psiquiatra o asistir a una clínica".
Por Juan Paulo Roldán
Dirección General de Vinculación con el Medio