Desarrollo territorial y la Responsabilidad Social Universitaria
21.11.30
Bien es sabido que el desarrollo territorial surge desde un proceso de construcción social del entorno, impulsado por la interacción entre iniciativas individuales y colectivas de distintos agentes y la operación de distintas fuerzas presentes en el mismo (económicas, tecnológicas, sociopolíticas, culturales y ambientales).
Así, uno de los rasgos característicos de esta nueva era post moderna en la que vivimos es la relevancia que el conocimiento ha cobrado como bien intangible, siendo el mismo inseparable de los agentes territoriales que lo ponen en movimiento. Ya sea una empresa, servicio público, ONG o comunidad cualquiera organizada estructuralmente, estos agentes son los expertos creadores que participan en grado distinto en la creación colectiva del conocimiento, y con quienes las Universidades debemos conectar para ser parte de dicho proceso, pero también para democratizar el acceso al mismo por medio de su difusión y transferencia. Es en este sentido que la función de vinculación con el medio de nuestras Universidades juega un papel central, entendiendo la bidireccionalidad como un puente que nos comunica de manera directa, horizontal y colaborativa con el medio externo. Así, avanzar en fortalecer espacios de vinculación con quienes nos rodean, es también entender el constante desafío de ser socialmente responsables con nuestro entorno. Hablar de Responsabilidad Social Universitaria (RSU) puede resultar a veces complejo, sobre todo frente a lo asociado que el concepto se encuentra a la responsabilidad empresarial, y en cómo la misma busca de alguna manera resarcir o reparar los costos sociales que su producción genera para las comunidades aledañas. Pero debemos entender que, para el caso de la RSU, esto no puede estar más alejado de la realidad.
La responsabilidad Social Universitaria es una invitación constante a sentirnos interpelados, de manera individual y colectiva, moviéndonos a actuar, desde las distintas capacidades instaladas en nuestras casas de estudios, frente a los actuales y complejos desafíos colectivos a los cuales nos vemos enfrentados como sociedad: económicos, productivos, medio ambientales, desigualdad, etc. De esta manera, no basta solo con “formar” a personas en ética, derechos humanos, sostenibilidad, etc. Dicha formación debe necesariamente ser acompaña de espacios de participación y diálogo permanente con las comunidades de las cuales las propias universidades somos parte. El hacer y ser universidad desde la RSU conlleva que bajemos de la llamada torre de marfil, y entendamos la importancia de no solo democratizar el saber, sino también mirar de manera constante el cómo nos relacionamos. Así, tanto en las relaciones humanas al interior de nuestra comunidad universitaria, como hacia el exterior de esta, la RSU nos invita a poner en el centro la dignidad y el respeto por las otras y otros, de manera de construir y avanzar juntas y juntos, en los diversos procesos de desarrollo de nuestros territorios.
Romanette Aguilera
Universidad Católica de la Santísima Concepción