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El legado del profesor Álvaro Valenzuela

El profesor Álvaro Valenzuela Fuenzalida nació en 1932 en Viña del Mar, estudió en el Colegio de los Sagrados Corazones y, posteriormente, en la Universidad Católica de Valparaíso, donde recibió en 1966 el grado de Licenciado en Educación y el título de Profesor de Filosofía.

En 1971 ingresó a trabajar a la PUCV. Se desempeñó como académico y ocupó diversos cargos, entre ellos la dirección de la Escuela de Pedagogía y del Magíster en Educación; publicó diversos artículos relativos al contexto de la acción educativa, ecología y educación, así como también un número importante de cuentos y libros.

Su paso por la Casa de Estudios refleja años de arduo trabajo y compromiso con la institución. El 2003 el profesor Álvaro Valenzuela se desvincula de la universidad, dejando un importante legado educativo, ecológico y de conciencia social para los estudiantes, académicos y funcionarios del Campus Sausalito de la PUCV.

El profesor Jorge Gálvez Carvajal, profesor de Educación Física y educador ambiental, fue alumno del profesor Álvaro Fuenzalida. Durante su formación como estudiante y académico de la PUCV, el profesor Gálvez destaca su profunda admiración por “Don Álvaro”, caracterizándolo como un profesor con un sello educativo diferenciador, el cual era capaz de enseñar a sus estudiantes sobre el cuidado del medioambiente y motivarlos a participar en clases de reforestación impartidas los sábados en el Campus Sausalito.

Según las palabras del profesor Jorge Gálvez, durante la década de los 80 el Campus Sausalito de la PUCV era un enorme tierral. Se cohabitaba en un ambiente que era muy poco estético si se compara con la realidad de hoy en día, donde la comunidad educativa camina, se sienta y comparte en un hermoso parque.

“Varias de las especies vegetales nativas que se encuentran en el Campus Sausalito son responsabilidad de la motivación, compromiso y dedicación que ejercía el profesor Álvaro a nosotros como estudiantes.  Al principio uno como alumno no tenía la plena convicción de lo que se estaba haciendo o plantando, pero don Álvaro era capaz de cautivarte, convencerte y motivarte a contribuir con el medio ambiente del Campus Sausalito”, expresó el profesor Jorge Gálvez.

La Escuela de Educación Física de la PUCV, se encargó de mantener este importante legado y de “recoger la semilla” que el profesor Álvaro Valenzuela le había entregado a la comunidad, por lo que año tras año se llevan a cabo programas de reforestación y de educación y ética medioambiental. Por ejemplo, muchos de los árboles nativos y las flores que se encuentran en el Campus Sausalito fueron plantados bajo un propósito de carácter medicinal o con fines estéticos, existen árboles de nísperos, de maqui, un molle, cardenales, espinos, etc. 

Uno de los ejemplares más importantes que fue desarrollado bajo estos programas de reforestación, es el árbol del Belloto del Norte. Lamentablemente, este símbolo nativo chileno se encuentra en peligro de extinción y es reconocido por ser muy firme, estar siempre verde, permitir la nidificación y tener propiedades medicinales.

Actualmente, se les pide a los jardineros del Campus Sausalito que recojan las semillas de este árbol nativo y que se lleven al parque “Acantilados Federico Santa María”, el cual está administrado por las cuatro universidades tradicionales: PUCV, Federico Santa María, la de Valparaíso y la UPLA.

“El desarrollo ecológico que se ha ido realizando en el Campus, se convierte en las secuelas que don Álvaro Valenzuela fue dejándonos. Este profesor que siendo a la vez director de un Instituto, era capaz de motivar a un grupo de estudiantes, venir los sábados en la mañana, agarrar la manguera, acarrear la carretilla y la pala. Evidentemente, eso te crea una especie de sello diferenciador y lo convierte en un profesor único”, afirmó el profesor Jorge Gálvez.

El profesor Álvaro Valenzuela entregó a los estudiantes diversos aprendizajes y diálogos que consistían en promover e incentivar el cuidado del medioambiente y a observar los espacios naturales como una sala de clases, conocimientos que en su época aún no eran abordados. Su compromiso educativo y ecológico, se convirtió en un profundo legado para la comunidad del Campus Sausalito y la Facultad de Filosofía y Educación, en el cual día a día se trabaja para mantener este hermoso parque lleno de flores y de árboles nativos chilenos.