11.11.2016
“Estamos en una situación crítica respecto al rol de las humanidades en la formación de los jóvenes”, señaló el académico del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Ricardo Espinoza, durante la presentación de la conferencia “¿Tienen las humanidades un papel en la educación?”, que dictó la catedrática española Adela Cortina en Casa Central.
El tema de la ponencia surge, según indicó el propio profesor Espinoza, dado que a nivel mundial existe un problema de las humanidades en la educación y en la formación del ciudadano actual, que también se ha replicado en Chile en relación a la enseñanza de las asignaturas de filosofía e historia.
La académica Cortina, quien fue nombrada Doctora Honoris Causa por la PUCV en el 2015, señaló, a modo de contexto que para que exista una verdadera democracia tiene que haber una ciudadanía “lúcida y compasiva”. En este sentido, agregó que es necesario contar con ciudadanos que “reflexionen y tomen decisiones, que tengan la capacidad de optar no solo por lo que les interesa o por la corazonada de un momento determinado, sino por lo que piensan es mejor para el bien común”.
Si bien para lo anterior la educación en humanidades asume un rol clave para tener claro qué se quiere promocionar y fomentar, en la actualidad éstas han ido quedado relegadas frente a las ciencias, que ocupan un lugar superior.
HUMANIDADES VS CIENCIAS
Abordando a Jerome Kagan, Cortina dio una serie de claves para entender esta situación, como por ejemplo la diferencia que existe entre explicar por causas y comprender el sentido. En relación a las fuentes de evidencia, indicó que las ciencias naturales proceden por observación, tratando de comprobar sus resultados por medio de la experiencia, y para el común de las personas pareciera ser más importante que les den hechos comprobables y verificables, que “interpretar sentidos”, como lo hacen las humanidades.
A lo planteado, sumó el análisis de otros aspectos, como el vocabulario más complejo que se advierte en las ciencias naturales y el mayor apoyo financiero que éstas necesitan, y la incorporación de valores éticos que solo se dan en las humanidades, entre otros.
Complementariamente, dijo conocer a muchos profesionales del ámbito de las humanidades que se angustian porque no pueden publicar en revistas de impacto, y sienten que su trabajo nos es reconocido. “Es enormemente difícil evaluar la calidad de un trabajo en humanidades”, reconoció.
Asimismo, esgrimió que usualmente se dice que las humanidades contribuyen muy poco a la economía de un país, ante lo cual invertir en ellas no sería rentable. En este plano, añade que el I+D+i pareciera ser solo un ámbito de las ciencias y las tecnologías.
Refutando esta idea, explica que “normalmente la gente que tiene proyectos no piensa que un humanista le puede ayudar a innovar en lo que tienen entre manos. En ese sentido estamos un poco atrasados porque no pedimos exclusividades, pero las humanidades son cada vez más productivas, e incluso en el nivel del beneficio económico”.
“FORMAR EN HUMANIDAD”
Destacó que lo más importante de las humanidades es “formar en humanidad, y no mantenerlas en educación la primaria, secundaria y universitaria es criminal”.
Finalmente, esbozó que dentro de los problemas que deben enfrentar los países, al que se le debe prestar mayor atención es educación, no pensada para el momento presente, “sino que para un futuro mejor”, para una ciudadanía cosmopolita, una sociedad donde todos los seres humanos se sepan ciudadanos sin exclusiones.
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