Pía Weber, alumni Derecho PUCV
Protegiendo los ríos del mundo desde Futaleufú
20.05.2025
Desde las aulas de Derecho en la PUCV hasta la conservación de aguas en rincones remotos de Chile, la historia de Pía Weber es una travesía entre lo jurídico y lo ambiental, entre lo académico y lo territorial. Hoy, vive en Futaleufú y trabaja en una organización internacional por la protección del agua dulce.
Pía Weber ingresó el año 2004 a estudiar Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), una decisión influida por su vocación de servicio, que se profundizó durante su formación en la escuela. “La formación en derecho público de la PUCV ha sido fundamental para mi carrera. Las herramientas que adquirí ahí las he aplicado en cada lugar donde he trabajado”, afirma. Recuerda con especial cariño a los profesores Jorge Bermúdez, Eduardo Aldunate, Eduardo Cordero y Osvaldo Urrutia, quienes la eligieron para una pasantía en derecho público. Además, participó en el Centro de Derecho del Mar, lo que la llevó a asistir a conferencias en Indonesia y Australia y a representar a la universidad en diversos seminarios.
Previo a su titulación, estuvo involucrada en voluntariados y colaboraciones con el profesor Bermúdez, al mismo tiempo que cursaba diplomados en Derecho Administrativo y Derecho Ambiental en la misma universidad.
En 2013, con el título en mano, inició su carrera profesional en el Ministerio Secretaría General de la Presidencia. “Fue entretenido porque fue el primer portal para ver la parte legislativa desde adentro”, recuerda. En ese entorno, asistía a reuniones bilaterales con el Presidente y conoció de cerca cómo opera el Poder Ejecutivo. Sin embargo, su corazón siempre estuvo en lo ambiental.
Con una beca, se fue a Alemania a un curso intensivo en Düsseldorf. Más tarde, viajó a Australia para realizar un magíster en Derecho en la Universidad de Melbourne. “Fue una experiencia muy transformadora, partir desde cero, mirar todo desde afuera”, cuenta. En paralelo, se involucró en múltiples voluntariados ambientales y participó en el programa Young Water Professional, que la llevó a recorrer y aprender en distintos rincones del mundo, como Japón. Fue entonces cuando se encaminó decididamente al derecho ambiental, enfocándose en la regulación del agua y conservación.
Desde Australia asistió a conferencias internacionales, ampliando su visión sobre los sistemas de protección de ríos en el mundo. En 2019 regresó a Chile y trabajó en el Servicio de Evaluación Ambiental, experiencia que terminó siendo reveladora: “Me frustraba cómo se movían las cosas en lo público; todo muy lento, supeditado a procesos, muy mecánico y nada creativo. Me di cuenta que eso no era lo que quería”.
De su amor por la naturaleza y necesidad de crear nuevos espacios para contribuir a la conservación ambiental, nació Fundación Ngenko. Ngen significa espíritu protector en mapudungun, y ko es agua. “Siempre me llamó la atención las diferentes formas de relacionarnos con la naturaleza. La Tierra, el agua y los ríos no son un recurso, son espacios que habitamos, con los que nos relacionamos”, señala.
La iniciativa comenzó como una cuenta de Instagram y evolucionó hasta convertirse en una organización con proyectos estructurados y en funcionamiento, hoy bajo una nueva Dirección Ejecutiva.
Su trabajo la llevó a ganar una mentoría de Water International y, más adelante, a desarrollar junto a Fundación Ngenko el libro “Ríos libres en Chile” una mirada desde la participación ciudadana.
Luego se trasladó al Alto Biobío, zona mapuche profundamente impactada por tres grandes represas. Vivió allí durante un año, inmersa en el territorio, cuando fue seleccionada para liderar el área de conservación de aguas dulces en Chile de la organización internacional The Pew Charitable Trusts. “Mi trabajo se ha enfocado, en colaboración con muchas organizaciones, en hacer realidad lo que muchas veces queda en la teoría: implementar las herramientas de protección que existen”, explica.
Desde Futaleufú, donde vive actualmente, Pía investiga temas de ríos y lidera estudios para comprender la conservación hídrica tanto en Chile como en el mundo. En colaboración con otras organizaciones de la sociedad civil ha impulsado la creación de la Coalición de Ríos Protegidos, agrupación que reúne organizaciones, centro de investigación y laboratorios dedicados a la conservación de ecosistemas de agua dulce en el país. Su enfoque actual combina lo jurídico con lo territorial. “El desafío ahora es integrar lo que sé como abogada y ser realmente un aporte en la realidad territorial. Cuando los problemas van desde lo básico, como el consumo de agua, hasta desafíos sistémicos, es muy complejo sistémicosen zonas rurales. Quiero ser un actor que venga a apoyar esos procesos y construir narrativas, que hagan sentido a todos los involucrados ”.
Pía no se conforma con la teoría: “No podemos hacer conservación sin estar en el río”. Desde Futaleufú, practica kayak, hace trekking y vive los cambios que afectan directamente al entorno. “Cuando cierran un acceso al río, el impacto es directo porque vives ahí. La conexión es mucho más cercana y, como abogada, te da una visión mucho más real de lo que está pasando. Estando en la ciudad los procesos se viven diferente, mucho más lejanos”, reflexiona
Recientemente, fue invitada a exponer como experta en ríos en la Comisión de Medio Ambiente del Congreso y representó a Chile en la COP16, donde presentó los esfuerzos colaborativos en conservación de agua dulce. “Lo bonito del proceso es entender que mi carrera de abogada es una más de las muchas herramientas en este camino, pero no me define. Incluso a veces aprendo más del derecho de la gente, que ellos de mí”, afirma con humildad.
Convencida de que el Derecho abre puertas a múltiples caminos, Pía invita a las nuevas generaciones a atreverse: “Deben comprender que la carrera brinda un universo de oportunidades y no tener miedo de salirse de esos caminos tradicionales. Ahí viene ese real crecimiento, entre lo real y lo profesional. Es un desafío, algunos te lo van a cuestionar, pero eso es lo maravilloso del proceso”.
Y concluye: “Debemos ver la carrera como una herramienta y no como una forma de encasillarse. En mi caso fue el río y la conservación, pero hay muchas otras áreas donde se puede hacer un aporte significativo”.