El Pensamiento Teológico de Juan Alfaro S.J.
Compartimos reflexión del Dr. Carlos Ábrigo Otey, académico de la Facultad Eclesiástica de Teología PUCV.
Juan Alfaro, nació el año 1914 en Carcastillo (Navarra) y fue ordenado sacerdote jesuita en 1944. Desde 1952, y por casi cuatro décadas, desarrolló su actividad académica en la Universidad Gregoriana. Fue miembro de la Comisión teológica internacional y algunos de sus planteamientos tuvieron resonancia en el Concilio Vaticano II. Fue formador de destacados teólogos y su pensamiento ha inspirado variadas investigaciones en el campo de la teología. Murió en el año 1993.
Dentro de su variedad temática, los escritos de Alfaro se caracterizan por tener una unidad de fondo que es posible ver en todos sus planteamientos y que constituye el horizonte de comprensión referencial de su reflexión teológica: se trata de “aquella preocupación, presente a lo largo de toda su obra, por hacer inteligible -en la medida de lo posible- el problema central de la teología, a saber, la presencia del Absoluto en el mundo, en la historia, en el hombre; o dicho con otra formulación más técnica: el problema de la relación-conjunción de la trascendencia de la gracia con su real inmanencia”. Dentro de este horizonte global, se ubica la base que dará sustento a la construcción de su antropología, a saber, la apertura del espíritu finito al horizonte ilimitado del ser.
La propuesta metodológica establecida por el Concilio Vaticano II, fortalecerá sus inquietudes teológicas, puesto que su reflexión va a asumir el giro antropológico e histórico salvífico presente en esa propuesta, el cual supone considerar la definitiva venida de Dios al final de los tiempos, como anticipada en el presente del mundo. Este giro, que en sí constituye un aporte importante para el desarrollo de la tarea teológica en general, será -en particular- para Alfaro el punto de partida fundamental de los distintos matices que tendrá su rica producción teológica.
En efecto, a partir de él, van a emerger una serie de líneas teológicas cuyo punto de convergencia radicará en el interés por analizar la existencia cristiana desde la concreta realidad en la que el hombre vive y realiza su fe, es decir, desde su dimensión histórica, comunitaria e intramundana.