Extensión Cultural PUCV: 2020, el año de la reinvención
Creatividad, aprendizaje, trabajo en equipo y fortalecimiento de confianzas son algunos de los conceptos clave que resumen el productivo año del área.
Desde marzo de 2020 se apagaron las luces. Los edificios, las salas de ensayo, los auditorios, la sala de cine quedaron cerrados, en silencio, vacíos. Los aplausos del público, los agradecimientos y el contacto con la comunidad se transformaron en un hermoso recuerdo, pero también en una motivación constante para los integrantes de las distintas agrupaciones que conforman Extensión Cultural PUCV, quienes lograron que el teletrabajo se convirtiera en una fuente constante de ingenio, arduo trabajo y tormentas de ideas, con el fin de continuar con la creación de contenidos, a pesar de las dificultades de la pandemia.
AL PRINCIPIO…
No saber a qué se enfrentaban en medio de un escenario desconocido generó distintas reacciones y expectativas en los equipos de trabajo, tal como lo señaló el director del Conjunto Folklórico de la PUCV, Jimi Molina: “fue un poco desconcertante la noticia, puesto que el avance de la pandemia y sus consecuencias las veía lejanas, circunscritas a Europa y me encontraba un poco escéptico respecto a su alcance en Chile. Luego pensé que sería algo temporal”, recordó. Así también lo pensó la Jefa de Proyectos Culturales, Kareen Stock: “creí que esto iba a durar dos semanas. Al poco andar pensamos que en mayo íbamos a estar de vuelta y continuaron los aplazamientos, hasta terminar el año en esta situación”, agregó. Sin embargo, a María Eugenia Cisternas, encargada del Fondo Margot Loyola, las medidas de confinamiento no le sorprendieron: “fue un anuncio esperado, pues teníamos mucho miedo al principio de la pandemia, por nuestra salud y la de nuestras familias”, señaló.
Por su parte, para el jefe de la Unidad de Patrimonio Histórico y Museográfico, Fernando Vergara, como para Pablo Alvarado, director de la Orquesta de Cámara PUCV, el estar alejados de su hábitat laboral implicó una serie de contratiempos iniciales: “La imposibilidad de estar en mi oficina y continuar con el trabajo de gestión de las colecciones que veníamos realizando me complicó”, reconoció Vergara. “Fue una situación muy difícil, pues nuestra agrupación requiere de un funcionamiento de manera presencial. Pensar en la realización de un ensayo a distancia no estaba en los planes de nadie”, agregó Alvarado.
Ante esta nueva modalidad de trabajo, los distintos encargados de los estamentos y agrupaciones comenzaron a familiarizarse con nuevos conceptos y tecnologías, con un nuevo estilo de hacer las cosas y con todo lo que implica realizar una labor de difusión cultural desde plataformas masivas como las redes sociales, mientras esperaban con ansias el regreso a las actividades presenciales.
APRENDER HACIENDO
Casas convertidas en oficinas, un gran número de reuniones mediadas por la tecnología cada semana, combinar las labores propias del hogar y la familia con la planificación y calendarización de actividades, requirió de un proceso de adaptación complejo, pero que siempre tuvo un denominador común: la certeza y el compromiso de cumplir, con excelencia, los desafíos que se avecinaban: “Al principio estábamos en shock, llenos de preguntas, pero supimos activarnos sin dilación, con el fin de acompañar a nuestro público”, señaló la jefa de Extensión Cultural, Verónica Muñoz.
Si bien cada área cultural de la PUCV tiene sus propios programas y objetivos definidos, la contingencia promovió que los lazos laborales y de apoyo se estrecharan entre los distintos departamentos. De esta manera, pudieron ir resolviendo, muchas veces de manera conjunta, las propuestas y tareas encomendadas, compartiendo sus saberes, creatividad y esfuerzo. Fernando Vergara, destacó que “fue importantísimo contar con los conocimientos y apoyo audiovisual de Cristian Laorga y de Verónica Muñoz, en la creación de un nuevo espacio dedicado a la memoria y el patrimonio en la fanpage en Facebook de Extensión Cultural”, enfatizó.
En esas primeras sesiones de teletrabajo los funcionarios se enfrentaron a contratiempos como dificultades técnicas, aprender rápidamente el uso de herramientas tecnológicas y programas de edición de videos. Pero también tuvieron la oportunidad de desarrollar al máximo sus capacidades, con mayor destreza que en años anteriores. Para María Eugenia Cisternas fue clave “mantener una rutina lo más similar posible a la de la oficina, para realizar de buena manera mis tareas”, acotó. En su área, Fernando Vergara resaltó dos procesos fundamentales, “primero fortalecimos la coordinación, mucha y mejor coordinación; y segundo, le dimos gran importancia a la innovación, para así agregar valor a nuestro quehacer”, manifestó.
Para los integrantes del Conjunto Folklórico PUCV, siempre existió la convicción y determinación “de que debíamos seguir con la producción artística, mejorando nuestros procesos de investigación y creación, desde un soporte nuevo”, mencionó Jimi Molina. La agrupación está conformoada por dos áreas: la de danza, a cargo de Molina, y la musical, que dirige Víctor Riquelme. En el caso de la Orquesta de Cámara PUCV, el liderazgo de su director fue muy importante “nuestra primera medida fue mantener a los integrantes de nuestra orquesta unidos y motivados. Reinventarnos fue la palabra que nos mantuvo ‘vivos’”, recordó Pablo Alvarado.
Durante la última semana de marzo se difundieron los primeros frutos de esta inédita experiencia en las redes sociales, que incluían distintas presentaciones grabadas (pertenecientes al archivo de la Universidad) y también los primeros registros realizados en pandemia.
MOTIVACIÓN E INSPIRACIÓN
Un punto de referencia fundamental para la planificación de actividades y contenidos durante el año 2020 fue la experiencia artística europea en confinamiento, tal como señaló Kareen Stock: “ver a grandes artistas, referentes a nivel mundial, realizando interpretaciones desde sus casas con sus teléfonos fue inspirador y decidimos adoptar varias de esas actuaciones a nuestra realidad y logramos resultados de altísimo nivel”, agregó la jefa de Proyectos Culturales PUCV.
Este hecho motivó de gran manera a los integrantes de la Orquesta de Cámara de la PUCV para seguir trabajando en estas circunstancias con mayor entusiasmo, ya que “la gran inspiración que nos ha mantenido produciendo contenidos, es ni más ni menos, la relación que hemos construido con un público por más de 21 años. Era nuestro deber como agrupación universitaria, estar en todo momento junto a ellos”, señaló Pablo Alvarado.
Esa fidelidad a la comunidad fue, sin duda, gran aliciente para la labor cotidiana de los integrantes de cada departamento, así como para el trabajo creativo, como indicó Verónica Muñoz: “las manifestaciones del arte y la cultura, las reflexiones en torno a ella son vehículos que ofrecen deleite, alivio o distracción, junto con ser potentes movilizadores para inspirar en tiempos de angustia. Se mueven las energías creativas y de lo ‘malo’ puede iniciarse hermosos y potentes procesos y resultados”, mencionó.
Las fortaleza artística y emocional de grupo también jugó un rol muy importante como factor motivador para esta nueva etapa, tal como indicó el director musical Jimi Molina: “el gran equipo humano que conforma el Conjunto Folklórico PUCV, la disciplina, la pasión y amor que entrega cada uno de sus miembros en las obras que montamos, nos inspiró a lograr nuestro propio crecimiento. Además, nos incentivó el continuar difundiendo nuestra cultura, ya sea la música, las danzas o cualquier expresión del folklore”, enfatizó.
Toda acción artística y cultural, además de la inspiración, requiere de un arduo esfuerzo intelectual y mucha colaboración puesta al servicio de los demás. Así lo recordó Verónica Muñoz: “existe mucha creatividad en el equipo y nos hubiera encantado haber podido dar forma a todo lo que surgía de nuestras reflexiones y ricas conversaciones”. También destacó la capacidad de adaptación del grupo y la buena disposición para participar en experiencias, “que si bien no eran cómodas para muchos, como estar frente a una cámara, formaban parte de un objetivo común. Tuvimos que aprender a dosificar, a reconocer capacidades y limitaciones, a pedir ayuda. También a ser incondicionales en el momento de apoyar a alguien del grupo frente a un desafío determinado”, reflexionó.
CAUTIVANDO A NUEVAS AUDIENCIAS
A medida que avanzaban las semanas, gracias a la práctica constante y al apoyo mutuo, la calidad de los contenidos y presentaciones de las distintas agrupaciones del área cultural fue mejorando ostensiblemente. Estos resultados positivos, reafirmaron el espíritu colaborativo y surgieron nuevos desafíos, cada vez más ambiciosos y creativos.
Los músicos de la Orquesta de PUCV Cámara nos invitaron a conocer sus hogares y detalles de su vida cotidiana y lograron sonar al unísono, a pesar de estar físicamente separados. Se escucharon nuevamente las voces del Conjunto Folklórico, nos maravillamos con su puesta en escena; las recomendaciones de clásicos del séptimo arte y producciones nacionales, realizadas por Cineteca sirvieron para paliar los momentos de inactividad; y por un momento, nuestros espacios cerrados se abrieron para descubrir rincones desconocidos de nuestro patrimonio.
Facebook, Instagram y Youtube fueron las principales plataformas de difusión a través de los cuales la comunidad estudiantil, académica y el público en general podía seguir las actividades desarrolladas por Extensión Cultural PUCV. Además, como los archivos estaban disponibles de manera permanente, nuevas audiencias, de todo nuestro país y el mundo, pudieron acceder, conocer y participar con sus retroalimentaciones, en las publicaciones realizadas.
El equipo de trabajo comenzó a usar más frecuentemente conceptos como “likes”, “impresiones”, “alcances”, “streaming” y “visualizaciones”, mientras continuaban produciendo contenidos para un público intangible, lo que al principio no fue fácil de asimilar: “cuando logramos comprender que podíamos hacer encuentros virtuales, todo se hizo más simple: por ejemplo, en mayo de 2020, pudimos celebrar la Semana del Patrimonio a distancia, lo que significó un gran y entretenido desafío. Quedé muy conforme con la acogida del público de nuestras actividades, de nuestras apuestas; también con la realización de las cápsulas, los ciclos y las conferencias. La labor conjunta que lideramos con la Fundación San Antonio es destacable; el podcast y el ciclo de Arquitectura Religiosa durante el primer semestre, nos dejaron muy conformes. Y sin duda lo que más valoro, es la originalidad y la participación de la gente en el ciclo “Lo que más valoro de ti, Valparaíso”, señaló Fernando Vergara.
María Eugenia Cisternas descubrió muchas ventajas en la difusión en línea de su quehacer como encargada del Fondo Margot Loyola, ya que incorporó medios audiovisuales “para elaborar documentos que me permitieron llegar a los usuarios del fondo y se generó una gran oportunidad para acceder a más personas”. Ella destaca dos experiencias: la celebración del “We Tripantu” de la cultura mapuche y la realización de un concierto de música tradicional chilena. “Ambos tuvieron una excelente recepción y crítica de los usuarios y nos permitieron como Universidad difundir la cultura tradicional y de los pueblos originarios”, mencionó.
Pero la actividad que marcó un hito dentro del quehacer cultural de este fondo fue la invitación que realizó a los espectadores para participar de la iniciativa “Cantos al Niño Dios”. Familias completas, amigos, compañeros de curso y vecinos enviaron sus grabaciones desde todo Chile, para cantarle a la Virgen María y a su hijo, manteniendo viva la tradición campesina y el espíritu navideño en un 2020 tan particular.
Por su parte, Cineteca, además de la creación de cápsulas de recomendaciones cinematográficas y las charlas “Cómo ver” en alianza con el Instituto de Arte de la Universidad, realizó una experiencia innovadora e interactiva: el ciclo de entrevistas “Conversa Conmigo”, en el que realizadores y realizadoras de cine chileno invitaban al público a realizarles preguntas para luego responder durante la transmisión en vivo. En el ciclo participaron Silvio Caiozzi, Maite Alberdi, Arnaldo Valsecchi, Alicia Scherson y Cristian Jiménez. Sin duda fue una iniciativa enriquecedora, en medio unos meses tan convulsos, y se convirtió en “un espacio en el que pretendimos conversar como entre amigos, un oasis de tertulia en medio de todo lo que nos estaba tocando vivir”, agregó Verónica Muñoz.
La retroalimentación de los espectadores se convirtió en un gran estímulo para el equipo de Extensión Cultural PUCV. Así lo afirmó Kareen Stock: “ver la respuesta y la sinergia de nuestros seguidores en redes sociales, quienes nos enviaban mensajes en los cuales compartían sus emociones, nos motivó a trabajar con más energía”, indicó. Un ejemplo de este esfuerzo adicional está representado por el Conjunto Folklórico, que en años anteriores preparaba un nuevo montaje cada tres meses. Sin embargo, en este nuevo escenario se le solicitó realizar un video semanal: “realizamos un gran número de obras y fue sumamente gratificante observar el impacto en las redes sociales: las felicitaciones, el alcance de las obras, los comentarios positivos y los agradecimientos de numerosas personas que aprendieron, conocieron o descubrieron una nueva dimensión de nuestra cultura”, destacó Jimi Molina, director de la agrupación.
Como referente nacional e internacional de la música docta, la autoexigencia y el perfeccionamiento constante son sellos característicos de esta agrupación. Estos tiempos de pandemia no fueron excepción para nuevos desafíos, tal como señaló Kareen Stock: “hay un trabajo final realizado por los integrantes de la Orquesta de Cámara y los niños y jóvenes de las orquestas de la Fundación Orquesta Sinfónica Infantil de los Andes (FOSILA), que se tradujo en que sesenta y cinco niños que no habían tenido actividad durante la pandemia recibieron clases virtuales de nuestros músicos. El resultado final, fue la grabación de un villancico, con un montaje precioso, que superó nuestras expectativas iniciales”, agregó.
Y AHORA ¿HACIA DÓNDE VAMOS?
Después de atravesar momentos vertiginosos, con emociones contrapuestas, de cansancios acumulados, tensiones laborales, el balance que pueden hacer los integrantes del equipo de Extensión es más que positivo, porque lograron sortear numerosas dificultades con gran éxito en un contexto adverso, tal como se desprende de las palabras de Fernando Vergara: “cumplimos todos los objetivos que nos propusimos el 2020 antes de la pandemia; suspendimos actividades, pero realizamos otras nuevas. Tuvimos grandes logros, pero muchas veces a un alto costo: nos criticamos duramente en diversos momentos. Y a pesar de esas situaciones, me siento muy orgulloso de este equipo”, enfatizó.
En esa misma línea, Jimi Molina destacó las fortalezas que fueron perfeccionando en este período: “estamos contentos con la capacidad que tuvimos de adaptarnos, de continuar trabajando y de generar contenidos de calidad. Me complace observar que la misma pulcritud y prolijidad alcanzada en lo escénico, logramos traspasarlo a lo digital”, sostuvo.
La confianza y el apoyo fueron fundamentales para vencer los miedos, tal como indicó Pablo Alvarado, refiriéndose al trabajo realizado por sus dirigidos: “La pandemia nos golpeó de manera muy fuerte, sin embargo, gracias al profesionalismo de cada integrante de nuestra orquesta, a su tesón, logramos salir adelante. Esta acción, quedará en el recuerdo por siempre”, recordó el director. Y rescató lo que, a su juicio, fue lo más importante: “Vivimos tiempos de aprendizaje, en los cuales todos debimos reinventarnos para convivir con esta nueva realidad, entregando lo mejor de nosotros”, agregó.
La incertidumbre fue un escollo difícil de vencer en muchas oportunidades, más al observar la cruda realidad que golpeaba al país: “por instantes, mientras los reportes de salud anunciaban que las cifras de contagios y muertos aumentaban, tuvimos dudas sobre el sentido de nuestro trabajo. Y nos preguntábamos "¿estamos construyendo una burbuja?" Luego volvíamos a centrarnos en nuestras convicciones”, señaló Verónica Muñoz. La perseverancia, el deseo de vencer lo adverso, fueron grandes aliados en momentos de zozobra: “el seguir adelante y no justificarse en las circunstancias, fue nuestro mayor logro”, reconoció la Jefa de Extensión Cultural.
Las cifras de contagios de Covid-19 han aumentado de manera alarmante en las últimas semanas. Las medidas de restricción de movilidad se están extremando. Estas señales indican que nos enfrentaremos a un escenario igual o más complejo que en los meses anteriores.
Una parte importante de la sociedad comprendió que las artes y otras manifestaciones de la cultura son una gran compañía en el aislamiento: una hermosa voz, un bello escenario, una actuación memorable, recorrer lugares con la imaginación, maravillarse con historias que sacan sonrisas, escuchar melodías que emocionan, son detalles inspiradores y que contribuyen a la sanidad mental y espiritual de las personas.
Ante esta necesidad colectiva y urgente de estar junto a las audiencias, los integrantes de Extensión de la PUCV han comenzado a proyectar lo que será este nuevo ciclo de actividades, con la creatividad y el trabajo en equipo como ejes fundamentales, pero dosificando las energías tras un proceso tan agotador. Kareen Stock sostuvo recientemente conversaciones con los intérpretes de las agrupaciones musicales y les comunicó que este año trabajarán “con un poco más de pausa, ya que el nivel de producción que realizamos en 2020 fue delirante. Tenemos que racionar las fuerzas, porque lo único que sabemos es que trabajamos sobre un principio inmenso de incertidumbre”, indicó. Y confía plenamente en las capacidades de los artistas: “espero que sigamos siendo los mejores y que continuemos fortaleciendo las confianzas, la inspiración y la emoción”, argumentó.
Para los próximos desafíos, a juicio de Verónica Muñoz, “es necesario seguir innovando; detenernos a reflexionar sobre qué queremos como unidad; generar contenidos que tengan sentido para nuestros públicos y la sociedad; tener más interacción con los espectadores, para llevarles belleza e inspiración, aunque sea a la distancia”, sostuvo,
La gratitud y el reconocimiento hacia el equipo, hacia sus dirigidos y hacia el público, es el principal sentimiento que aflora en los integrantes de Extensión Cultural en el momento de despedir una temporada laboral que, sin duda, fue especial. Este año, más que antes, aprendieron y valoraron lo que significa estar inmersos un gran grupo humano y de trabajo. Todas estas emociones, las resume la jefa de este departamento, Verónica Muñoz: “Quiero decirles que somos grandes, y demostramos que, cuando estamos unidos, podemos ser mejores. Debemos estar orgullosos de lo que vivimos, porque esto no nos paralizó. No somos perfectos ni pretendemos serlo, pero lo que hemos aprendido gracias a esta dura experiencia, debemos llevarlo a un nivel superior”, concluyó.
Por Graciela Molina / Extensión Cultural PUCV