21.12.2021
El pasado jueves 16 de diciembre se realizó vía Zoom, la conferencia titulada “Estrategias, campañas y puestas en escena de Colonia Dignidad como supuesta víctima” del profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez, Dr. Tomás Villarroel. La actividad fue organizada por el Dr. Claudio Llanos, académico del Instituto de Historia de la PUCV.
La actividad es parte de un proyecto patrocinado por la Fundación Humboldt de Alemania y la Red de Estudios Sociales y Políticos de América Latina y Europa www.redlae.org con el apoyo del Instituto de Historia PUCV.
En la ocasión, el profesor Tomás Villarroel señaló que la investigación efectuada se encuentra en desarrollo para un artículo que debería presentarse a fines de 2022 en un libro editado en Alemania.
“El fenómeno de Colonia Dignidad, nos confronta con una estructura poliédrica que pese a sus pliegues nunca oscurece o esconde el aspecto fundamental que caracterizó al enclave alemán y que es el uso de la violencia y un sistema de opresión. A lo largo de su existencia entre 1961 y 2005, Colonia Dignidad se hizo conocida por sus delitos y crímenes. Fue con menor intensidad confrontada con ellos, a lo largo de las décadas, incluso en la época de la dictadura”, añadió.
El investigador recordó que las acusaciones de que en el enclave se practicaba la privación de libertad, abusos de menores, torturas y otros horrores, desapariciones no solo fueron negados, sino que fueron retrucadas con una puesta en escena como víctimas. “La escenificación de la secta como víctima no sólo llama la atención por la articulación deliberada de una post-verdad sino que además puede ofrecer una llave para la comprensión de la larga existencia que tuvo este Estado dentro de un Estado”, indicó.
La pregunta de investigación fue “¿Por qué la colonia gozó durante tantas décadas de manos libres para seguir llevando adelante su proyecto de reducto que caracterizamos como minitotalitario salvo la evidente complicidad de la dictadura militar?”
“La secta determinó hasta cierto punto el curso de los acontecimientos en la medida que se situó activamente en el rol de víctima. Es decir, en la medida que se autovictimizó. Esta caratula le permitió iniciar ofensivas contra adversarios declarados y achacarles a ellos la culpa por la mala reputación del enclave, incluso con la desgracia de que acechaba a la colonia. El rol de víctima fue utilizado por la colonia para ejercer una cierta presión sobre actuares políticos y diplomáticos tanto chilenos como alemanes y para disponer de una justificación para su actuación interna o para perpetuar el régimen de opresión que lo caracterizó”, complementó Villarroel.
LA PRIMERA FUGA
Durante el desarrollo de la investigación, el académico añadió que se pueden detectar agentes externos que harían que la colonia se sienta como una víctima pero también serían víctimas de sus propios integrantes. “El primer caso nos remite a la fuga de algunos integrantes como Wolfgang Muller en 1966 que efectuaron denuncias contra Paul Schafer, lo que puso a la colonia en la mira de la opinión pública. En los años 60 se conoció el régimen que imperaba al interior de los cercos del asentamiento y los delitos o crímenes inherentes a ella”.
La notoriedad del escándalo fue ocupado por la misma colonia, que no escatimó recursos para el regreso de Muller con objetivo de secuestrarlo. El esfuerzo por capturarlo tuvo su premiación cuando un grupo de colonos se apostó en las proximidades del hogar de ancianos donde se encontraba Muller y un jerarca de la colonia fue detenido.
Después de largos tiras y aflojas, el joven logró salir de Chile y volver a Alemania en 1967. El episodio no terminó allí pues la colonia inició una ofensiva judicial contra la embajada alemana en Chile, autovictimizándose. “La colonia encargó a un renombrado bufete de abogados con domicilio en Bonn para iniciar acciones legales contra la embajada alemana en Chile (…) El ingreso de los pacientes chilenos al hospital de colonia dignidad fue restringido y no supuso un ablandamiento del régimen de segregación al que estaban sometidos los colonos”, complementó Villarroel.
Muller obtuvo la ciudadanía alemana y trabajó en un periódico, transformándose pronto en Alemania en un activista contra los jerarcas de Dignidad y finalmente en presidente de una fundación dedicada al apoyo de las víctimas en Chile.
Al año siguiente, logró huir otro habitante de la Colonia, Heinz Kuhn, quien confirmó las denuncias realizadas previamente por Wolfgang Muller y aportó más datos sobre los abusos. Sin embargo, estas primeras denuncias fueron desestimadas por políticos conservadores y enfáticamente desmentidas por las autoridades chilena, cuyos lazos con la dirección de la Colonia en la gestación y preparación del golpe militar del 11 de septiembre de 1973 quedaron demostrados más tarde en los tribunales de justicia chilenos.
Por Natalia Cabrera Vásquez
Instituto de Historia