19.07.2017
El interés por la historia y cultura de Oriente motivó al ex alumno Pablo Ampuero aprender chino mandarín y realizar una Maestría en Relaciones Internacionales en la Universidad de Pekín, considerada la mejor casa de estudios superiores del gigante asiático.
En su magíster estudió la situación de los trabajadores migrantes con el Estado en China y actualmente prepara un viaje a Alemania tras adjudicarse una beca doctoral del Max Planck Society.
La Sociedad Max Planck es una organización independiente y sin fines de lucro fundada por los gobiernos federal y estatal de Alemania. Sus 83 institutos de investigación cubren diferentes campos de la ciencia y las humanidades. Con 18 Premios Nobel ganados por sus científicos desde 1948, generalmente se le considera como la más destacada organización de investigación en Alemania.
Los institutos Max Planck están generalmente asociados a universidades. Pablo Ampuero realizará su doctorado en el Instituto Max Planck para la Antropología Social, ubicado en la ciudad alemana de Halle, que se asocia a la Universidad Martín Lutero, importante centro del desarrollo intelectual de Occidente.
¿Cuándo comenzó su interés por China?
“Antes de entrar al Instituto de Historia comenzó mi curiosidad. En esa época ya se hablaba de la creciente importancia de China en el escenario internacional. Mientras estaba en el Instituto de Historia estudié chino mandarín por tres años en el Instituto Confucio de la Universidad Santo Tomás. Mi tesis de licenciatura la desarrollé sobre la China Moderna y busqué fuentes en este idioma. A la semana siguiente de la defensa de mi tesis, me fui a China donde trabajé por dos años en una empresa comercial. Luego hice clases de historia en una escuela internacional y entré a estudiar una maestría en Relaciones Internacionales en la Universidad de Pekín. Allí realicé una investigación sobre la situación de los trabajadores migrantes que van del campo a la ciudad y que producto de las condiciones administrativas de China, no tienen una condición total de ciudadanía en la ciudad. Ellos poseen un permiso de movimiento interno que los mantiene arraigados en el campo, por lo tanto, no tienen derecho a los beneficios de estar en la ciudad”.
¿Cuáles fueron las conclusiones en la investigación de su magíster?
“Al investigar sobre la situación de estabilidad o inestabilidad que tienen los trabajadores migrantes con el Estado, en si hay o no una posibilidad de que respondan en contra del régimen producto de las condiciones de explotación en las que se encuentran (ya que no tienen acceso a la educación o salud en la ciudad por ejemplo), mi estudio determinó que ellos no representan una amenaza a la estabilidad del régimen. Estos trabajadores también cuentan con una cantidad de beneficios que compensan esta situación. El hecho de mantener sus derechos rurales les permite generar más ingresos que las personas de la ciudad, entre otras variables, que descubrí en esa investigación”.
¿En qué consistirá su investigación doctoral?
“Cada año se define un tema para postular a los programas de postgrado en el Max Planck Society. Este 2017, el tema es la representación de la dominación, entonces mi propuesta de investigación debe ir en esa línea. Estudiaré desde el punto de vista de la antropología cuál es la situación específica de las distintas etnias. Analizaré cómo impacta la etnicidad en la condición de trabajador migrante y si hay una distinción dentro de este grupo. La idea es investigar la generación de un proceso de estratificación social que se daría en base a lo étnico”.
“En China hay 56 etnias reconocidas oficialmente, dos de ellas son particularmente conflictivas: la tibetana y la uyghur. La etnia uyghur se encuentra principalmente ubicada en la provincia de Sinkiang, que es una zona estigmatizada por el terrorismo. Los uyghures son musulmanes y existe también como en el caso tibetano un discurso de independencia o autonomía al menos”.
“Entonces mi investigación se centra en la etnia uyghur y en la manera en que los trabajadores migrantes logran ser integrados o excluidos del proceso de modernización. El enfoque va en si se puede generar una especie de solidaridad de clases entre los trabajadores migrantes o no y en qué manera las políticas del Estado impactan en la asociatividad de los trabajadores migrantes de las distintas etnias”.
¿Dónde realizará su investigación en terreno?
“Mi trabajo de campo se va a enfocar en Cantón, provincia industrial de China que está en el Sur. Como hoy en día hay una preocupación por la seguridad y el terrorismo que afecta a Siankiang, no podré hacer el estudio en ese lugar. No obstante, hay muchos uyghures que trabajan en la industria en Cantón”.
¿Cómo recuerdas tu paso por el Instituto de Historia PUCV?
“Para mí el Instituto de Historia fue muy importante en mi formación profesional. Cuando estudié en la Universidad de Pekín tuve compañeros de prestigiosas universidades del mundo, tales como Harvard, Pennsylvania, Yale y de otras casas de estudios superiores de Europa. Cursando la maestría nunca sentí una diferencia con mis otros compañeros. Lo entregado por la PUCV, más el apoyo que tuve de sus académicos y mi curiosidad por seguir aprendiendo han permitido que pueda ir avanzando en mi carrera”.
Por Natalia Cabrera Vásquez
Instituto de Historia