Emoción, energía y sorpresa: Orquesta Clásica PUCV y solistas ofrecieron vibrante concierto
Múltiples sensaciones se agitaron en el aire durante el último concierto de la Orquesta Clásica junto a solistas del Instituto de Música PUCV. Las calles de Buenos Aires, los recuerdos de la niñez y rasgueos del campo chileno formaron parte de la atmósfera construida en cálida complicidad con un respetuoso y fascinado público.
La ocasión perfecta para un reencuentro, el de la más pura tradición -representada en los motetes de Mozart- con la vanguardia chilena, en un estreno absoluto que sorprendió a los asistentes con evocaciones inesperadas. Fue el miércoles 14 de septiembre, cuando se realizó el último concierto del ciclo conjunto entre la Orquesta Clásica de la PUCV y los solistas del Instituto de Música de la Casa de Estudios.
La cita no dejó indiferentes a los espectadores. Bajo la dirección de Pablo Alvarado, la Orquesta inició el viaje musical por Brasil, con la obra “Ponteio” de Claudio Santoro, para continuar con Heitor Villalobos y su “Bachiana Nº4”, ambas piezas compuestas para cuerdas, dando luego paso a “Graciela y Buenos Aires”. Impecable fue la interpretación como solista de Felipe Piñones, violoncellista estable de la agrupación. Su intervención finalizó con calurosos aplausos del público y del elenco musical que le acompañó. El programa continuó con sonidos de Argentina, esta vez mediante las partituras de Astor Piazzolla y su “Melodía en La”.
Ross Rubio, asistente al concierto señaló que "cada vez que vengo me llevo una súper grata experiencia. (...) estuvieron increíbles. Bueno, todos los que han estado dentro de este ciclo, pero siento que hoy se lucieron. Me hicieron viajar por Buenos Aires, me sentí caminando entre medio de las calles”.
Uno de los momentos más esperados era el estreno absoluto de “Concierto Dionisíaco”, obra del compositor chileno Félix Cárdenas, quien es académico en el Instituto de Música PUCV. La obra, escrita especialmente para el guitarrista Esteban Espinoza y la agrupación musical, sorprendió desde el principio, cuando los arcos sobre los violines fueron reemplazados por rasgueos, que hacían eco a la guitarra de Espinoza. Conforme explicó su creador, el concierto “obliga a salir del idioma propio del violín con su arco y tomarlo como si fuera una guitarra. En el fondo siempre pensé que la orquesta era como una extensión de la guitarra, entonces la idea era que sonara como si toda la orquesta fuera una gran guitarra".
La obra emocionó visiblemente al público. Maximiliano Schneider, quien se contaba entre los asistentes, manifestó que "me dejó muy contento, no esperaba las piezas de Félix (Cárdenas). Quedé muy sorprendido con su trabajo y la parte de guitarra clásica también, porque es un instrumento que me gusta mucho (...) Estoy muy contento”. Sobre los recursos y el lenguaje musical utilizado en la obra agregó que “fue bastante sorpresivo, pero para bien. Una sorpresa maravillosa".
Esteban Espinoza, quien participó también del proceso creativo, describió la obra con palabras como “campo, sincronía, vuelos ¿Por qué? Porque Félix en el primer movimiento rescata ritmos folclóricos de raíz. Entonces, aparece el “tiki tiki tí”, tan nuestro del folclor de Chile central. A partir de allí, elabora muy bien el primer movimiento. Luego, una sincronía en el segundo movimiento que requiere de mucha precisión entre las cuerdas y la guitarra, (...) Y en el tercer movimiento hay una cadena de arpegios, una progresión armónica bellísima y con notas largas que verdaderamente nos invita a volar. Es que es un concierto maravilloso y yo lo pasé extraordinario tocándolo”.
Para el artista también fue una experiencia muy intensa, ya que Esteban Espinoza comentó que “no puedo dejar de sentir en este momento dos emociones muy profundas. Una, que yo no tocaría y no estaría tocando guitarra sino fuera por el maestro Guillermo Nur, quien está muy enfermo. Entonces, esa emoción me embargaba, trataba de controlarme, pero en realidad en la performance estuve pensando en él. Y lo otro, el abuelo de Félix Cárdenas se llamaba Dionisio. Entonces hay una emoción, una situación familiar, una cosa de cercanía, de piel, de mucho vínculo”.
Sentimientos de los que hizo eco Félix Cárdenas, quien expresó que “es una obra que también recorre una parte de una historia, de mi tradición, desde la tradición campesina hasta la tradición moderna”. Así, la obra es un homenaje a las raíces, tanto familiares como a las musicales de Chile.
Sobre el estreno, Cárdenas manifestó que “lo primero es ver esta parte del proceso como final, después de la creación, el montaje, la interpretación. Un proceso de trabajo que también fue bien colaborativo con el mismo Esteban ya que, de alguna manera, fui escribiendo la obra junto a él. Entonces eso también da una alegría bien importante… Y que suene con el nivel de la orquesta como lo hizo hoy, uno se va realmente feliz”.
Para el director de la agrupación, Pablo Alvarado, la preparación de este concierto fue una oportunidad de aprendizaje y de innovación, como es propio a la naturaleza de las Universidades. “Nosotros, como orquesta universitaria, siempre estamos abiertos a la experimentación. La obra tenía un lenguaje tonal con fuerte acento latinoamericano y chileno. (...) es un aporte a la literatura de concierto para guitarra y cuerda. Pero más allá de eso siempre es atractivo, interesante, es una bonita motivación avanzar y brindar a los asistentes nuevos conocimientos y experiencias sobre la música”.
Al respecto, Paulina Mujica, quien tuvo la oportunidad de asistir por primera vez a un concierto de la Orquesta Clásica PUCV comentó que “me llevo la vibración de las cuerdas. La verdad es que la sala suena espectacular y todo sonó muy bien. El coro, guitarra, fue como de todo un poco... Así que las personas que tienen una primera experiencia en este tipo de eventos es súper grata como para iniciarse. Me quedo con todas las lindas impresiones, fue una muy bonita experiencia".
El reencuentro musical concluyó con uno de los más grandes de todos los tiempos, Mozart. Coro de Cámara -con las voces de sus tenores, barítonos, sopranos y contraltos- y la Orquesta se unieron para interpretar “Laudate dominum KV 339” para cuerdas y solista, con la interpretación de Loreto Pizarro, y “Alma Dei Creatoris en Fa M KV 227”, dando un estremecedor cierre a la inolvidable jornada.
Por Verónica Muñoz Sobenes
15.09.2022