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Dra. Rocío Álvarez Varas se incorpora a grupo académico del Instituto de Biología PUCV

Como experta en Ecología y Biología Evolutiva, ha realizado varios estudios sobre tortugas marinas, tanto en Chile como en el extranjero. Uno de los resultados más interesantes de su último proyecto se relaciona con el origen natal de las tortugas que llegan a Rapa Nui. Espera ahora dar continuidad a su investigación, con el apoyo de estudiantes de diferentes carreras.

La protección de los ecosistemas requiere conocer y desarrollar acciones para asegurar la conservación de aquellas especies en peligro de extinción. Por esta razón, la Dra. Rocío Álvarez Varas, quien recién asumió el cargo de profesora asociada en el Instituto de Biología PUCV en el área de zoología, ha dedicado una buena parte de su carrera académica al estudio de la ecología y riesgo al que están expuestas las tortugas marinas a causa de amenazas antropogénicas, incluido el cambio climático que afecta aceleradamente a nuestro planeta.

Experiencia en Rapa Nui

Rocío comenzó a investigar estas especies marinas el año 2006 en Uruguay. Más tarde (2011) viajó por primera vez a Rapa Nui con el fin de realizar un estudio piloto y evaluar las necesidades de investigación y conservación de tortugas marinas en la isla. “En aquel momento, me di cuenta de que Isla de Pascua alberga dos morfotipos distintos de la especie Chelonia mydas o tortuga verde, probablemente con diferentes orígenes natales. El ciclo de vida de esta especie es complejo, ya que las áreas de alimentación están generalmente distanciadas por miles de kilómetros de las áreas reproductivas. En este caso, me interesaba saber dónde nacían y volvían a reproducirse estos animales luego de pasar algún tiempo (posiblemente años) alimentándose y creciendo en las aguas de Rapa Nui. El propósito de responder dichas interrogantes radica en la importancia de proteger los hábitats claves de esta especie en peligro de extinción, incluyendo áreas de forrajeo, reproducción y rutas migratorias”, comenta la científica.

La tortuga verde es la especie más común en Rapa Nui, “mi tesis doctoral estaba dirigida a investigar diferentes áreas de alimentación del Océano Atlántico y Pacífico, por lo que Rapa Nui fue uno de mis sitios de estudio. El año 2018 realizamos el primer monitoreo de tortugas marinas en la isla. En esa ocasión, registramos medidas corporales y peso; efectuamos un examen físico (veterinario) y recolectamos muestras para análisis genéticos con el objetivo de conocer el origen de los individuos.

Las consecuencias de ese monitoreo han tenido un impacto a nivel global, contribuyendo al conocimiento de la especie en términos de ecología, salud y conservación de sus poblaciones en el Pacífico Sur. Dichos resultados fueron publicados en revistas científicas de alto impacto, incluyendo Plos One, Zoological Journal of the Linnean Society y Proceedings of the Royal Society. Además, han sido difundidos a la comunidad rapanui a través de canales locales, como por ejemplo en Revista Moe Varua, en charlas a la comunidad y en talleres escolares.

Asimismo, entre el 7 y el 14 de agosto de este año (2023), junto con el equipo del Proyecto Anillo Oceanic Biodiversity Under Climate Change Threat del Centro de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas-ESMOI de la Universidad Católica del Norte-UCN (donde soy investigadora asociada), viajamos a la isla para dar a conocer resultados de nuestras investigaciones. En esta instancia, mostré los resultados obtenidos en 2018 y, a la vez, realizamos un nuevo monitoreo de tortugas para evaluar el estado actual de la población después de cinco años. Nuestro interés inicial era volver a la isla anualmente; sin embargo, la pandemia nos cambió los planes. Indudablemente, será muy interesante analizar los cambios durante este periodo de tiempo y ponerlos a disposición a la comunidad, particularmente como insumo para gestionar el área marino-costera protegida de Rapa Nui (AMCP-MU)”, destaca la profesora Rocío Álvarez.

Resultados del estudio

Como nueva profesora asociada del Instituto de Biología de la PUCV, la investigadora espera dar continuidad a este proyecto con el apoyo de estudiantes de diferentes carreras que puedan estar interesados en estos temas. “En el monitoreo de 2018 registramos un gran número de tortugas con lesiones en el caparazón, probablemente asociadas al impacto generado por las hélices de embarcaciones pequeñas. Además, varios ejemplares presentaban lesiones en la cabeza y aletas, asociadas quizás a contaminación local. Considerando estos antecedentes, este año decidimos incluir un monitoreo sanitario que nos permitiera evaluar parámetros sanguíneos (relacionados con la función renal, hepática, muscular, entre otros), presencia de metales pesados y de bacterias que podrían ser patógenas para el ser humano. Esto adquiere relevancia, especialmente porque las tortugas en la isla están en zonas poco profundas y es común observar un estrecho contacto con las personas, tanto locales como visitantes”.

Sobre los resultados de la investigación, Álvarez señala: “Uno de los aspectos más interesantes de nuestro estudio de 2018 se relaciona con el origen natal de las tortugas que llegan a Rapa Nui. Análisis genéticos, basados en ADN mitocondrial, muestran que el morfotipo negro o melánico de Chelonia mydas proviene de Galápagos, y el morfotipo claro o amarillo viene de Polinesia Francesa (Pacífico Central). Esto resalta la importancia de la cooperación internacional cuando se busca proteger especies migratorias con ciclos biológicos complejos, como es el caso de las tortugas marinas. No tiene mucho sentido protegerlas en Rapa Nui si las matan y/o consumen en los sitios donde nacen y se reproducen. Las tortugas no tienen fronteras, se requieren estrategias y cooperación multinacional.

Áreas protegidas

La profesora Rocío Álvarez agrega que existen siete especies de tortugas marinas en el mundo que se encuentran en alguna categoría de amenaza según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza-UICN (vulnerable, en peligro, o en peligro crítico) a excepción de Natator depressus, que se encuentra con "datos insuficientes". Además, “actualmente todas las especies están listadas en el Apéndice I de CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), por lo que su uso y comercialización de sus productos (caparazón, carne, huevos, etc.) está prohibido en todo el mundo. En Chile, las tortugas marinas están protegidas por el Decreto Supremo Nº 225 de 1995, que establece una veda extractiva de todas las especies de tortugas marinas. Cabe señalar que a través del Reglamento de Clasificación de Especies (RCE), el Ministerio del Medio Ambiente ha clasificado las cinco especies presentes en aguas chilenas, manteniendo las mismas categorías establecidas por la UICN”.

Ante la interrogante de cómo se podría resguardar las poblaciones de estas especies en cuestión, la científica asegura que “hay diferentes medidas de conservación in situ, es decir, aquellas que se aplican en su hábitat natural. Una de las más importantes es la creación de áreas protegidas, donde el objetivo debiese apuntar a proteger hábitats críticos, como zonas específicas de forrajeo y sitios de descanso y de paso. En cualquier caso, es fundamental que las estrategias de conservación que se apliquen sean realistas y basadas en las amenazas y condiciones de cada sitio en particular”. La doctora Rocío Álvarez pone énfasis en que es crucial generar información científica que facilite la toma de decisiones basadas en evidencia y que sean exitosas en cuanto a la recuperación de las poblaciones; ese es uno de los principales enfoques del Proyecto ANILLO de la UCN en el que estoy colaborando.

Fotografías tomadas por: Claudio Campos