Columna de Opinión: "El culto a la Santa Muerte en tiempos de pandemia y narcotráfico”
Compartimos columna de opinión del Dr. Juan Daniel Escobar, académico de la Facultad Eclesiástica de Teología PUCV.
Según los investigadores de las religiones este culto tendría su origen en una comunidad llamada Catemaco, Veracruz, México en la mitad del siglo XIX. Dicha zona, es conocida por una gran cantidad de brujos y de aparentes hechos paranormales, allí mientras un chamán dormía, se le apareció la Santa Muerte en forma de esqueleto.
Históricamente, el pueblo mexicano ha tenido una estrecha relación con la muerte que ha desembocado en un verdadero culto y que viene desde antes de la llegada de los españoles. Mictlantecuhtli, era considerado como el señor de la muerte y Mictlancihuatl, la diosa de la muerte, los cuales habitaban la tierra de los muertos: Mictlan, y se les debía dar ofrendas como flores, maíz y pan. La finalidad de acercarse a este culto está dentro del contexto y la mentalidad no solo mexicana, sino también latinoamericana, como lo es, el pedir milagros y favores que están relacionados con salud, dinero y amor, los cuales son muy valorados en nuestro continente y cuando se pierde o se afecta a uno de ellos, comienza el eclipse de la razón y aflora la angustia. Lo que puede parecer extraño en este culto, son las peticiones de venganza, maldad, y hasta la muerte de otras personas.
Los seguidores del culto, dicen que el día oficial de la Santa Muerte, es el 15 de Agosto. Ese día se hacen oraciones y procesiones, para lograr sus favores. Con respecto a la representación de la Santa Muerte, en un esqueleto con una túnica, que dependiendo del favor solicitado, tendrá un color específico: Amarillo, buena suerte; rojo, amor; blanca, salud; verde, unión de los seres queridos; café, invocación de espíritus; negra, fuerza y poder; morado, abre caminos. El esqueleto está acompañado de una Guadaña, que simboliza la justicia del ser supremo; una esfera que representa el mundo, ya que la muerte está en todos los lugares y no hace distinción entre las personas; la Balanza, alude a la imparcialidad y equidad y el reloj de arena, que es la medida de nuestra vida sobre la tierra. La figura representativa, puede ser de unos 15 cm., a escala humana, y está acompañada de flores, vinos, frutas, inciensos, monedas, dulces y no puede faltar un puro encendido. (H. Aridjis, La Santa Muerte).
Los altares a la Santa Muerte, los encontramos en casas, oficinas, negocios, e incluso donde falleció un delincuente en forma violenta, todo con la finalidad de sentir protección. El culto ha pasado de México a otros países latinoamericanos, e incluso lo encontramos en Europa. En nuestro país existen imágenes y altares en poblaciones donde se encuentra el tráfico de drogas, y como muy bien afirma un especialista en el tema J. Zarazúa, este culto aparece como una religiosidad que legitime las actividades delictivas y proteja a quienes se dedican al crimen organizado, tanto de rivales, fuego amigo, o la policía. Este culto ya se está haciendo conocido en Chile y ahora con el terrible flagelo de la pandemia y la desprotección, miedo y angustia que provoca, es tentador para muchos recurrir a este tipo de creencias.